Episodios de racismo con el brasileño

Unas reflexiones históricas y presentes en torno al caso de Vinicius

policía vinicius
Vinicius en el partido de Mestalla. (Getty)

El domingo 21 de mayo en Mestalla vivimos el momento de mayor e injustificada tensión contra la joven estrella brasileña en la temporada 22-23. No cabe duda de que, en el planeta fútbol, Vinicius Jr. tiene ya la categoría de estrella y continuará atesorando títulos y grandes victorias si continúa con su progresión, tiene cabeza fría -dentro y fuera del campo-, y el cuerpo responde.

En la historia del deporte ha habido grandes atletas que han sufrido racismo, presión, discriminación. Un caso paradigmático es el de ‘O Rei’ Pelé. Recuerdo cuando era niño y por cabeza tenía un balón, recayó en mis manos un libro sobre el genio brasileño. Lo leí con avidez, imaginando las jugadas maravillosas que describían aquellos párrafos, las victorias, los Mundiales de fútbol, etc.

Un pasaje que me impactó fue la dureza que sufrió Pelé en el Mundial de Inglaterra de 1966. La caza a Pelé llegó a tal punto que cayó lesionado en el partido del todo o nada contra Portugal. En aquellos años donde en el fútbol no existía la tecnología multimedia de nuestros días, no quiero imaginar las patadas e insultos que recibió Pelé. El astro temió por su integridad física, y manifestó a la desaparecida revista Estrellas Deportivas: “Pensé que para mí se habían terminado los Mundiales, (…). El fútbol de entonces había sido desnaturalizado, era violencia, más violencia. (…). Pero hubiera sido un terrible error no haber jugado la Copa del 70”.

Y en estos recuerdos de infancia quiero recordar la historia de Jesse Owens que, durante la Alemania nazi, lidió prodigiosamente ante el ambiente irrespirable de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. Aquellas fueron las Olimpiadas de Jesse Owens. El joven estadounidense e hijo de esclavos tenía la ilusión de superarse y ganar, y lo hizo incontestablemente con Hitler presente. El éxito de Owens fue de tal grado que Hitler se retiró para no tener que saludarle. Ni Goebbels ni Riefenstahl pudieron enmascarar la victoria de la decencia del ser humano frente a la barbarie nazi. Pero los desaires no se quedaron en Berlín, cuentan las crónicas que, al regresar a casa, el presidente Roosvelt evitó felicitar a Owens.

Esa es la magia del deporte, gana quien corre más, quien marca más goles, y cuando lo hace con pasión, técnica, limpieza y sin denigrar al adversario. Ese es el espíritu de nuestro Real Madrid.

Cuento todo esto porque cuando veo episodios de racismo y la caza al hombre como los sufridos por Vini Jr., me resulta incomprensible que, 60 años después de aquellos maravillosos años de Pelé, en el mundo del fútbol todavía exista discriminación y racismo. La FIFA y la UEFA han hecho diversas campañas en favor del juego limpio y contra el racismo desde hace décadas. Ahora bien, es objetivo afirmar que no han sido suficientes.

Es evidente que todavía se necesita dar la batalla contra toda forma de racismo y discriminación en los campos de fútbol, desde los de élite a las categorías inferiores. En particular en estos últimos, donde los insultos y las trifulcas están a la orden del día. Los adolescentes, en demasiados casos, no van a un campo de fútbol a disfrutar, van a un campo de batalla, tal y como lo describió Pelé en las declaraciones recogidas más arribas. En el caso que nos ocupa, ¿qué mensaje reciben nuestros niños y jóvenes frente a la situación vivida por Vinicius Jr. y la pasividad que han tenido los estamentos deportivos a lo largo de la temporada?

También conviene subrayar que España en ningún caso es un país racista, a pesar de estos episodios protagonizados por algunos energúmenos. España ha acogido de forma ejemplar en las últimas tres décadas a cerca de seis millones de inmigrantes. La inmensa mayoría se han integrado perfectamente en nuestro país. Esto lo dice un hijo de madre nicaragüense que llegó a España en la década de los 70.

El partido que enfrentará a Brasil y a España en marzo de 2024, bajo el lema ‘Una misma piel’, es un buen gesto de apoyo a Vini Jr., y también para refrendar la oposición contra la xenofobia de la amplísima mayoría de la sociedad. Ahora bien, es fundamental que en la próxima temporada no se pase ni una, en caso de que se repitan los lamentables episodios como los vividos en la temporada 22-23. Y si por desgracia se reproducen, las autoridades deben tomar medidas drástica: cierren estadios y verán que es mano de santo.

Termino estas líneas con el recordatorio obvio de que la cultura del odio y de las estridencias que cada día tienen más fuerza en nuestra sociedad, es imprescindible que se atajen de raíz. El caso de Vinicius Jr. es un ejemplo paradigmático para defender el espíritu de humanidad frente a la deshumanización creciente. Hagámoslo por el conjunto de la sociedad, por nuestros niños y jóvenes, también por la memoria de Pelé y Owens.

Tomás Poveda, ex director general de Casa de América (2012-2015), es cofundador de empresas tecnológicas

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