Las consecuencias de la reforma laboral de Díaz: se firman 221.000 contratos menos en abril
La reforma laboral impulsada por Yolanda Díaz para aportar más dinamismo al empleo tiene consecuencias serias sobre el mercado de trabajo: la reducción de la temporalidad ha provocado que se firmen 221.000 contratos menos en abril. Asimismo, los contratos indefinidos maquillan dicha temporalidad bajo el término fijo discontinuo, haciendo que los datos de empleo no sean tan maravillosos como los pinta el Gobierno.
La contratación ha descendido respecto al mes de marzo. Este descenso, de un 13,26%, es consecuencia de la caída de los contratos temporales al entrar plenamente en vigor la reforma laboral. En total, en el mes de abril se firmaron 1,45 millones de contratos, lo que supone 221.000 contratos menos que en el mes de marzo. La caída del paro, que se ha reducido en el mes de abril en 86.000 personas, incluso a pesar de la Semana Santa -que actúa como componente cíclico positivo- es un 17% inferior a la media 2015-2019, que se situaba en los 104.000. Algo que se evidencia en que, en términos desestacionalizados, el crecimiento de afiliados en abril es prácticamente nulo (33.244) y deja casi 100.000 empleos destruidos en lo que va de 2022.
“Los contratos fijos discontinuos -el 16% de los contratos- y el empleo a tiempo parcial ocupan la mayor parte del empleo indefinido, que ya supone el 48% de los nuevos contratos, cuando hace cuatro meses eran sólo el 10%. El contrato por circunstancias de la producción apunta a convertirse en la principal modalidad de contratación temporal y preocupa la caída de los contratos formativos (-37%), máxime ante el reto de recualificación e inserción laboral de muchos de nuestros desempleados y trabajadores”, subraya el director del Adecco Group Institute, Javier Blasco.
Díaz maquilla la temporalidad
Pese a que en el mes de abril, uno de cada dos contratos firmados es indefinido, lo cierto es que cuando miramos estas cifras se observa como la temporalidad, aunque con otro nombre, sigue ahí. Y es que, en abril, uno de cada tres contratos indefinidos son fijos discontinuos, aumentando en un 125% en el último mes y 1.272% interanual.
De esta forma, Díaz disfraza temporalidad bajo el término discontinuo. «Cambiar contratos temporales por fijos discontinuos tiene un doble efecto maquillaje. Se llama fijo al mismo tipo tiempo de trabajo y, además, cuando no te llaman para trabajar no apareces en la cifra de parados. Eres un parado fijo y cuentas como empleado» apunta el economista Daniel Lacalle.