Alivio para la Seguridad Social: los ingresos por fin crecen al mismo nivel que el empleo

Fátima Báñez
La ministra de Empleo y Asuntos Sociales, Fátima Báñez (Foto: EFE).

En estas mismas fechas del año pasado, la recaudación de la Seguridad Social apenas repuntaba poco más de un 1% a pesar de la robusta recuperación del empleo. Las cuentas del sistema de pensiones se veían lastradas por la devaluación salarial, las tarifas planas y el hecho de que los parados dejasen de cotizar al agotar su prestación.

Sin embargo, la tesorería de la Seguridad Social ha experimentado una mejora muy sustancial en los últimos meses. A fecha de marzo, los ingresos de la Seguridad Social por cotizaciones suben un 2,72% respecto al año pasado en términos de recaudación neta, prácticamente lo mismo que está creciendo la afiliación.

La mejora de la recaudación por cotizaciones indicaría que se está frenando el proceso de sustituir unos asalariados por otros peor retribuidos

Es más, la situación mejora todavía más si se tiene en cuenta la pérdida de ingresos que supone para el sistema que los parados de larga duración agoten la prestación. En tanto en cuanto perciben la ayuda por desempleo, el antiguo INEM les abona las cotizaciones. Pero una vez pierden esa prestación, entonces los distintos subsidios que vienen a continuación no costean las cotizaciones del parado, con el consiguiente impacto en las cuentas de la Seguridad Social. Hasta el extremo de que si no se contabiliza la caída del 9% que sufren las cotizaciones de los desempleados, los ingresos exclusivamente del régimen general se disparan un 3,62%, por encima de la tasa de afiliación del propio régimen general, que avanza al 3,41%.

Y esta nueva realidad puede achacarse en principio a varios factores. Uno de ellos probablemente sea que hayan subido las cotizaciones de las primeras hornadas de contratados que se aprovecharon de las tarifas planas. Además, la última tarifa plana puesta en marcha conlleva un menor coste para las arcas porque sólo exime de los primeros 500 euros de cotización y, en consecuencia, beneficia menos a los sueldos altos.

Por otra parte, el incremento observado en el empleo a tiempo completo también podría estar contribuyendo a engordar la caja de las pensiones.

Y otra razón fundamental de esta mejora estriba en la evolución de los salarios. Durante la crisis, el grueso de la devaluación salarial se llevó a cabo sustituyendo a unos trabajadores por otros más baratos. No obstante, estos datos indicarían que por fin se está desacelerando ese proceso de sustitución de unos asalariados por otros peor retribuidos. O lo que es lo mismo, los salarios de los nuevos empleados están dejando de bajar.

Semejante empujón para los ingresos del sistema puede además verse reforzado por la entrada en vigor de los nuevos convenios colectivos, los cuales van poco a poco plasmando pequeños pero apreciables repuntes de los sueldos en un contexto de baja inflación.

Dicho esto, el alivio en los ingresos no sirve para compensar un agujero en las pensiones que el propio Gobierno sitúa en el 0,7% del PIB en 2019. Y ello incluso contando en sus previsiones con 20 millones de trabajadores. Es decir, por más que se cree empleo, el problema de las pensiones se antoja estructural y obedece a razones demográficas.

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