La Fórmula 1 busca un villano post-Alonso
Fernando Alonso ha podido ser uno de los pilotos de Fórmula 1 más carismáticos de las últimas décadas. El asturiano siempre ha tenido fans y detractores allá donde haya ido. Su particular sentido del humor y sus problemas en las diferentes escuderías han moldeado a un personaje que ahora se retira del espectáculo. Debe pasar el foco a otro. Será difícil encontrar un personaje que dé tanto a la Fórmula 1 como lo hizo Fernando Alonso en su carrera. Quedará en el recuerdo mil y una disputas que protagonizó el asturiano, ya sea sobre su monoplaza o ante los medios de comunicación.
Con McLaren protagonizó algunos de los momentos más tensos en la parrilla. No tuvo especialmente suerte el español con su elección por la mejor escudería del mundo o, al menos, la que le otorgó el mejor sueldo entre todos los pilotos. Se recuerda por encima del resto al GP de Bélgica de agosto del año pasado. Alonso no daba crédito con el rendimiento que daba su vehículo ante el resto de monoplazas. “Esto es vergonzoso”, llegó a lanzar por el Team Radio, hasta el punto de tirar de ironía cuando su compañero de equipo entraba a boxes: “¡¿Por qué?! ¡El único puto coche que iba a adelantar!”. El asturiano acabó con una frase demoledora: “No me digáis nada más por el team radio”. No acabó aquella carrera.
Tampoco será difícil de olvidar lo que dijo en casa de Honda, durante el Gran Premio de Japón de 2015, cuando viéndose adelantado hasta por el safety car gritó por la radio. «Motor de GP2. Arggg», especificó. Esas palabras fueron el inicio de una guerra que hoy dura con los japoneses.
También las tuvo con pilotos y jefes
No se olvida su carismática peineta al Ralf Schumacher en 2004. El alemán, décimo en aquel momento, iba a ser adelantado por el español, segundo. El piloto germano le complicó el adelantamiento al punto de empujarle fuera de la pista. El Safety Car tuvo que salir. Ralf tampoco terminó la carrera. Desde aquel día, la relación entre ambos no existió.
Sus problemas con Lewis Hamilton serán los más recordados. Fue un año intenso para el español con el joven piloto inglés, díscolo y muy poco fan de las normas. Alonso nunca olvidará aquel GP de Mónaco en el que el británico intentó adelantarle (iba segundo) para llevarse el podio. Desde los boxes la orden fue clara, respetar las posiciones. Lewis no lo hizo.
Pocos meses después, en Hungría, de nuevo la desobediencia del inglés hizo salpicar a Alonso. La vuelta extra se la repartían ambos pilotos, carrera a carrera. Pero en aquella ocasión, Hamilton no lo respeto y tuvo que esperar al español, que entró primero. Alonso siempre culpó a Ron Dennis, su jefe en McLaren.
No sería con Dennis el único jefe con quien tendría sus más y sus menos. Con Christian Horner, jefe en el muro de Red Bull, o incluso con el malogrado Sergio Marchionne en Ferrari. Fernando nunca se reprimió en esas guerras y la Fórmula 1 echará de menos, a buen seguro, a uno de sus principales actores. Verstappen promete ser su relevo.