El gran sello de la Casa Real de Inglaterra que hace de oro a las empresas

Casa Real
La Reina Isabel II con su paraguas Fulton, también cuenta con su Royal Warrant. Foto: Getty
María Villardón

Alrededor de 800 empresas son titulares de un ‘Royal Warrant’, un sello regio brindado por la Reina Isabel II de Inglaterra, el Duque de Edimburgo y el Príncipe de Gales que es una garantía de ventas. Sin ir más lejos, las botas de agua Hunter que vistió una cándida Lady Diana en 1981 se agotaron en cuestión de horas en todas las tiendas de Reino Unido. Otras compañías tan conocidas como Barbour o las galletas Bendick también lucen en su ‘packaging’ los escudos reales concedidos tras pasar un complicado examen.

A primera hora de la mañana el diario británico Daily Mail anunciaba una reunión de emergencia en el Palacio de Buckingham. Las alarmas y la especulación campaban a sus anchas por todo el mundo, ¿qué anunciaría Isabel II? ¿Dejaría paso, por fin, al Príncipe Carlos de Inglaterra para reinar? Nadie ha acertado en sus quinielas. Finalmente, la Casa Real ha anunciado que el Felipe de Edimburgo, marido de la Reina, se retiraba de la vida pública y no aceptaría más invitaciones a partir de agosto.

Y es que todo lo que procede de Buckingham tiene interés, incluso su bolsa de la compra. Ser Proveedor Oficial de la Corona liderada por la Casa de Windsor es una garantía de éxito para empresas de moda, gastronomía o artesanía.

A mediados del S. XIX, en 1840 concretamente, se creó la mundialmente conocida Royal Warrant Holders Association. Éste ente era y es el encargado de brindar a las marcas británicas una distinción palaciega tras haber sido proveedor de la Casa Real durante al menos 5 años consecutivos. Eso sí, los únicos que están autorizados a poner un orden real bajo el nombre de una compañía u otra solo es competencia de la Reina Isabel, el Duque de Edimburgo o el Príncipe de Gales.

Llevar uno de los sellos de la Casa Real de Reino Unido no es baladí, todo lo contrario, aquellas marcas que cuentan con un escudo regio en sus productos puede ver cómo sus ventas se disparan alegremente. Sin embargo, lucir una de estas Órdenes Reales no es sencillo, hay que pasar un examen minucioso y cuidar muy bien la reputación del producto o los servicios.

Inmaculada Urrea, experta en ‘branding’ de Sofoco, explica que la Casa Real de Inglaterra «es una marca en si misma, representan lo auténticamente británico». La consultora, que se ha declarado ‘fan’ de los ‘Royals’ británicos en más de una ocasión y toma el té a las 5 PM cada día, explica a OKDIARIO que «es como una buena marca de lujo que ha sabido mantener códigos, rituales y ha sido poco cuestionada». 

Para conseguir este preciado ‘Royal Warrant’ la empresa debe haber servido a los hogares de la Reina, el Duque o el Príncipe durante al menos cinco años y debe haber un acuerdo comercial en curso. Hoy en día, tal como se indica en la web de la asociación, alrededor de 800 empresas son titulares de, al menos, uno de estos sellos. Una misma marca puede tener los tres escudos de armas o solamente uno.

‘Royal Warrants’ que concede la Casa Real de Inglaterra (Foto: Royal Warrant Holder Association)

Las empresas pueden pedir este ‘Royal Warrant’ desde este mes de mayo hasta finales de junio, pero deben saber que no se otorgan a servicios profesionales como banqueros o agentes de Bolsa, ni tampoco a la prensa. La Orden Real se concede por un máximo de cinco años, que deberá ser renovada acabado este periodo. Y otro detalle a tener en cuenta, tal como lo dan, lo pueden quitar si creen que el producto o el servicio ha dejado de lado el tren de la excelencia.

Urrea declara que todo lo que lleva el ‘Royal Warrant’ inglés «es un garante de excelencia para las marcas» que lo portan. «Date cuenta», me relata, «que son empresas que proveen a lo más alto de la pirámide social, a la Monarquía». Y concluye: «Es como cuando te tocan con una varita mágica», si la Reina Isabel II te concede uno de sus sellos «es oro».

