Simeone quiere convertir a Robertson en su nuevo Trippier

Simeone quiere convertir a Robertson en su nuevo Trippier. Primeros contactos del Atlético con el Liverpool mostrando interés por el lateral escocés, de 31 años, que va a abandonar Anfield Road tras el inminente fichaje del húngaro Kerkez. Sin embargo, la situación con el jugador británico es la misma que con Theo: el objetivo real sigue siendo Miguel Gutiérrez, que es a quien quiere el Cholo para ocupar el flanco izquierdo de la defensa. Sin embargo el Real Madrid, que detenta el 50% de sus derechos, sigue siendo un obstáculo insalvable para los rojiblancos.

En este escenario, el Atlético tendrá que tomar pronto una decisión: o se la juega esperando a Miguel Gutiérrez, cuya libertad vale 35 millones, o opta por una solución más conservadora, que en este caso sería Andy Robertson tras haber descartado esta misma semana a Theo, con quien se inició desde el principio una maniobra destinada a suavizar la postura del Girona.

Simeone recuerda el buen rendimiento que le dio Trippier y, si finalmente descarta a Miguel Gutiérrez, se daría por satisfecho con Robertson, que ha sido durante muchos años el lateral izquierdo titular del Liverpool, y al que precisamente ha tenido que sufrir en varias ocasiones tanto en eliminatorias de Champions como en partidos de la fase de grupos. El escocés cumplió 31 años en abril, por lo que está claro que su rendimiento irá decayendo. Sin embargo, aún es bastante probable que dé muy buen resultados por lo menos durante los dos años próximos, además -y ese es un factor esencial- de ser infinitamente más barato que el lateral del Girona, aunque su salario sea muy superior.

El Atlético está siendo muy cuidadoso con la elección del lateral izquierdo. Hace tiempo que el Cholo dio su opinión y subrayó un nombre por encima del de los demás, pero no está resultando sencillo vencer primero las peticiones del Girona y luego el bloqueo del Real Madrid, que no quiere bajo ningún concepto ver en el Metropolitano a un jugador formado en su propia cantera. Con Robertson, desde luego, se evitarían conflictos.