Alierta y Fainé intentan sin éxito obligar a Cebrián a que nombre un nuevo CEO en Prisa
El presidente de la Fundación Telefónica, César Alierta, y el máximo responsable de Fundación La Caixa y ex presidente de CaixaBank, Isidro Fainé, lideran al grupo de accionistas de Prisa que reclaman al presidente de la empresa editora, Juan Luis Cebrián, que permita el nombramiento de un nuevo consejero delegado con funciones ejecutivas. Alierta y Fainé ya han trasladado a Cebrián la necesidad de que ceda el timón ejecutivo ante la crisis que atraviesa Prisa, pero el actual presidente se niega en redondo.
Según han confirmado fuentes cercanas al consejo de administración de Prisa, Alierta y Fainé han intentado convencer por activa y por pasiva a Cebrián de que es necesario nombrar un nuevo CEO con mando en plaza para reducir el descontento que existe entre los principales accionistas ante la evolución bursátil y financiera de la compañía. Alierta es la voz del grupo que aglutina el 40,2% del capital de Prisa: Amber Capital (19,2%), Telefónica (13%), Santander (4,2%) y Caixabank (3,8%).
Estos accionistas han tomado la decisión de que Cebrián deje de tener en sus manos todo el poder ejecutivo. “Las reuniones del consejo de administración han sido muy tensas, especialmente la última en la que se aprobó el salario del presidente con el voto en contra de Amber Capital y la abstención dela mitad de los consejeros independientes”, explican las fuentes consultadas.
Cebrián cobró un salario de 1,76 millones de euros durante 2016, de los de los 692.000 euros fueron abonados en concepto de bonus por cumplimiento de objetivos. Sin embargo, en el citado periodo Prisa perdió 67,9 millones de euros. A este dinero se suman los 1,2 millones de euros anuales de complemento de jubilación entre 2014 y 2018.
En una nota enviada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Prisa justificó el bonus por la evolución “del resultado de explotación, al flujo de caja y a la facturación de los negocios digitales” del grupo.
Tras la reunión del pasado diciembre que mantuvieron Alierta y Fainé con Cebrián la situación en el seno de Prisa se ha complicado y las fuentes consultadas indican que “la paz se ha terminado” en el seno del consejo de administración.
“El presidente se negó a ceder ni un palmo en sus pretensiones aludiendo a su trayectoria y a los apoyos que tiene entre los principales partidos políticos, incluso llegó a decir que el una de las personas clave para garantizar la independencia de Prisa y una pieza fundamental en la estabilidad democrática española”, indican las fuentes consultadas.
La agencia Bloomberg se ha hecho eco de esta operación y ha llegado a plantear que tanto Cebrián como su consejero delegado José Luis Sanz serán relevados de sus cargos a mediados de este año. En su reportaje la agencia de noticias norteamericana hace referencia a la debacle bursátil de Prisa, que ha perdido más del 99% de su valor desde el año 2000. Bloomberg califica su evolución en los mercados como la “peor de todo el sector de medios de comunicación de Europa”.
Con estos mimbres la próxima Junta General de Accionistas de Prisa se presenta muy complicada para Cebrián y los consejeros esperan que sea una de las más conflictivas de la historia del grupo editorial. Al mismo tiempo que los principales accionistas intentan reducir el peso del presidente en la toma de decisiones, la empresa ha abierto el proceso de venta de su joya de la corona: Santillana.
“De momento las únicas ofertas recibidas por Santillana rondan los 1.200 o 1.500 millones de euros, pero Cebrián quiere unos 2.000 millones de euros y la venta no se ha cerrado. El problema es que aunque alguien le ofrezca esa cantidad supondrá pan para hoy y hambre para mañana, porque Prisa perderá su principal negocio rentable y no habrá realizado lo que más necesita: una reestructuración global de su gestión”, explican las fuentes consultadas.
El pasado 15 de marzo Prisa emitió un comunicado en el que indicaba que “el proceso de venta de Santillana ha pasado a la segunda fase tras el acuerdo unánime adoptado en la última reunión del consejo de administración, y se esperan ofertas vinculantes en las próximas semanas».
Aún no hay fecha oficial para la Junta General de Accionistas de Prisa, pero se celebrará antes del verano. El objetivo del todavía presidente ejecutivo es llegar a esa cita con alguna victoria financiera que permita romper la unidad entre los accionistas díscolos y seguir al frente de la gestión de la empresa a sus 72 años de edad.
Para ello tendrá que convencerles de que será capaz de reducir la deuda bancaria del grupo, que ronda los 1.500 millones y que ya está en manos de fondos de inversión internacionales que van a reclamar hasta el último euro al grupo editor español.