Hunter, Martini o Barbour cuentan con ‘toque’ regio

Las botas Hunter, una marca inglesa creada en 1856, luce el escudo de la Reina de 1986 y el Duque de Edimburgo de 1977. Aunque ha sido usual ver a varios miembros de la Familia Real vistiendo este calzado impermeable, no fue hasta 1981 cuando sus ventas se dispararon. Una inocente Lady Diana aparecía con sus Hunter al lado de Carlos de Inglaterra en Escocia y las botas dejaban de ser solo para caminar entre el barro.

Las británicas enloquecieron, querían tener las botas de la Princesa Diana y se echaron a las calles a por ellas. El producto se agotó en cuestión de horas, un momento en el que la compañía puramente británica aprovechó para internacionalizar su marca.

Nicole Leeman, directora de Marketing de Hunter, explicaba que para ellos es “muy importante y un orgullo lucir estos ‘Royal Warrants’ porque denotan un gran prestigio”. Y explicaba que se esfuerzan cada día para “mantener y fomentar esta relación comercial” tan codiciada. En el último ejercicio de 2015, Hunter obtuvo un beneficio de 14 millones de libras, frente a los 15,6 millones de un año antes debido a las inversiones en almacenes, contrataciones y nuevas tiendas, entre ellas una en Tokio que se abrió a mediados de 2016. Las ventas crecieron un 19% hasta los 113 millones de libras. En España, la distribución de estas botas corre a cargo de Comercial Udra y se pueden encontrar en tiendas multimarca.

La marca inglesa Barbour, con sede en South Shields, luce sus tres órdenes reales en la etiqueta de sus prendas de moda. La empresa, liderada hoy por su cuarta generación familiar, tiene alrededor de 160 empleados encargados de fabricarla las famosas chaquetas clásicas que compra la Reina Isabel II y que, aseguran, paga religiosamente. Aunque, una vez más, fue la fallecida LadyDi quien puso este clásico de nuevo en el punto de mira de los más modernos.

La nueva aparición de la Princesa de Gales con su Barbour causó sensación y la empresa no tuvo más que confesar que el fenómeno había impulsado las ventas un 50%.

Lady Diana con botas Hunter en 1981 (Foto: Getty)

Otras empresas, ligadas a la moda de caballero inglés, también tienen el sello real, aunque en esta ocasión suele ser el de Carlos de Inglaterra. Es el caso de Benson & Clegg, un sastre a medida especialista en chaquetas o la líder Anderson & Sheppard de Savile Row.

La multinacional Burberry también posee la confianza de la Reina y su hijo Carlos, tiene el sello de calidad de ambos escudos reales. Lo más icónico de la casa creada por Thomas Burberry es la gabardina de tela impermeable, accesorio que aún hoy sigue siendo el núcleo de sus ventas. Las ventas de la firma inglesa crecieron un 5% en los seis primeros meses de 2016 y acaba de fichar a dos ejecutivas procedentes de Dior: Sabrina Bonesi y Claudia Plant.

En el sector gastronómico marcas tan emblemáticas como Martini, el restaurante italiano Carluccio, el champagne Bollinger, el GH Mum, Heinz, Coca Cola o Johnnie Walker. Además, Isabel II ha dotado de Royal Warrants’ a algunas empresas curiosas como por ejemplo a Paraguas Fulton que fue fundada en Londres a mitad del siglo pasado. De hecho, la Reina siempre porta una de estos paraguas para resguardarse de la lluvia en todas sus apariciones y se han puesto de moda en todo el mundo.

La polémica con Harrod’s

Los grandes almacenes fueron despojados de sus sellos reales, el Duque de Edimburgo decidió en 1999 que no iba a renovar su ‘Royal Warrant’, dos años después de la muerte de Lady Diana.

Mohamed Al Fayed, propietario de Harrods quemando sus ‘Royal Warrants’ (Foto. Youtube)

Es un dato a tener en cuenta, sobre todo porque cuando tomó la decisión de no prestar su escudo de armas el propietario de Harrod’s era Mohamed Al Fayed, el novio de la Princesa de Gales que murió junto a ella en un accidente de coche.  El magnate aceptó la decisión, sin embargo, decidió que quitaría todos los escudos reales de la fachada de los almacenes londinenses y los quemó. Ni corto ni perezoso.

Fayed, que nunca fue aceptado por el público inglés, decidió retirarse y vender Harrod’s a Qatar Holdings por 1.725 millones de euros. 

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