PRIMERA DIVISIÓN / JORNADA 24

El Atlético se queda en blanco en Sevilla y dimite de la Liga

Nueva derrota forastera de los rojiblancos, que se quedan a 13 puntos del Madrid

Todo salió mal en una tarde en la que cayó lesionado Morata

Surrealista arbitraje de Iglesias Villanueva, que enfureció a los dos equipos

atlético
El Atlético ya no aspira a ganar la Liga tras un nuevo tropezón.
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

El Atlético se queda en blanco en Sevilla, una plaza que se le atraganta a Simeone, y se despide definitivamente de la pelea por la Liga, a 13 puntos de distancia del Real Madrid. Todo salió mal en una tarde en la que cayó lesionado Morata y en la que hubo que sufrir un surrealista arbitraje de Iglesias Villanueva, que enfureció a los dos equipos en otra clara demostración de que la Primera División le queda muy grande.

La esterilidad rojiblanca a domicilio ha acabado pasándole la factura esperada. Con seis derrotas ya en sus desplazamientos, el equipo dimite de cualquier opción de pelear por el premio gordo y se centra en el objetivo de asegurar una plaza Champions que mañana puede perder si el Athletic gana en el campo del colista Almería. Es el resultado de una sucesión de malos partidos que no responden al perfil de un presunto aspirante al título.

El Sevilla arrancó intenso, metiendo atrás al Atlético y buscando las bandas con frecuencia. Navas obligó a Oblak a lanzarse al suelo a los cinco minutos y por el otro lado lo intentó Isaac Romero, que obtuvo la misma respuesta del portero esloveno. La respuesta rojiblanca fue entregarle el balón a Griezmann para que lo amansara, pero quien volvió a llevar con peligro fue el equipo de Quique. A los 14 minutos Oblak sacó un gol cantado de Acuña metiendo una mano milagrosa, pero en el saque de esquina Isaac Romero apareció en el segundo palo para cabecear a la red.

El Atlético quedó tendido sobre la lona. Trató de levantarse de inmediato con un cabezazo a Morata al poste que el árbitro anuló por fuera de juego, pero quien en realidad le dejó sin respuesta fue el Sevilla, que al contragolpe tuvo ocasiones suficientes para marcharse al descanso con el partido resuelto. Oblak sacó a bocajarro un cabezazo de Isaac que era el 2-0, el delantero de la cantera disparó poco después al travesaño con el portero batido y cerca del descanso Óliver Torres desperdició un uno contra uno. Eso sí, Iglesias Villanueva y el VAR se cubrieron de gloria dejando impune un empujón escandaloso de Acuña a Morata en el área que ni siquiera se revisó.

Tanto fallaron los andaluces que el Atlético acabó asomando la cabeza. Morata desperdició un gol hecho estrellando su disparo en Nyland y en el descuento Lino tuvo el empate en el área sevillista, pero antes de que llegara el descanso los rojiblancos se llevaron la peor noticia posible cuando Morata se lanzó al suelo retorciéndose de dolor tras caer ante Soumaré en una jugada en la que el árbitro no pitó ni falta. El madrileño se fue llorando al banquillo mientras se encendían todas las alarmas. Por supuesto ya no compareció tras el descanso, sustituido por Memphis. Simeone también incorporó a la segunda parte a Nahuel, sustituto de un desconocido Barrios.

El holandés tardó un suspiro en acercarse al gol en una jugada de carambola en la que el balón le rebotó a medio metro de la línea después de que Navas le sacara el empate a Griezmann. El Atlético arrancó fuerte el segundo acto con varias ocasiones seguidas, pero el gol se le resistió al propio Antoine, a Memphis e incluso a Hermoso tras un saque de esquina. Simeone, manos a la cabeza, no se lo podía creer. No tardó en pedirle a Correa que adelantara el calentamiento. Koke se fue al banquillo y el equipo puso toda la carne en el asador.

Atento al contragolpe, Isaac volvió a sangrar a la defensa atlética con un disparo que sacó Oblak, obligando al Cholo a intervenir de nuevo y a dar entrada a Reinildo para aprovechar la rapidez del mozambiqueño. Griezmann tuvo la siguiente ocasión a los 70 minutos, pero una vez más no acertó portería y a Lino le faltó fe poco después al recibir en el área en solitario. El arreón inicial rojiblanco fue periclitando mientras el reloj consumía minutos con voracidad. Riquelme, la última bala que quedaba en la recámara, pisó el campo a los 83 minutos de un partido que parecía perdido y cuya dinámica tampoco fue capaz de cambiar.

Al Atlético le espera ahora una semana complicada porque hasta el sábado no tiene partido. Toca centrarse en la Copa y en la Champions, pero dado que ambas competiciones dependen de los resultados que obtenga fuera de casa, existen pocos motivos para sentirse optimistas. Lo más razonable es tratar de no perder la cuarta plaza y, a partir de ahí, pensar en el proyecto de la próxima temporada.

 

 

 

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