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EiDF, la Pescanova de las renovables que alerta del peligro de la burbuja de la energía verde

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Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El escándalo financiero de este verano es la empresa fotovoltaica gallega EiDF, a la que la CNMV acusó este jueves de ocultar información a sus accionistas, como ocurrió en su día con la también gallega Pescanova. Esto se deriva de una situación financiera muy complicada que le impidió presentar sus cuentas anuales en plazo y que cuestiona su propia viabilidad. Más allá, este caso, como el de Capital Energy, alertan de la posible burbuja de la energía renovable en España.

El auditor de EiDF, PwC, se negó a firmar las cuentas anuales en abril, ante lo cual la CNMV suspendió su cotización el día 19 de ese mes. La compañía contrató entonces a Deloitte para hacer un informe forensic que analizara las discrepancias con el auditor. Pero no hizo público ese informe, ya que ha descubierto problemas muy serios. Esa es la ocultación de información de que le acusa el supervisor del mercado, que ayer decidió publicar directamente el forensic. Y, una vez conocido, permitirá que el valor vuelva a cotizar el lunes en el mercado BME Growth.

Los hallazgos de Deloitte recuerdan a otros escándalos anteriores: falsedad de documentos, un sistema de sociedades filiales opacas controladas directamente por el presidente, Fernando Romero, facturas sin justificar, contabilidad sui generis que no cumple las normas, incumplimiento de contratos y una larga lista de otras irregularidades. Al final, lo más grave es que la empresa tiene un fondo de maniobra negativo (tiene más deudas a corto plazo que activos para hacerles frente), lo que cuestiona su supervivencia.

La compañía respondió ayer a la CNMV acusándole de «imponerle» la publicación del informe de Deloitte y de someterlo a «censura previa» para decidir qué partes se hacen públicas y qué partes no. En todo caso, es de esperar que el valor se desplome en su vuelta al parqué y también es probable que la compañía acabe en concurso de acreedores. Más allá, lo normal sería que este asunto acabe en los tribunales por demandas de los accionistas, proveedores o acreedores.

Burbuja renovable

Aparte de los problemas de gestión interna de la empresa, la crisis de EiDF es una nueva señal de alarma de que en el mundo de la energía renovable no es oro todo lo que reluce. El precedente más claro es el de Capital Energy, que pasó de intentar una salida a Bolsa en la que pretendía valorarse en 2.000 millones a aplicar EREs y vender a derribo su comercializadora eléctrica a Repsol. También con problemas de gobernanza: suprimió su consejo de administración y sus propietarios tomaron el control absoluto.

Como ha informado OKDIARIO, el sistema eléctrico ya tiene exceso de capacidad renovable que no puede absorber, y aun así el Gobierno pretende duplicar la capacidad actual en 2030. Lo cual hace muy complicado rentabilizar las nuevas instalaciones. Además, construir un parque eólico o fotovoltaico exige una inversión muy importante para empresas de pequeño tamaño, que no puede financiarse únicamente con deuda, sino que requiere un capital con el que no cuentan. Ahí es donde vienen los problemas y las trampas contables.

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