Cupo catalán

Aplicar el cupo vasco a Cataluña como pide ERC quebraría el sistema de financiación autonómica

Podría restar hasta 20.000 millones al sistema actual

cupo vasco, Cataluña
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La exigencia del Gobierno de Cataluña a Pedro Sánchez de recaudar el 100% de los impuestos, lo que se ha dado en llamar el cupo catalán, está directamente inspirada en el cupo vasco. Pero si se aplicara el mismo sistema de las Haciendas forales a Cataluña con las cifras actuales, sería insostenible el sistema de financiación autonómico, según los expertos consultados por OKDIARIO. Esa es la razón por la que los barones socialistas han salido en tromba a rechazar la propuesta.

Existen varias formas de calcular el impacto de la creación de un cupo para Cataluña. Se puede tomar una traslación directa de lo que paga el País Vasco al Estado por el cupo:  unos 1.500 millones. Dado que la economía catalana tiene aproximadamente 3,5 veces el tamaño de la vasca, eso nos daría una aportación de 5.250 millones.

Esta cifra es muy inferior a los 17.000 millones brutos que aportó Cataluña al sistema de financiación autonómica en 2022 (últimas cifras disponibles) y «se cargaría el sistema: las comunidades más pobres no podrían sufragar la sanidad, la educación y los servicios sociales», según Francisco de la Torre, inspector de Hacienda y autor del libro ¿Y esto quién lo paga?

El cupo consiste en que la comunidad autónoma (o las diputaciones en el caso vasco) recauda los impuestos y luego paga una cantidad al Estado por los servicios que presta en su territorio: defensa, judicatura, servicio exterior, etc. Pero de eso se resta también el coste de los servicios que son competencia del Gobierno central y que, sin embargo, proporciona la administración autonómica, que se calculan en función del porcentaje que supone la región del PIB nacional -el del País Vasco lleva décadas situado en el 6,24%, aunque su peso real es inferior al 6%-. Al inflar ese porcentaje, se reduce el cupo que se paga al Estado.

La cuestión es si el cupo catalán, en caso de que Sánchez lo acepte, se va a calcular de la misma forma que el vasco, ya que Aragonés ha planteado la creación de un nuevo «un fondo de solidaridad territorial» que, se supone, se añadiría al cupo.

Aportación de solidaridad

Otra forma de medir el impacto es partir de que Cataluña recauda en torno a 50.000 millones anuales en impuestos. El presupuesto de la Generalitat es de 30.000 millones en números redondos, de los que actualmente la comunidad cubre 5.000 con los impuestos que ya gestiona (como Transmisiones o Sucesiones). Si Cataluña se quedara con esos 45.000 millones (50.000 menos los 5.000 actuales) en su totalidad, utilizaría 25.000 para cubrir su presupuesto y le sobrarían 20.000.

La cuestión es el destino de esos 20.000 millones.  Una parte irá a los «mecanismos de solidaridad» anunciados, pero su cuantificación está por determinar y nadie se cree que la Generalitat vaya a entregar todo ese excedente. Al revés, todo apunta a que la intención de ERC (y de Junts, que apoya la medida) es gastarse el grueso del dinero, no cederlo solidariamente al resto de comunidades autónomas.

«Si aportan esos 20.000 millones al sistema, no pasaría nada. Si aportan 1.000, se hunde. Implicaría que el resto de comunidades se quedaría con entre 25.000 y 30.000 millones menos de financiación. Cataluña es el 20% del PIB español, el sistema no lo aguanta. Por eso han reaccionado con mucha más virulencia los presidentes autonómicos socialistas que con la amnistía», sostiene De la Torre.

El economista y analista financiero Javier Santacruz hace un cálculo distinto. A su juicio, si el cupo de Cataluña se calcula como el vasco, tendría que pagar unos 16.000 millones al Estado (antes de restar los servicios competencia del Estado que prestaría la Generalitat). Si se resta eso de los 25.000 millones extra que se quedaría si recaudara todos los impuestos, le dejaría un margen de 9.000 para aportar al nuevo fondo de solidaridad. Es decir, poco más de la mitad de lo que aporta en la actualidad al sistema.

Oscuridad

Respecto a cómo de calculará el importe del cupo, Santacruz sostiene que «estamos a oscuras en el cálculo, sabemos que aportan 17.000 millones (que en realidad es mucho menos), y ahí es donde van a jugar a bajar esa cifra. Harán trampa con el peso de Cataluña en el PIB y con las competencias: en la transferencia de trenes, aeropuertos, inmigración… Y lo restarán del cupo. Y usarán ese dinero para sus cosas ideológicas. Va a ser igual que el cupo vasco pero más burdo», añade.

En eso coincide De la Torre: «Lo verdaderamente grave es que el Gobierno dé a Cataluña la llave de la caja. Y podrán hacer con ella lo que quieran. Nadie se cree que todo lo que recauden de más va a volver al Estado mediante el cupo o el fondo de solidaridad. Para lograr la independencia, la principal estructura que necesita un Estado es una Hacienda propia. Y eso es lo que anhelan los independentistas».

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