¿Está preparada España para afrontar una subida de tipos antes de lo previsto?

¿Está preparada España para afrontar una subida de tipos antes de lo previsto?
Dinero
Borja Jiménez

El BCE lleva casi cuatro años manteniendo una política monetaria laxa, a la que añadió un programa de compra de deuda, que ha insuflado de oxígeno la economía de la eurozona. Sin embargo, pronto llegará la normalización y, con ella, la retirada de estos estímulos que han permitido a las economías europeas aguantar las embestidas de la crisis. ¿Cómo afectará a la economía española?

El final de los depósitos como producto estrella para los ahorradores ha sido una de las principales consecuencias de las medidas de Mario Draghi. Esto ha provocado un movimiento del ahorro, que ha pasado de los productos más seguros a aquellos más arriesgados. Con los depósitos rentando una miseria, la única opción para el inversor pasa por aumentar el nivel de riesgo para intentar arañar algo de rentabilidad a sus ahorros.

Y ese es, precisamente, uno de los problemas de esta política monetaria que lleva arrastrando la eurozona desde 2014. Los ahorradores se han visto perjudicados al tiempo que aquellos que se endeudan se han visto beneficiados al pagar su apalancamiento a precios muy baratos. He ahí el mal: se ha castigado a los ahorradores beneficiando a aquellos que vivían por encima de sus posibilidades.

En principio, se espera que, más pronto que tarde, se recupere la normalidad de los tipos de interés, lo que se traducirá en un aumento de la curva de los intereses. Se trata de un movimiento que no pillará a nadie por sorpresa, con lo que no se esperan sobresaltos de ningún tipo. 

Euro débil

La principal consecuencia que traería la normalización sería un debilitamiento del euro, que permitirá mejorar el ritmo exportador de los países que operan con la moneda única. España, como país exportador, se beneficiará así del movimiento a la baja de la divisa europea.

El problema al que se enfrenta España es que la normalización de la política monetaria por parte del BCE debería producirse cuando España -tanto en el ámbito público como en el privado- esté preparada. Los expertos reconocen, en este sentido, que gran parte del sector privado está más preparado que hace diez años para afrontar este nuevo escenario, al igual que las familias, que han reducido su endeudamiento en más de 600.000 millones de euros, alcanzando así niveles próximos a la media de la zona euro.

Como explicábamos anteriormente, en el entorno actual de tipos en negativo se apremia al endeudado, lo que ha permitido precisamente rebajar con creces el apalancamiento de las familias. Sin embargo, con la normalización económica las familias endeudadas lo volverán a pasar mal, toda vez que tendrán que pagar más por ello. 

Sin embargo, lo que bien hicieron las familias y empresas españolas, no lo hicieron las administraciones públicas, que se han endeudado aún más desde la crisis y no parece que el ritmo de apalancamiento se vaya a reducir (la deuda española ya ha superado el 100% del PIB y sigue subiendo). En este sentido, cabe recordar que en 2017 el déficit público español fue del 3,1% del PIB, el más alto de los 28 países de la Unión Europea, lo que viene a significar que entre las Comunidades Autónomas, los Ayuntamientos, la Seguridad Social y el propio Estado se gastaron 36.000 millones de euros más de lo que ingresaron. 

El problema, en resumen, es que en este entorno se ha apremiado la financiación barata, dando como resultado un sobreendeudamiento que, una vez se terminen los tipos en negativo, habrá que pagar muy caro. El nuevo Gobierno, en este sentido, no ayuda. El pretendido aumento del gasto público supondría aumentar más la deuda y, si encima se hace cuando ya se hayan normalizado los tipos de interés, pagando mucho más por ello.

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