Illarramendi derriba el muro israelita
Un zapatazo desde la frontal del área de Asier Illarramendi derrumbó el muro que Israel planteó a España en el último partido de clasificación para el Mundial de Rusia 2018. Los nuestros jugaron un choque plano frente un rival que salió con el objetivo de mantener la portería a cero y sólo un golazo del centrocampista de la Real Sociedad solucionó uno de los partidos más feos que se recuerdan de la era Lopetegui.
El seleccionador tenía ganas de marcarse un Zidane testando su posible plan B en un campo caliente y con la leve opción de ser cabeza de serie en el sorteo del Mundial de darse una carambola. Los cambios sentaron fatal a un equipo español que desplegó un juego ramplón con Busquets e Illarramendi chocando constantemente en una primera mitad casi sin ocasiones.
Israel, sin ninguna aspiración más que satisfacer a su público, propuso un partido serio y disciplinado en los minutos iniciales. Cedió la posesión al equipo visitante esperando un contragolpe que pudiese hacer daño a los nuestros, que desde el primer momento se volcaron sin excesiva puntería sobre el marco defendido por Harush.
Asensio era el más activo del ataque español con intentonas lejanas. El madridista tenía ganas de demostrar que merece un sitio en el once del Mundial y ya hace oposiciones para ello llevando el peso del equipo suplente. El mallorquín encontró en los canarios Viera y Pedro buenos cómplices para tirar paredes y desbordar a la ordenada defensa hebrea.
La cosa estaba tan taponada que el capitán Sergio Ramos casi rompió la monotonía de un zapatazo en la frontal en una incorporación sorpresiva que obligó a Harush a sacar una mano milagrosa para salvar el gol. Ese disparo pareció espolear a ambos equipos llegando un par de ocasiones clarísimas antes del descanso.
Pedro falló un mano a mano con Harush e inmediatamente después Israel llegaba a la línea de fondo abortando la oportunidad un despeje de Monreal para ceder un córner. España llegaba al vestuario destemplada por la disciplina israelita e impotente por encontrarse un rival que no ofrecía fisuras.
Todo o nada
Lopetegui lo vio tan claro que quitó a Sergio Ramos en el receso para meter al delantero Iago Aspas. Los nuestros seguían con un tremendo dominio territorial, pero muy atascados en la ofensiva. Faltaba la magia de un Isco que con su entrada al campo en el minuto 66 dio un nuevo aire a España. Antes Aduriz había fallado un gol impropio de un nueve de su categoría después de un tremendo pase de la muerte de Asensio.
Con Isco en el campo, España contaba por córners a favor los minutos. El gol estaba al acecho y en un saque a balón para la defensa hebrea despejó el balón hacia la frontal para que Illarramendi empalara el balón a bote pronto y derrumbara la muralla 76 minutos después. El jugador vasco se prodiga poco con el gol –cinco en toda su carrera profesional-, pero cuando lo hace siempre tira de bella factura.
España intentó darle con su propia medicina durmiendo el partido en la posesión. Israel fue a presionar más agresivo y los nuestros dispusieron de una gran ocasión para sentenciar. Isco dejó mano a mano a Callejón con el portero y éste quiso regalar el gol a un Marco Asensio que empujó el balón al fondo de las mallas, pero en fuera de juego.
Los nuestros sacaron un partido trabajado adelante y demostraron que pueden ganar ante equipos que juegan al 0-0. El plan B no enamoró, pero sí aprobó el examen. Lopetegui va a sudar tinta para hacer una lista justa de 23 para el Mundial.