Brookfield retrasa la OPA sobre Grifols por la dificultad para encontrar otros fondos que le acompañen
El fondo canadiense Brookfield sigue sin decidirse a lanzar la posible OPA anunciada sobre Grifols junto a la familia fundadora. Más allá de las posibles irregularidades contables que haya encontrado en su revisión de las tripas de la empresa (due diligence), el principal obstáculo ahora es que le está costando encontrar otros fondos de inversión que quieran entrar en la operación y así reducir el importe que debe aportar en la misma.
Así lo aseguran fuentes conocedoras de la situación, que recuerdan que Grifols vale en Bolsa casi 7.000 millones de euros a los precios actuales. Aunque no se conocen las proporciones que asumirán Brookfield y la familia, el fondo tendría que asumir al menos 5.000 millones con toda seguridad. Un ticket muy elevado que quiere compartir con otros inversores.
Por eso, ha contactado con diferentes fondos de todo tipo: de infraestructuras, de pensiones, soberanos (es decir, fondos públicos de Estados), etc., según las fuentes consultadas. Sin embargo, no termina de encontrar suficientes socios dispuestos a embarcarse en la aventura: el fondo de Qatar, por ejemplo, rechazó la invitación en septiembre, como adelantó OKDIARIO. Esta situación está retrasando aún más la OPA y ya han pasado casi cuatro meses desde el anuncio de la misma.
Y no los encuentra por los riesgos que tiene la OPA sobre Grifols. Para empezar, las irregularidades contables denunciadas por Gotham City y que le han obligado a reformular sus cuentas y le han costado un expediente sancionador de la CNMV (también a la propia Gotham). Básicamente, el problema está entre las opacas relaciones entre la compañía y el holding de la familia, Scranton, que benefician a los Grifols en detrimento del resto de accionistas, según Gotham.
Refinanciar la deuda
Si Brookfield acaba comprando la mayoría del capital, tendrá que deshacer estos lazos, lo cual será complicado y puede tener un importante coste tanto para la empresa como para la familia, según algunas fuentes. Asimismo, Brookfield ha encontrado «cosas raras» en la contabilidad de su filial en China, como informó OKDIARIO.
En segundo lugar, dado que Grifols sigue teniendo cash flow negativo (sale más dinero del que entra en la caja), también tendrá necesidad de refinanciar la deuda de la fabricante de plasma, que asciende a casi 10.000 millones: 9.396 millones netos al cierre del primer semestre, una vez aplicados los criterios que le exigió la CNMV tras las denuncias de Gotham.
Una refinanciación que será también complicada y que elevará el coste financiero, si bien tiene a su favor el contexto de bajada de los tipos de interés, como en el caso de OHLA. Por último, también se enfrenta a una demanda colectiva (class action) en Estados Unidos por fraude contable sobre la base de los informes de Gotham.
Pagar menos por las acciones B
En vista de todos estos riesgos, no sorprenden estas dificultades para conseguir que otros inversores entren en la OPA sobre Grifols. Por ello, Brookfield está intentando otra vía para rebajar el coste de la operación: pagar menos por las acciones de tipo B (que no tienen derechos políticos y cobran más dividendo) que por las de clase A (las acciones normales).
Brookfield puede condicionar la oferta a que los accionistas aprueben una modificación de los estatutos que permita esa rebaja. Eso supondría poner a los accionistas en la disyuntiva entre aceptar el descuento o quedarse directamente sin OPA y, en consecuencia, sin posibilidad de vender sus acciones, que han sufrido un durísimo castigo en Bolsa este año, como es bien sabido.
Pero tampoco es fácil que salga adelante esa jugada, según las fuentes: «Podrían plantearlo, pero tienen que ser justos con los accionistas; de lo contrario, la operación fracasará y habrá repercusiones. Como mucho, pueden plantear un descuento justo, digamos del 5% respecto a las acciones A. Si plantean un 15% o un 20%, no hay nada que hablar».
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