En peligro el hidroducto entre Barcelona y Marsella

Las eléctricas presionan a Sánchez para que se oponga al ‘hidrógeno nuclear’ al que aspira Macron

Eléctricas Hidrógeno Sánchez Macron

El sector eléctrico español, en línea con gran parte del europeo, presiona al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que no ceda a las pretensiones del francés Macron de que el hidrógeno de origen nuclear circule por el hidroducto entre España y el resto de Europa, y que se construirá entre Barcelona y Marsella. Según las fuentes consultadas por OKDIARIO, «el hidrógeno verde español -el producido a través de energías limpias como las eólicas o las solares tropieza con un grave obstáculo: Francia». De acuerdo con estos medios el acuerdo entre Sánchez y Macron en la reciente cumbre hispano-francesa puede acabar siendo papel mojado. «La industria europea y las patronales eléctricas y las gasistas están expectantes a ver qué ocurre finalmente», pero creen que está en peligro la propia construcción de la infrastructura.

La implantación del hidrógeno como fuente de energía sustitutiva del gas en el proceso de transición energética de Europa para poner fin a las emisiones de carbono encuentra en estos días demasiadas posiciones divergentes. La propuesta de la Comisión Europea del pasado mes de febrero de homologar el hidrógeno rosa producido con energía nuclear) al hidrógeno verde (generado con energías renovables como la solar o la eólica) ha abierto el camino a un agrio debate entre países como Francia o Suecia, partidarios de usar las centrales atómicas, frente a España o Alemania que apuestan por un hidrógeno únicamente de origen renovable.

París intenta que se reconozca su hidrógeno bajo en carbono en condiciones iguales al hidrógeno verde en la próxima directiva RED III que se discute ahora en Bruselas y que sustituirá a la RED II aprobada en 2018. España jugará su baza en contra de esta homologación durante la presidencia del Consejo Europeo a la que accederá en el segundo semestre de este año. Por otra parte, una reforma eléctrica tan drástica como la planteada por el Gobierno español, que pretendía intervenir el precio de la luz y acabar con el mercado marginalista, encuentra en este caso un fuerte rechazo en Europa.

El asunto va más allá de la consideración como limpia de la energía producida por el ‘hidrógeno rosa’, a la que se niegan España y Alemania en cuanto a generadora de residuos radiactivos. El hidroducto H2Med en el que están implicados Francia, Portugal y España, que conectará la Península Ibérica con la ciudad gala de Marsella también está en el aire. El presidente de Francia, Enmanuelle Macron, ha exigido que en este proyecto que acabará llevando el hidrógeno a las industrias y hogares del centro de Europa incluya el producido por sus centrales nucleares, energía en la que es la gran potencia europea. Está en juego la prevista construcción del tramo entre Celorico (Portugal) y Zamora con una extensión de 248 kilómetros y un coste estimado de 350 millones de euros, y el grueso del hidroducto H2Med que unirá por mar Barcelona y Marsella con un recorrido de 455 kilómetros y unos costes aproximado de 2.500 millones de euros con una finalización prevista para 2030.

Hidroducto H2Med

Este corredor permitirá mover unos dos millones de toneladas anuales de hidrógeno verde, lo cual es poco más del 10% del hidrógeno renovable que se producirá en Europa: el Plan REPower EU establecía un objetivo de unos 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable con la pretensión de reemplazar al carbón, el petróleo y el gas natural en 2030. Además, en el caso de España, el transportista y gestor del sistema (Enagás) estima unas inversiones máximas de 4.670 millones de euros en el diseño de la red troncal española junto a dos almacenes.

Unas inversiones que quedan en el aire ante la posibilidad de que Francia boicotee el hidroducto si no consigue que por sus tuberías discurra el hidrógeno de origen nuclear. Sin embargo, el punto de vista contrario tanto de Alemania como de España se fundamenta en que el dinero para la transición energética acabe impulsando la energía nuclear en detrimento de las energías renovables por las que apuestan.  Aunque aún está por definir el tramo del hidroducto hacia Alemania en territorio francés, probablemente se situaría en la mitad este del país, la zona que alberga más nucleares.

En el fondo también subyace el coste de producción del hidrógeno verde frente al rosa. Y, de momento, el rosa gana la partida en competitividad. El precio del hidrógeno rondaría los 90 euros por MWh, frente a un coste actual en torno a los 47 euros, muy elevado respecto a los 20 euros MWh que la industria estaba acostumbrada a pagar antes de la invasión de Rusia a Ucrania. Eso sí, la previsión es que el hidrógeno verde vaya bajando su precio de forma paulatina a medida que aumente la producción.

La Iniciativa del Hidrógeno Nuclear (NHI) -un lobby del hidrógeno producido con uranio en el que colaboran más de 40 empresas y organizaciones- destaca como ventajas permanentes frente al hidrógeno verde la capacidad de la energía nuclear de operar a plena capacidad durante más del 90% del año, frente a la dependencia de las renovables del sol y el viento. Este grupo considera que una planta nuclear de 1 GW podría producir cinco veces más hidrógeno que una planta solar de 1 GW durante el mismo período de tiempo, lo que supondría un factor de abaratamiento.

Como conclusión, los planes de España de convertirse en la potencia europea del hidrógeno chocan directamente con Francia y su hidrógeno rosa. Si esta clase de energía recibe el beneplácito de Europa, a España le surge una gran competencia con el francés, ya que éste sería más barato y abundante y con posibilidades de ser distribuido a través de una frontera natural con Europa como es la francesa.

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