El Atlético aprende a golpear sin ser golpeado
Primera victoria de la temporada del Atlético
Los goles de Barrios y Nico despertaron al Metropolitano
Alarma en el Atlético: Julián Álvarez se retira en el descanso por «precaución»

Lo mejor que pudo sacar el Atlético de Madrid en claro es que los golpes son más efectivos cuando el balón acaba en la portería rival. Ese fue el mensaje que lleva transmitiendo Simeone desde el parón y el equipo asumió que, para empezar a ganar, el fútbol no debe ser el más vistoso del mundo.
Con un equipo totalmente nuevo y las incertidumbres que dejaron en el parón de selecciones, respirar se convirtió en la mejor medicina posible para agarrarse a una piedra en plena caída libre. La plantilla lo tenía claro: solo servía ganar, sin importar como y delante de un Metropolitano que volvió a dejarse la voz para ser el jugador número doce.
Y lo hicieron ante un equipo tan en forma del campeonato como la Villarreal de Marcelino, otro club que se reforzó hasta las trancas con aspiraciones de acabar entre los cuatro primeros de la tabla en la clasificación. Una prueba a la altura de lo que necesitaba el cuadro rojiblanco para tener una nueva cara que dejase de apretar la corbata al Cholo.
La eficacia tiene su premio
Ante su gente, el guion era tener la iniciativa, pero con eficacia. Desde el primer minuto se vio otra energía, u otro aura si utilizamos términos más modernos. La presión en campo rival se vivía diferente, unos colmillos afilados que impedían al Villarreal su juego táctico y de posesiones largas. Después de tres jornadas desesperantes de cara al gol, los primeros diez minutos fueron de oro.
A los siete minutos, un error en defensa atrajo el chispazo de Julián Álvarez. Olió sangre y aprovechó. Se le dio en bandeja a Pablo Barrios, que no dudó en besar ese escudo que hacía tiempo que necesitaba cariño. Todo parecía una fiesta con la afición botando después de tanto sufrimiento en el ocaso veraniego.
Sin embargo, el Villarreal no iba a enseñar la bandera de la rendición. El Atlético pecó por momentos de inocente, de que su presa ya estaba muerta, pero en La Cerámica hay futbolistas con calidad, que pregunten en la Cerámica por Pepe o Moleiro. Ambos fueron el principal cañón submarino, que se abría paso por el pasillo interior al ver cómo la furia rojiblanca se iba desvaneciendo por exceso de confianza.
Se volvía a ver por momentos ese Atlético que se conformaba con el 1-0 y esperaba que los minutos corriesen sin pánico al desastre. El larguero en la portería de Oblak tenía un claro mensaje: los partidos no acaban en 45 minutos.
El Atlético aleja fantasmas a tiempo
La segunda parte, sin un Julián Álvarez sustituido por «precaución», volvió a ser ese Atlético que sabe cuándo golpear. Primera llegada después del descanso y gol. Un centro medido de Marcos Llorente llegó al ‘chico nuevo’, un Nico González que puso ‘cabeza’ a su equipo para ampliar la ventaja en el marcador. Esos goles que levantan a un Metropolitano que pudo sentir el alivio de ver cómo su equipo se alejaba de las sombras de las jornadas pasadas.
Desde entonces, el Villarreal no tenía argumentos para levantarse de los golpes que le había dado el Atlético. Aunque el gol de Sorloth no subió al marcador para sumar más a la fiesta, los del Cholo pudieron saborear la primera victoria de la temporada después de muchos sinsudores. Todo ello con la lección aprendida de que, a veces, basta con aprovechar las oportunidades que tienes y no dejar que el rival te responda con la misma fórmula.
Las notas del Atlético de Madrid
- Oblak: 7
- Llorente: 8
- Lenglet: 6
- Le Normand: 6
- Ruggeri: 7
- Nico González: 7
- Barrios: 8
- Koke: 6
- Giuliano: 5
- Griezmann: 5
- Julián Álvarez: 7
- Simeone: 7
Suplentes
- Sorloth: 6
- Hancko: 5
- Gallagher: 6
- Pubill: 5
- Javi Galán: 5