Lee Kun-Hee, en coma desde hace dos años

Los accionistas esperan que el teléfono defectuoso de Samsung permita destituir al presidente

Los accionistas esperan que el teléfono defectuoso de Samsung permita destituir al presidente
Lee Kun-Hee, presidente de Samsung (Foto: Getty)
María Villardón

Ni las evasiones fiscales, ni la acusación de compra de políticos en Corea del Sur, ni la investigación alrededor del presidente Lee Kun-Hee por contratar prostitutas han erosionado ni un ápice las ventas de Samsung a lo largo de los años. Eso sí, la compañía está pasando por una de las mayores crisis de su historia, el Samsung Galaxy Note 7, más conocido como bola de fuego, podría abrir las puertas a lo inaudito en un chaebol (negocio familiar), a una reestructuración nunca vista en la surcoreana.

Millones de personas en todo el mundo llevan un modelo de móvil Samsung en el bolsillo, tienen un portátil de la marca o una televisión en el salón de su casa. Pero lo que quizá no conocen es que el actual presidente de 74 años, Lee Kun-Hee, tiene a sus espaldas una mochila plagada de escándalos a los que no se puede poner un tupido velo.

Llegó a la presidencia de la compañía a finales del año 1987, aunque había ingresado en Samsung veinte años atrás, abriéndose paso a empujones entre sus 10 hermanos con los que desde entonces lleva a la gresca por la herencia familiar. Su hermano mayor le acusa de quedarse en secreto con 8 millones de acciones de Samsung Life Insurance tras la muerte del padre.  Algunos analistas argumentan que esta disputa evidencia los puntos débiles de esta gran marca.

Parece que nada ha podido acabar con el liderazgo de Lee Kun-Hee, ni siquiera los escándalos de compra de políticos o los de prostitución. En 2008 un asesor jurídico de Samsung durante años denunció ante la Fiscalía la existencia de un fondo de más de 200 millones de dólares para sobornos a periodistas, funcionarios y políticos. Un año más tarde, el presidente de la electrónica fue condenado por una trama de compra de políticos y evasión de impuestos, le impusieron una pena de tres años de prisión y una multa de más de 89 millones de dólares. Pidió perdón públicamente y dejó la compañía, aunque dos años después ahí estaba de nuevo.

De la sanción no se libró, tuvo que abrir su cartera millonaria y pagar religiosamente, pero en la cárcel no puso ni un pie. El Gobierno le indultó inmediatamente. Siempre se ha comentado que el indulto tuvo contrapartida, se salvaba de la cárcel a cambio de que el Comité Olímpico Internacional (COI) eligiera a Pyeongchang como sede de los JJOO de Invierno de 2018. Si estas suposiciones son ciertas, Lee Kun-Hee, miembro influyente en el COI, habría cumplido su parte del trato a tenor de los resultados.

La corrupción es un «modus operandi» que no sorprende a los surcoreanos

El asunto de los indultos y la compra de políticos puede sorprender (o no), pero es algo que está interiorizado entre los surcoreanos, los Lee forman parte de las diez familias que catapultaron la economía surcoreana tras la guerra con Corea del Norte. Es como si el país estuviera en deuda con estas familias, no se agitan los escándalos porque podrían ser un peligro para la economía del Corea del Sur. Los opositores a los chaebol critican ferozmente el funcionamiento al filo de la ley y el favor que les brinda el Gobierno un día sí y otro, también. En 1996, el Lee Kun-Hee fue condenado, junto a otros empresarios, a una pena de prisión por sobornar al expresidente Roh Tae-Woo. Tampoco fue encarcelado, el caso se cerró con una estupenda donación a la caridad.

Y es que en la vida de este señor no cabe un escándalo más, este mes de julio comenzó a ser investigado por la Fiscalía de Seúl ante las acusaciones del portal de noticias Newstapa de haber contratado los servicios de prostitutas entre 2011 y 2013. Este delito está penado en Corea del Norte con un año de cárcel y multas de 3.000 dólares. Desde Samsung, al pedir explicaciones por el asunto, alegan que esto forma parte de “la vida personal de Lee”.

Samsung a día de hoy tiene en su haber el 17% del PIB de Corea del Sur, Lee Kun-Hee es el hombre más rico del país pero tiene una salud como la de su compañía, pendiendo de un hilo. En mayo de 2014 sufrió un infarto que le tiene apartado del grueso de la gestión, medios surcoreanos apuntan a que estaría en estado de coma. Si le queda un aliento de vida a un jefe como este, su familia lo respeta y no prepara ninguna sucesión. Un final que puede acercarse o no, pero que está arrastrando a Samsung a una situación complicada. “Es normal que le esté rodeando un aura de pesimismo ahora, pero no podemos olvidar que hablamos de una compañía que sabrá darle la vuelta a la tortilla”, como nos aclara Borja Matilla, analista de Hanseatic Brokerhouse.

Las prisas por plantar cara a Apple estarían detrás de los problemas de combustión

Hoy mismo la Bolsa de Seúl ha cerrado con ascensos gracias a la apuesta de los inversores por Samsung electronics y sus filiales, Samsung Life Insurance y Samsung C&T. Los accionistas han confiado de nuevo en el gigante tecnológico con la esperanza de que próximamente Samsung lleve a cabo planes de reestructuración entre los que podría estar la caída del actual presidente a favor de su hijo, Lee Jae-Yong, de 48 años de edad. “Acometer cambios en la estructura podría suponer el primero de los pasos para que la compañía empiece a andar el complicado camino que será recuperar la confianza del mercado”, explica a OKDIARIO Victoria Torre, analista de Self Bank.

Hasta ahora Jae-Yong ha tenido que conformarse con la vicepresidencia, pero próximamente podría tener el favor de los accionistas para tomar la vara de mando como director operativo. Los accionistas tienen confianza en que se ponga fin al rígido sistema de gestión perpetrado por la familia Lee. “No se pueden descartar cambios en la estructura, Samsung lleva muchos años intentando afianzar su imagen, y el caso del Note 7 ha dado al traste una buena parte de lo que la marca había construido con tanto esfuerzo”, comenta Torre.

El impacto negativo en los resultados de Samsung tras el problema de sus baterías será 4.900 millones de euros en el cuarto trimestre. “No se trata solo de las pérdidas a las que la compañía va a tener que hacer frente, sino a la duda que genera en los consumidores”, aclaran desde Self Bank. Las graves incidencias en el Note 7 se han achacado a la prisa de Samsung para sacar un nuevo modelo que hiciera sombra a Apple, unas prisas que podrían haber llevado a que se relajaran los controles de seguridad y calidad.

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