Un zarpazo del Athletic aleja al Atlético de la Liga
Un gol de Berenguer ajusticia a los rojiblancos que se quedan a nueve puntos del Barcelona
En cuatro días han pasado de poder colocarse líderes a complicarse la pelea
Caminaba el Atlético con sigilo para no despertar al león con Sorloth poniendo a prueba a Unai Simón cuando… hasta aquí. Alguien le piso la cola y de un rugido rebajó las aspiraciones colchoneras. Berenguer dio el zarpazo (1-0) -su primero en esta temporada- y aleja a los rojiblancos de la pelea por una Liga de la que pudieron colocarse líderes hace cuatro días. Qué manera de subir y bajar de las nubes que diría Sabina. Los de Simeone se quedan a nueve puntos del primer puesto en el que habita el Barcelona. Si preguntan, a Julián Álvarez le volvió a faltar sal.
Echó a rodar el balón y la sinfonía ya era de rock and roll. Tampoco sorprende, cada partido en San Mamés es de alto voltaje. El Athletic puso electricidad desde el inicio. Corría y asfixiaba a los rojiblancos la salida de balón que no renunciaba a las transiciones, es más, las utilizó como su método de escape. En San Mamés no vale otra, personalidad para apagar el incendio o caer preso del fuego. El Atlético no logró lo primero y sucedió lo segundo porque los colchoneros no tienen traje ignífugo alguno lejos del Metropolitano.
Y eso que el Athletic, con bajas y fragilidad defensiva a lo largo del curso, tampoco andaba esta temporada con el lanzallamas encendido. Claro que al Atlético, un asiduo de la enfermería cada vez que juega a domicilio, con un mechero es suficiente para quemarlo. Sin Giménez por lesión y Le Normand recién vuelto de lesión, le tocó a Pubill formar pareja con Lenglet en el eje. El primero demostró que merece los minutos de los que goza últimamente el segundo.
Al Athletic regresaba Sancet y la mejor versión de Nico Williams, cuya pubalgia le dio un respiro. Los leones mordían, recuperaban y corrían. Areso, que el paso verano pudo vestir la rojiblanco del Atlético, repartió pases de gol que nadie aprovechaba. Guruceta no llegó por abajo y a Sancet le faltaron unos centímetros por arriba. El uy reinaba en San Mamés cuando atacaba, pero la manta no alcanzaba para tapar el pecho y los pies al mismo tiempo.
Cada vez que acechaba el área del Oblak, desprotegía la de Unai Simón, que le negó el gol a Almada con una parada de fútbol sala. Para entonces, Nico Williams ya había generado más de un dolor de cabeza a Nahuel Molina. Equilibró el Atlético el poderío, pero careció de continuidad en su juego para hacer daño a un Athletic mejorado respecto a su pobre puesta en escena de hace cuatro días ante el Real Madrid. Cosas del fútbol.
Simeone buscó igualar el rock and roll de los leones con el pop británico de Gallagher. El inglés pone músculo, pero escasea su visión de juego para sacar al Atlético de los problemas. Calma pedía el Cholo, más ritmo imprimían los de Valverde. Buscó el argentino solucionar la carencia de Gallagher con Koke y los suyos tuvieron más control, pero menos dominio. Paradójico porque fueron los minutos que el Athletic tuvo menos balón, pero más peligro incluso cuando se defendía.
Unai Simón le negó el gol a Sorloth y en apenas cinco segundos después se despertó el león de un zarpazo. Berenguer anotó su primer gol de la temporada, uno de esos que acaban en -azo, golazo, que selló un triunfo balsámico para los vascos. Al Atlético se le apaga la luz, cada vez ve más lejos el parpadeo del primer puesto de la Liga, ese que pudo asaltar hace cuatro días y ahora anda distante. Tan cerca y a la vez tan lejos. Qué razón tenía Sabina.