Liga Santander: Celta 2 - Barcelona 2

Aspas pone la cruz al Barça

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El Celta celebra su empate contra el Barcelona.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Iago Aspas ha reventado la Liga. El delantero del Celta empató de sublime falta el duelo contra el Barça a pocos minutos del final certificando que los culés se encuentran muy lejos de su mejor versión. Y eso que Setién hizo justicia de tribuna metiendo a Riqui Puig y Ansu Fati de titulares y señalando a Griezmann. Todos esos cambios de poco sirvieron a un Barça que se dejó empatar en dos ocasiones.

Luis Suárez, este sí renacido, fue el autor de los dos goles en un campo maldito para el Barça, que suma seis años sin ganar en Balaídos. El Celta tuvo en el mencionado Aspas a su hombre clave, aunque se marchan con el sabor agridulce de perdonar un gol cantado de Nolito en el último minuto.

El partido comenzó de forma trepidante. El centro del campo experimental formado por Rakitic, Vidal y Riqui Puig resultó más que convincente para el juego culé, que recuperó la velocidad y la verticalidad añorada en las últimas semanas. Setién sonreía al ver moverse la pelota con la fluidez que prometió y las ocasiones apenas tardaron en llegar.

Piqué estrelló en el larguero un córner sacado por Leo Messi. El central culé hizo un gran movimiento al primer palo y se impuso a toda la defensa. No llevaba ni 10 minutos de juego y el Barça exhibía brotes verdes con un Messi en modo quarterback implicando a todos sus compañeros.

Esa percepción de un Messi asistente, al estilo Tom Brady, se materializó a los 20 minutos de juego. El argentino aplicó un zasca a todos aquellos que se creen que han aprendido a defender sus faltas poniendo a jugadores debajo de los palos. El 10 aprovechó la circunstancia para servir un balón a la cabeza de Luis Súarez en el área pequeña y el uruguayo –sólo porque Smolov estaba defendiendo su poste– cabeceó a placer el primero azulgrana.

El Celta reaccionó tras el gol. Denis Suárez –quizá sí hubiese tenido hueco con Setién– puso un balón interior magnífico a un desmarque de Brais Méndez, quien en el mano a mano con Ter Stegen estrelló su balón contra el poste. En la continuación de la jugada, Iago Aspas obligaba al alemán a sacar lo mejor de su repertorio para evitar un gol sobre la línea.

El partido se convirtió en un toma y daca. Messi regaló un caramelo a Ansu Fati a la media hora y no lo aprovechó. El Celta respondía sacando los colores a un Umtiti muy desubicado y fuera de forma. El gol podía caer de un lado u otro y hasta el propio Leo perdonó un gol de los que no suele fallar desde la frontal del área.

El Celta resucita

El descanso hizo que el Celta subiese sus líneas de presión. Si habían conseguido que Ter Stegen tuviese dudas con los pies en la primera mitad, por qué no iban a doblar la apuesta. Y a los de Óscar, la nueva estrategia les salió a la perfección. Robaron arriba, Aspas puso un balón al hueco para Okay mientras Umtiti iba a por uvas y éste asistió al segundo palo a Smolov que estaba sin marca.

El Barça reaccionó por medio de un Messi que pidió penalti en una acción que revisó el VAR y que denegó la petición. El argentino remató dentro del área pequeña quejándose de que le dieron una patada en la bota del disparo que no se penalizó.

Los culés fueron acumulando posesión y dejando sin espacio a un Celta que quería seguir sacando el balón jugado. Los locales jugaron con fuego y terminaron quemándose. Denis Suárez perdió un balón en la frontal del área desencadenando un desastre. El balón cayó en las botas de Messi, que rápidamente asistió a Suárez. El uruguayo hizo un movimiento de delantero absoluto cubriendo con su cuerpo el espacio y haciendo un reverso en el momento adecuado para poner el 1-2.

El Celta, como los malos estudiantes, reaccionó a ese gol poniendo a muchos efectivos cerca del área de Ter Stegen. Rafinha reactivó el ataque siendo una pesadilla para sus ex compañeros. Nolito obligó a Ter Stegen a sacar una mano milagrosa tras una combinación eléctrica con Aspas a 10 minutos del final.

Los locales seguían envidando, mientras que los de Setién estaban a perder tiempo y a contemporizar. Al Celta se le presentó la oportunidad a tres minutos del final. Piqué cometió una falta en la frontal y Aspas sorprendió lanzando con rosca una falta que estaba mejor para un perfil diestro. Ter Stegen se quedó haciendo la estatua. La precisión del internacional español fue tremenda en colaboración con un Griezmann que pudo haber hecho más.

El Barça se fue a la desesperada por el gol y casi sale más escaldado. En el descuento, Nolito perdonó un gol cantado. Denis Suárez se desmarcó y se la puso al segundo palo para que la empujase. El ex del Sevilla lanzó al muñeco dejando al Celta con un sabor agridulce y a los culés resoplando de la que se habían librado. La Liga se aleja un poco más.

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