Nadal sufre contra Feliciano para alcanzar su victoria 1.000

Con un sufrimiento desmesurado teniendo en cuenta las instancias de torneo, pero lógico si atendemos a la inactividad en pistas rápidas, Rafael Nadal sumó su primera victoria en el Masters 1000 de Paris-Bercy, después de tumbar a Feliciano López (4-6, 7-6, 6-4) en un partido emocionante y en el que el número dos del mundo sufrió lo indecible para alcanzar el triunfo, el número 1000 de su carrera profesional.

Feliciano confirmó las grandes sensaciones mostradas ante Krajinovic y llevó al límite a un Nadal inadaptado aún a la superficie pero que tiró de casta y, sobre todo, de un servicio espléndido para sobrevivir contra las cuerdas y acabar sellando su pase a octavos de final en Paris.

En un primer set muy complicado para Nadal, Feliciano quebró pronto el servicio del rey de Paris, que no lo es tal en el último Masters 1000 de la temporada, donde nunca ha logrado el título. Ese debe ser el objetivo de Rafa, siempre en preparación para el Masters Finals, pero su amigo Feli lo puso en duda haciéndose con el primer parcial, sin apenas grietas en su juego y con el servicio, como casi siempre, como mayor activo competitivo.

Se esperaba la reacción de Nadal y llegó en forma de pelotas de break, pero el acierto de Feliciano y una extraña falta de determinación de Rafa hizo que las cinco bolas de rotura se quedaran en nada, y mantuviesen la paridad en el marcador. Feli intimidaba desde la volea, pero no podía ni molestar al cabeza de serie principal del cuadro al resto.

Muerte súbita esquivada y victoria 1.000

Rafa alcanzaba la excelencia al servicio, con 16 aces, y el tie break se antojaba ineludible dado el nivel al saque de ambos. Una vez en la muerte súbita, un escaso mini-break marcaría la diferencia en favor del favorito, que escapaba de la encerrona a tiempo y prolongaba la vida del partido hacia el tercer set.

Lo que se le había atragantado a Nadal durante casi dos horas se le abrió de pleno a las primeras de cambio en el set decisivo. El break, consolidado de inmediato, otorgó a Rafa una ventaja que ya no iba a perder. Infranqueable al servicio a partir del 2-0, al balear le bastó con ir construyendo los puntos al saque y esperar a un error de Feli, que no llegó, antes de finiquitar el choque y alzar, con sufrimiento, los brazos en señal de victoria por milésima vez.