El dueño del mítico Casa Lucio de Madrid: «Estamos como hace 50 años, comenzando de cero»
Entrar a Casa Lucio es acceder de nuevo, de alguna manera, al Madrid de noviembre de 1974, cuando este mítico restaurante abrió sus puertas por primera vez. Lucio era en ese momento un joven emprendedor de gran carisma al que le encantaba saludar a todos los que entraban por la puerta. A día de hoy sigue haciéndolo, pero con un poco más de calma por su edad. Siguiendo la estela familiar, con una sonrisa para todos, su hijo ahora lleva las riendas de este lugar que te hace sentir como en casa. Javier Blázquez atiende a OKDIARIO para contarnos como enfrentan estos momentos de crisis.
Como ocurre en general en la hostelería, Casa Lucio, restaurante insignia de la capital madrileña, no está pasando su mejor momento, como tantos otros establecimientos de España. Sin embargo, siguen teniendo esperanza en que con tiempo, paciencia y dedicación todo mejore.
¿En qué situación estaba Casa Lucio cuando estalló la crisis sanitaria y el estado de alarma?
Nosotros la crisis del 2008 la notamos un poquito más tarde, hacia el final 2010. 2013 fue nuestro peor año, de aquel momento de crisis. A partir de ahí, fuimos en recuperación y diría que antes del estado de alarma estábamos en máximos prácticamente, como casi todos. El turismo y la hostelería en España estaban en un buen momento, de hecho ahora mismo miro el libro de reservas y la verdad es que me quedo un poco triste. Tenía más reservas para abril y mayo que para ahora mismo, que acabamos de abrir.
Muchísimos turistas vienen a Casa Lucio por sus famosos huevos rotos. El cierre de fronteras imagino que ha sido un gran varapalo para su negocio. ¿Cómo han enfrentado este parón?
Venían muchos turistas y muchos extranjeros y nacionales. El principal problema, es la falta de movilidad. No es solo la falta de turismo que viene a ver la ciudad. Trabajamos con muchísimo extranjeros que venían a Madrid por trabajo: gente que asistía a conferencias, congresos que se celebran en Madrid… Quizás ese es el cliente más importante, que ahora hemos perdido. Luego también teníamos turistas de paso, pero unos pocos. Hay mucha gente de Sudamérica que nos quiere y nos adora: de México, de Venezuela, de Argentina… Y la verdad que ahora están allí pasándolo mal y tampoco pueden venir, por lo que la bajada del negocio es muy grande. Trabajamos mucho con hoteles y los hoteles están cerrados. Estamos como hace 50 años, empezando prácticamente de cero y con nuestro público de Madrid. Gracias a Dios todavía hay mucha gente que nos quiere, que viene. Viene a disfrutar los huevos y de otros muchos platos: rabo de toro, cochinillo, cordero. Aunque es verdad que los huevos son un reclamo y la verdad es que es una alegría.
¿De cuánto dinero estaríamos hablando en pérdidas tras esta pandemia?
Cuando íbamos abrir de nuevo calculé entre un 90 y un 80% de bajada. Más o menos se va confirmando un 80%, que dentro de lo malo, era la mejor previsión que tenía. Vamos a ir viendo como avanza el verano, porque la gente se está marchando de Madrid y si no viene nadie se supone que se irá a peor.
¿Han realizado un ERTE o ERE a causa de la crisis?
Sí, cerramos un par de días antes del cierre oficial porque la anulación de reservas era impresionante. Entonces vimos que no era ni viable, empezamos a asustarnos todos y decidimos que había que cerrar ya. Por seguridad, porque la verdad es que pensábamos que iban a ser 15 días o 20 días. Luego la cosa se ha ido complicando y sí, iniciamos un ERTE por fuerza mayor y ahí nos encontramos todavía. Seguimos en ese ERTE. Hemos salido una parte pequeña de la plantilla, el 30% y bueno, con eso vamos trabajando. Parece que nos vamos a mantener en ese 30%, no va a cambiar.
La hostelería es uno de los principales motores de la economía nacional, ya que factura más de 120.000 millones de euros al año, ¿cree que el gobierno ha estado a la altura de las circunstancias con su sector?
El Gobierno lo que tiene que hacer principalmente es proporcionar seguridad. En principio, unas medidas son correctas, como los ERTES, pero hay que dar más confianza y seguridad, y muchísima más flexibilidad. En circunstancias excepcionales lo que necesitamos es confianza: poder adaptarnos a las circunstancias nuevas, para poder hacer las empresas más viables y sostenibles en el momento que nos encontramos. Las medidas drásticas que apuntan en la mala dirección aún no se han tomado. Derogar la reforma laboral, por ejemplo, es algo que asusta bastante, y no parece que las medidas que están adoptando o que piensan adoptar sean para flexibilizar sino para dar mayor rigidez. Eso sería gravísimo y va hacer que quiebren muchísimas más empresas, que no sean sostenibles y que no puedan seguir adelante.
¿A los hosteleros les preocupa las secuelas de la crisis?
Hombre claro, las secuelas van a ser muy grandes. A nivel económico, humanitario y social. La organización internacional del trabajo anunciaba recientemente que se puede llegar a los 500 millones de parados en el mundo. Es una bestialidad. Va ha provocar un drama grande en el mundo, no solo sanitario, sino social, de hambre, de paro. Necesitamos para eso bastantes ayudas y, sobre todo, flexibilidad. Comprensión y flexibilidad para que las empresas puedan ir saliendo adelante y los propios Estados. Estamos en un momento en el que todos tenemos que estar unidos y tirar para adelante. Interesan más las medidas que la política. La política ahora mismo, yo creo que sobra. Lo que hay que hacer ahora es coger todos el remo para ir hacia la misma dirección.
¿Cuáles son sus proyecciones para este año y el año que viene, teniendo en cuenta este panorama?
Espero que el año que viene, a finales del 2021, habrá más confianza y se pueda salir a la calle. Y para las próximas navidades, estas que vienen no, yo pienso que podríamos empezar hablar de una recuperación o por lo menos, de haber parado la caída. Quedarnos en una línea recta y, a partir de ahí, empezar a crecer de nuevo.