Final de leyenda
El Atlético de Madrid empató 2-2 frente al Eibar en el último partido de Liga. Un choque marcado por ser el último de Fernando Torres vistiendo la elástica rojiblanca. El Niño mojó -en dos ocasiones- y los colchoneros acabaron el campeonato segundos en un final de leyenda.
Fernando Torres dijo adiós con un doblete. Como ese doblete con el que se despidió del Vicente Calderón. Como ese Doblete que celebró en Neptuno cuando era un niño y comenzaba a soñar con jugar en el equipo de su corazón.
Dicen que torres más altas han caído, mentira. Lo que se vivió en el Metropolitano fue una apoteosis emocional en la que todo el estadio se volcó con un ídolo que se va. Una leyenda que abandona el club después de haber cumplido su sueño de anudar al cuello de Neptuno una bufanda del Atlético de Madrid. Fernando Torres lo hacía como titular. Y como capitán después de un merecido homenaje.
Con Torres en punta, el sensei Simeone saltaba al último partido de Liga con Oblak en portería, Filipe, Lucas, Savic y Juanfran en defensa. La medular sería para Koke, Gabi, Saúl, Correa y Vitolo para escoltar al ya mencionado protagonista de la tarde, de la noche, de las últimas semanas y de los próximos meses. Incluso años.
Todos los focos estaban sobre él. Ese niño que hace unos años estaba en la grada del Vicente Calderón y pasó al verde. Nueve minutos, como su mítico dorsal, fueron los que tardó en tener la primera, pero para decepción de las 69.000 almas que había en el estadio la pegó mordida y el cuero se perdió por la línea de fondo.
El ambiente en el Metropolitano era de fiesta, pero en el fondo había tristeza. Contradicciones de la vida. Los aficionados cantaban celebrando la Europa League mientras en el terreno de juego ninguno de los dos equipos se jugaban nada en el último partido del campeonato liguero. Hasta se hacía la ola.
Torres, Torres, y sólo Torres
En medio de la fiesta, también pasaban cosas sobre el verde. Con Fernando Torres de protagonista, quién si no. Todos le buscaban. Filipe, Vitolo, Correa, Juanfran…querían que El Niño cerrase esta segunda etapa con gol y a punto estuvo de hacerlo a la media hora. El balón que salió de los pies del delantero de Fuenlabrada se estrelló contra el lateral de la red.
De la red tuvo que sacar Oblak el balón después de que Kike García aprovechase un hueco en la zaga del Atlético para hacer el primero del Eibar y del partido. El conjunto armero presionaba bien, pero la alegría de ir por delante en el marcador le duró poco. Porque ahora sí. Ahora Fernando Torres no iba a fallar.
Una salida en largo del Atlético cogió adelantada a la defensa visitante. Correa galopó y Fernando Torres le acompañaba. El argentino miró de reojo en varias ocasiones y cuando vio la ocasión asistió al Niño para que solo tuviera que mandar el balón al fondo del arco. Angelito, que le ‘robó’ al de Fuenlabrada ser el último goleador del Vicente Calderón, esta vez fue su mejor amigo. Pura emoción del delantero, mayor que cuando agarró el micrófono en Neptuno y rompió a llorar.
Arrancaba la segunda mitad y el crono iba hacia delante en el reloj del colegiado, pero para Fernando Torres y la afición iba cuenta atrás. El momento se acercaba mientras Griezmann y Diego Costa calentaban en la banda. En el tapete, el Eibar se crecía y comenzaba a aparecer por el área de Oblak generando un peligro del que no hubo en el primer acto.
Doblete y lágrimas
El trabajo de los de siempre era encomiable. La defensa, rocosa como siempre. Saúl, Koke y Gabi, bregando como es habitual. Correa y Vitolo, muy activos. Metió dinamita arriba el Cholo. El público levantaba sus móviles al ver a Griezmann y Diego Costa en la banda para grabar el adiós de Torres. Falsa alarma. Los sustituidos fueron Koke y Correa.
Y menos mal que fue así, porque Fernando Torres volvería a ver puerta. Un pase en profundidad de Diego Costa permitió al Niño correr por la banda, como dice Sabina en su himno, y ganar en velocidad a la defensa, regatearse al guardameta del Eibar y empujar el cuero al fondo de la red. Lágrimas en sus ojos en la celebración. No serían las únicas en el Metropolitano.
El Niño acabaría el partido. Una doble amarilla mandó a Lucas a las duchas, por lo que el Cholo Simeone tuvo que meter a Giménez retirando del campo a Vitolo. Tocaría sufrir con un jugador menos sobre el césped y el Eibar no tardó en golpear de nuevo. Un misil de Rubén Peña, que pudo controlar con el pecho en la frontal del área libre de marca, batió a un Oblak que poco pudo hacer ante tal zapatazo.
Igualada en el marcador y había que afrontar el último cuarto de hora. El árbitro anuló un tanto a Fernando Torres por fuera de juego de Griezmann. Aún así el público lo cantó como si valiese. También coreaban el nombre del francés, que en los próximos días decidirá su futuro. El que está decidido es el del Niño, que en el momento en el que el árbitro pitó el final comenzaba. Un futuro lejos del Atlético de Madrid, pero tan cerca de su equipo, como siempre que salió de su club. Porque nunca han caído torres más altas.