El Barça golea al Sporting con un estelar Clos Gómez
Abelardo dispuso un once plagado de suplentes para echar una mano a su amigo Luis Enrique. Como si el Sporting no se estuviera jugando nada. Y el Barça salió a mandar. También a pegar si se terciaba, como hizo Busquets con un tal Lichnovsky –que jugaba su segundo partido de la temporada–, al que le metió una cornada que el árbitro dejó sin amarilla, para variar.
A los diez minutos el Sporting incluso pudo adelantarse en el marcador después de una contra comandada por Guerrero. Su pase de la muerte llegó a los pies de Menéndez que, solo ante Bravo, disparó flojo a las manos del meta chileno. Y, claro, en el Camp Nou, el que perdona, lo paga, así que dos minutos después Messi abrió el camino de la goleada azulgrana.
Fue en una jugada en la que se combinaron una cantada de Cuéllar, una falta de Luis Suárez y un toque sutil de Messi. La verdad es que el Barça no termina de abrir nunca el marcador con un gol legal. El Sporting, invitado al pasillo azulgrana, ni siquiera protestó. Como tampoco se quejó de una entrada criminal de Luis Suárez sin balón que podría haber sido roja, pero ya conocemos a Clos Gómez, todo lo que sea echar una manita al Barça o al Atlético y perjudicar al Madrid, como que le pone mucho.
Después de un par de volteretas de Neymar con tirabuzón carpado –ya se sabe que al brasileño le gusta revolcarse por la hierba como si fuera un perro recién lavado–, el Sporting volvió a tener una ocasión en las botas de Menéndez, pero llegó demasiado forzado al remate en el segundo palo.
El Barça domina con uno más
El Barça dominaba, se gustaba, pero también vagueaba un poco ante un rival ordenado, pero un punto inocente. Neymar tuvo el 2-0 en sus botas, pero se miró al espejo delante de Cuéllar y el portero del Sporting se le echó encima.
En el último minuto Clos volvió a hacer de las suyas al dejar sin sanción una mano de Piqué dentro del área. Vale que no fue clamorosa y que pudo ser involuntaria, pero el central azulgrana evitó con su brazo que el Sporting empatara sobre la bocina del descanso. Lo del Barça y las ayudas arbitrales ya pasa de castaño oscuro.
En la reanudación el guión siguió por el mismo camino: dominio del Barça y el Sporting que capeaba el temporal con orden. Messi pudo firmar el 2-0 después de una diagonal marca de la casa, pero su disparo se fue arriba. Parte del Camp Nou empezaba a impacientarse y a apretar el esfínter. También Neymar falló otra ocasión del siglo en el 58. El fantasma del Valencia sobrevolaba el estadio azulgrana.
Y en el 62 Luis Suárez cerró el partido al marcar el 2-0 a pase de Iniesta, su segunda asistencia en la Liga, tres menos que Danilo. Hasta ahí todo normal. El problema es que el uruguayo estaba en un clamoroso fuera de juego delante del asistente, pero ni el ayudante de Clos, ni el propio Clos vieron nada. O no lo quisieron ver, una opción que parece bastante más probable.
Y el 3-0 llegó en el decimoctavo penalti a favor del Barcelona en esta Liga, el récord histórico de todos los tiempos. Lo marcó Suárez, igual que el cuarto, que también llegó desde los once metros, después de que Neymar se desmayara en el área.
¿A qué no saben como llegó el quinto? Pues también de penalti, claro. Clos no lo dudó un instante y se fue al punto fatídico ya que vio que un jugador del Barça caía por el suelo. Clos Gómez no lo dudó ni en el primero –que era– ni en el segundo, que no era nada, ni en el tercero, pero su actuación volvió a rayar en lo delictivo. Y así goleó el Barça al Sporting: con un Clos Gómez estelar. Posiblemente, el árbitro más parcial del mundo. Y más antimadridista, también.