Triunfo histórico para ganar su segundo Wimbledon (6-2, 6-2, 7-6)

Alcaraz destrona a Djokovic y se confirma como rey de Wimbledon

Carlos Alcaraz se proclamó campeón de Wimbledon 2024 tras completar una exhibición mayúscula ante Novak Djokovic

Alcaraz destrona a Djokovic y se confirma como rey de Wimbledon
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

La historia del tenis se escribe a partir de capítulos mayúsculos y de poderío descomunal como el que corona a Carlos Alcaraz como rey de Wimbledon. El tenista español, de apenas 21 años, dio un golpe de mano tan bestial como, por su contundencia, inesperado, y derrotó a Novak Djokovic (6-2, 6-2, 7-6) en una tarde mágica de tenis en la que hizo de la central del All England Club su jardín y minimizó todo lo que pudo al tenista más laureado de todos los tiempos hasta forzarle a mostrar una de las peores versiones que se le recuerdan. Son ya cuatro títulos de Grand Slam para el campeón de 2023 y 2024, que continúa dando muestras de que estamos ante un tenista nunca antes visto.

La victoria no fue sólo tal, si no que desde el inicio fue una paliza, un cúmulo de virtudes técnicas y físicas alimentadas por una determinación brutal, de auténtico elegido del deporte. Cada drive de Carlos Alcaraz tuvo la dirección correcta para que Djokovic no pudiera entrar en el partido, su servicio funcionó como nunca, sin necesidad de bajar un ápice la velocidad y el espectáculo de sus golpes mágicos no se apagó, si no que puso la guinda a una función portentosa como pocas en la historia y que le permite levantar la dorada copa de campeón de Wimbledon sólo un mes después de hacer lo propio en Roland Garros. 

Fueron dos horas y nueve minutos de órdago a la grande de Alcaraz, que no pisó ni un momento la hierba, levitaba o volaba sobre ella, tanto en los dos primeros sets, en los que Novak Djokovic, totalmente atufado, no oponía resistencia, como en un tercero en el que los galones de campeón del serbio salieron a la luz en busca de envidar y tratar de acongojar a un rival que no se amilanó por tener enfrente a un ganador de 25 Grand Slams herido y pegando al límite. Sólo el tiempo dirá si este 14 de julio se puso un límite y empezó una nueva era en el tenis, pero al menos, por lo visto en pista, eso pareció.

Ya había ganado en 2023, pero la paliza, la exhibición de 2024 confirman a Carlos Alcaraz como el actual rey de Wimbledon, en un día en el que triplicó los ganadores, a cada cual más espectacular, en comparación con los errores no forzados. Además, sirvió con naturalidad, confianza y potencia, perdiendo una sola vez su saque en todo el partido y acabó concediendo sólo diez juegos a un Novak Djokovic que no sabía dónde meterse. De las mayores exhibiciones de contundencia de su carrera deportiva, incluyendo el frustrado cierre con 5-4 y el tie break definitivo. En una final de Grand Slam, ante el mejor de siempre. Simplemente histórico.

Alcaraz abre una función histórica

Duelo soñado en Wimbledon por organizadores, fanáticos y, por supuesto, por los protagonistas de la velada final del torneo en 2024, Carlos Alcaraz y Novak Djokovic, que repetían batalla después de que la épica coronara al español como príncipe tenístico de Londres en 2023. Nole llegaba más descansado, mientras que Carlitos, más rodado, era el ligero favorito en las apuestas y los pronósticos.

Ni la IA ni las casas más especializadas podrían haber previsto el guion del inicio de partido, en el que durante 14 minutos, Alcaraz y Djokovic batallaron en busca de un primer juego que fue al bolsillo del español, con break incluido. Nole comprobó de primera mano la magnitud del rival que tenía enfrente, pero aún no sabía que Carlos sólo había comenzado a activar una maquinaria que se pondría a funcionar de inmediato y con una contundencia casi nunca antes vista.

El primer break espoleó a un Alcaraz afortunadísimo al servicio, enganchando servicios a 215 km/h con una facilidad pasmosa y sin prácticamente posibilidades de fallo. Si lo hacía, el segundo le permitía poner la pelota en juego y su drive hacía el resto. Tampoco fallaba Carlos al resto en un primer set de juegos animados en el que Djokovic no tuvo un juego fácil y acabaría barrido por el desparpajo y la calidad del vigente campeón. 6-2 para abrir boca en un día histórico.

Maestro Carlos Alcaraz

La exhibición no había hecho más que empezar y Alcaraz, además de ganar, quería dejar constancia de que estábamos ante una jornada tremendamente relevante en los anales del tenis. El gran dominador de la última década, un jugador al que sólo él había podido desbancar en un lustro, iba camino de perder de manera desmesurada y sin poder hacer absolutamente nada para evitarlo.

El segundo set se iniciaba como el primero, con break y posterior consolidación por parte de un Alcaraz de matrícula, una máquina de highlights y a su vez sólido como una roca desde el fondo de la pista. Los juegos pasaban y el resultado sería el mismo que en el primero. Inapelable 6-2 para Carlos, el segundo del día frente a un Djokovic desdibujado y sin respuesta.

Djokovic abre paso al campeón

Muchas cosas debían cambiar para que Novak Djokovic obrara el milagro, pero la realidad de Alcaraz superaba a la ficción y los problemas de movilidad del serbio, notando la exigencia un mes después de su operación de rodilla, le hacían parecer terrenal en toda una final de Wimbledon. Lo que había sido su jardín se quedaba en barbecho para que fuera Alcaraz el que plantara y se apropiara de la próxima cosecha como rey, dueño y señor del All England Club, pero para ello, debía sobrepasar el último aliento del campeón balcánico.

Djokovic cambió su estrategia, acortó los puntos y se enfrentó a los golpes de Alcaraz de tú a tú, aún sabiendo que su peso era mucho menor al de su rival. Un par de envites hicieron que Carlos tuviera que pensárselo, pero, adalid de la determinación, el español no hizo una sola mueca más allá de lo planteado con Ferrero y su equipo, continuó montado en la ola de la inspiración y asestó con 4-4 un golpe, en forma de break, que parecía definitivo para el devenir del partido y del torneo.

Alcaraz sacaría para ganar Wimbledon 2024 e incluso se iba a colocar con 40-0. Entonces, entre la presión por cerrar, el ansia de buscar el ace y un grito maldito desde la grada con una volea de largo recorrido, el español se enredó y concedió a Djokovic su primer break del partido. Menudo momento para hacerlo, un momento de altísimas dudas ante el precipicio de perder todo lo construido con maestría. Cualquiera se hubiera parado a pensar, cualquiera menos Alcaraz, que sacaría fuerzas de flaqueza y ases de la manga para forzar el tie break y ahí, con las cosas de nuevo en su sitio, sí cerraría su segunda conquista en Wimbledon sellando una tarde histórica de tenis.

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