Duro Felguera al borde del abismo: «Se ha ‘fundido’ los 126 millones del rescate y la banca no le presta»
Duro Felguera no sólo no mejora su delicada situación, sino que vuelve a estar al borde del abismo, como cuando tuvo que pedir el rescate a la SEPI en 2021. Fuentes cercanas a la compañía asturiana aseguran que «ya se ha fundido» los 126 millones que recibió entonces y buena parte del dinero inyectado por sus nuevos dueños, Prodi y Mota-Engil. Y añaden que la banca no está por la labor de prestarle más dinero.
«De los 126 millones que inyectaron la SEPI y el Principado de Asturias a Duro Felguera en el rescate de 2021 quedan cero en la caja. Y de los 90 millones que pusieron los accionistas mexicanos para hacerse con la mayoría, calculamos que quedarán en torno a 60», asegura una de las fuentes.
La causa de esta fuerte salida de caja es la mala marcha del negocio de la compañía, que sufrió unas pérdidas de 22 millones en 2023. «El volumen de negocio no es el adecuado para el tamaño y los gastos de la compañía, y algunos grandes contratos le han ocasionado pérdidas en vez de beneficios», explica otra fuente.
«El rescate les ha servido únicamente para pagar los atrasos con los proveedores y para mantener una estructura que está pensada para facturar 1.000 y pico millones, pero no 280 millones como el año pasado», sostiene.
En cuanto a los contratos fallidos, se refiere concretamente a un proyecto en Países Bajos que se adjudicó en 2009 junto a Tata para construir un ciclo combinado, que le originó unas pérdidas de 17 millones el año pasado. También le ha salido mal otro contrato para construir una planta similar en Argelia, de cuyo fracaso Duro Felguera culpa a la política del Gobierno de Pedro Sánchez hacia Marruecos.
Para intentar revertir esta situación negativa, los nuevos propietarios mexicanos de la compañía han reorganizado el consejo con la salida de políticos socialistas como Valeriano Gómez y Jordi Sevilla. No obstante, mantienen como consejero delegado a Jaime Argüelles, nombrado por la SEPI y máximo responsable de haberse gastado todo el dinero del rescate del holding público.
Asimismo, Prodi y Mota-Engil han acometido una reducción radical del tamaño de la cúpula directiva y han presentado un plan de negocio con el que esperan volver a beneficios.
Otros 300 millones en avales
El problema es que este plan requiere que la banca le proporcione avales por 300 millones de euros y una pequeña cantidad adicional en forma de crédito, y «ningún banco español está dispuesto a asumir más riesgo con una empresa que no es viable y más después de los sacrificios que tuvieron que hacer las entidades para que le concedieran el rescate», según las fuentes.
En 2021, la citada inyección de 126 millones de dinero público requirió que la banca concediera 100 millones en avales a la empresa, si bien los acreedores exigieron que esta cantidad estuviera avalada al 80% por la aseguradora pública Cesce. Asimismo, tuvieron que transformar parte de su deuda en obligaciones convertibles, lo que les concede el derecho a quedarse con el 10% del capital. Eso no es precisamente lo que quieren los bancos, por eso en 2023 no ejecutaron esa conversión pese a que tenían derecho a ello porque la compañía incumplió las ratios contempladas en sus créditos.
Pero lo peor es que «los nuevos dueños de Duro Felguera ni siquiera se han puesto en contacto todavía con los bancos acreedores, lo cual no tiene mucho sentido si necesitan que les den avales por 300 millones», siempre según las fuentes.
El importe del rescate de la SEPI (120 millones, los otros 6 se los concedió el Gobierno de Asturias) coincide con la cantidad que debe a Duro Felguera el Gobierno de Venezuela por una central de ciclo combinado y que Nicolás Maduro no tiene ninguna intención de pagarle, como ocurre con los 200 millones que debe a Air Europa. Este conflicto con Venezuela incluye también el presunto pago de comisiones ilegales que juzgará la Audiencia Nacional.
Duro Felguera acometió un ERE en 2022, que no ha sido suficiente para adecuar su estructura a su situación actual. Asimismo, ha sufrido el impacto de decisiones políticas, como la venta de su filial Epicom a Indra a un precio muy inferior a su valor real.