Alerta de los riesgos del sector financiero no bancario

El BCE teme que el crecimiento se debilite hasta por debajo del 1% tras las tensiones financieras

El BCE teme que el crecimiento se debilite hasta por debajo del 1%
El BCE

El Banco Central Europeo pronostica que el crecimiento económico en la zona euro será muy débil a lo largo de todo 2023 y que incluso puede verse alterado a la baja después de las tensiones financieras de las últimas semanas -el colapso del americano Silicon Valley y la venta apresurada de Credit Suisse a UBS por tres mil millones-. A pesar de todo, estas previsiones son algo mejores de las que se manejaban hace unos meses, cuando el escenario base preveía la entrada en una recesión técnica a principios de 2023 que finalmente no se han cumplido debido a la resistencia que todavía muestra el mercado de trabajo, «que puede soportar la actividad durante los próximos trimestres».  En general, «la economía permanecerá débil en todo caso», sentencia la institución con sede en Fráncfort.

La previsión del banco central es que el crecimiento se mueva durante este ejercicio en una media del 1%, más de lo que se estimaba a finales de 2022, pero advierte de que estos pronósticos «son anteriores a los acontecimientos de las pasadas semanas, que están ahora añadiendo incertidumbre sobre nuestros activos», y que, en consecuencia, puede situarse por debajo del 1%. Por fortuna, estima que las preocupaciones sobre el coste del suministro de energía y los precios en general parecen haberse reducido, aunque estas consideraciones son también anteriores a la decisión de la OPEP de recortar su producción de petróleo.

El barril del petróleo Brent, para entrega en junio, subió ayer lunes el 5% en el mercado de futuros de Londres, hasta situarse en 83,85 dólares por barril, tras el anuncio de los grandes productores de la OPEP de recortar el bombeo. El petróleo del mar del Norte, de referencia en Europa, concluyó la sesión del viernes en el International Exchange Futures a 79,77 dólares, pero se disparaba en la jornada de ayer lunes tras el recorte sorpresa de Arabia Saudita y otros productores de petróleo de reducir su producción en alrededor de  1,16 millones de barriles diarios. La decisión se produjo el domingo por la noche, un día antes de una reunión virtual del panel ministerial de la OPEP+, que incluye a Arabia Saudita y Rusia, y de la que se esperaba que el grupo se atuviera a los recortes de 2 millones ya acordados para finales de 2023.

Volviendo al crecimiento, el sentimiento del BCE es parejo a las impresiones que manejan los mercados. Éstos ven un peligro inminente de recesión en Estados Unidos así como una próxima ralentización de la economía europea, que convivirá con altas tasas de inflación dando lugar al fenómeno que se conoce como ‘estanflación’. La causa reside principalmente en la evolución de la llamada M3, que es el indicador mide la cantidad del dinero en circulación. Éste se ha contraído por primera vez en América en febrero, lo que apunta a un rápido enfriamiento de la economía, debido a la intensa contracción del crédito al sector privado.

En lo que respecta a Europa, la evolución de la cantidad del dinero circulando en los mercados (M3), de la que al final depende la marcha de la inflación -que es un fenómeno monetario-, también se ha desacelerado en febrero hasta el 2,9% desde el dato anterior del 4%. Este tendencia augura igualmente una ralentización del ritmo de crecimiento en la zona euro en los próximos meses, aunque no tan intenso como en EEUU.

Adicionalmente, parece que la tranquilidad ha regresado al sector bancario después de los episodios de las últimas semanas, aunque en Estados Unidos se observa una salida de depósitos de los bancos pequeños hacia las entidades más grandes y potentes, lo que redundará en una contracción del crédito. En Europa, el BCE también opina que los efectos de las subidas continuadas de tipos de interés ya están teniendo una clara repercusión sobre una reducción del crédito y un debilitamiento de la demanda, circunstancias que igualmente contribuirán a una desaceleración del crecimiento de la actividad. Por otra parte, la autoridad monetaria asegura que la vulnerabilidad prevalece en el sector financiero no bancario, que ha tomado riesgos excesivos durante los tiempos pasados de bajos tipos de interés. «El riesgo de crédito y de liquidez permanecen altos convirtiendo a este sector en más expuesto a la volatilidad y a una brusca subida de los precios en los mercados financieros».

En cuanto a la banca tradicional, la entidad que preside Christine Lagarde reconoce que el sector ha aumentado su margen de beneficios como consecuencia del incremento del precio del dinero, que el volumen de provisiones es de momento el adecuado y que no se ven signos alarmantes de una subida de los impagos. En todo caso, considera que el endurecimiento de las condiciones financieras en aras de situar la inflación en el 2%, que es el objetivo fundacional del BCE, y que todavía está muy lejos de conseguirse, va a afectar a la dinámica de préstamos, y en consecuencia hará que el aumento de los beneficios bancarios se debilite igualmente en el futuro.

 

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