Pérdidas millonarias

La ruina del Comité Olímpico Internacional por el aplazamiento de los Juegos

Juegos Olímpicos India
El Comité Olímpico Internacional podría enfrentarse a una situación de ruina por el aplazamiento de los Juegos Olímpicos.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio supone una auténtica ruina para el movimiento olímpico internacional. El COI se encuentra contra las cuerdas por las protestas de deportistas y federaciones por no poder entrenarse con normalidad por culpa de la pandemia del coronavirus. El organismo dirigido por Thomas Bach comprende las quejas, pero ni mucho menos ha gustado la presión ejercida por agentes externos para que se aplacen los Juegos.

Las próximas cuatro semanas –el tiempo que se ha dado el COI– serán más que decisivas para conocerse si finalmente se pospone la cita o no. Porque desde la misma organización saben que un cambio, por muy leve que sea, derrumbaría unos contratos millonarios ya firmados que sostienen al movimiento olímpico.

El 75% de los ingresos del COI en el último ciclo olímpico vinieron de las retransmisiones televisivas. En aquella ocasión la cifra superó los 5.000 millones de euros destacando la partida que destinó la NBC estadounidense, que se gastó la friolera de 2.500 millones por retransmitir los Juegos de Río de Janeiro. Bach y sus directivos saben que el aplazamiento depende en gran medida de lo que digan los americanos.

La NBC ya ha firmado una serie de acuerdos publicitarios que le permitirían el retorno de la inversión y tendrían que ponerse en contacto con esos anunciantes para que permitiesen cambiar el contrato actual. El lío es cuanto menos morrocotudo por esa parte. No en vano, Brian Roberts, CEO de la compañía, dejó claró ya que tiene firmado una cantidad superior a los 300 millones en compromisos publicitarios por el evento en esas fechas estivales.

juegos olímpicos
Un niño pasea cerca del parque olímpico de Tokio.

La televisión no es el único lío con el que el Comité Olímpico ha topado. El gobierno de Japón no se encuentra en disposición de aplazar el evento después de haber gastado 20.000 millones de euros en los Juegos Olímpicos, tal y como explica la agencia AP. Pese a que quedará un legado en Tokio, los dirigentes nipones no se encuentran ni mucho menos dispuestos a cambiar lo firmado y su mentalidad cerrada no hace muy halagüeña cualquier tipo de negociación. Cambiar cualquier coma supondría una pérdida enorme para el COI, que ya había vendido entradas y hoteles como churros.

Y la tercera pata de toda esta disputa y quizá la menos importante por la cuantía de los contratos –sólo alcanzan el 25% de los ingresos del Comité Olímpico Internacional– son unos patrocinadores encabezados por Coca Cola, Visa, Toyota o Samsung que no se han pronunciado sobre la posible cancelación, pero que sin duda no quieren mover las fechas. La lógica es aplaste: si obligas a tu trabajador a ir a su puesto de trabajo, no vas permitir que se aplace el evento en el que te has dejado gran parte de tus beneficios.

El COI, entre la espada y la pared

En su último informe económico, el COI declaró tener 1.800 millones en caja para hacer frente a los gastos operativos hasta los Juegos de Invierno de Pekín de 2022, además confirmaron que se pagó una prima de 20 millones de dólares a una aseguradora ante una posible cancelación del evento, una nimiedad para lo que está en juego.

Con el dinero que hay en juego y las posibles indemnizaciones, este aplazamiento puede llevar a la ruina a la institución que dirige Thomas Bach. La presión realizada en las últimas horas ha llevado a un pronunciamiento que no ha dejado nada claro. Serán las televisiones, el gobierno de Japón y los patrocinadores los que decidan sobre unos Juegos Olímpicos que si fuera por el COI seguirían en las mismas fechas.

Los dirigentes piensan que hay tiempo para que todas las aguas vuelvan a su cauce. No en vano, algunos no temen el veto de algunos países como Australia o Canadá, puesto que los Juegos Olímpicos han sido capaces de seguir adelante incluso sin la participación de Estados Unidos o la Unión Soviética en su momento. 15.000 atletas están en vilo. El movimiento olímpico quiere eludir la quiebra en una escenario desconocido para todos sus actores.

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