BARCELONA - GIRONA: JORNADA 25 DE LIGA SANTANDER

Alba forzó descaradamente la amarilla y Luis Suárez se quedó con las ganas pese a buscarla como loco

Luis Suárez
Jordi Alba y Luis Suárez. (Getty)

Con el partido ya decidido en cuanto al marcador, Luis Suárez y Jordi Alba se convirtieron en los principales y casi únicos protagonistas de los últimos minutos del Barcelona – Girona. ¿El aliciente? Una tarjeta amarilla que les permitiera cumplir ciclo y llegar limpios al encuentro frente al Atlético de Madrid. ¿El resultado? Un despropósito de intentonas en las que el lateral logró llevarse el precioso resultado, pero su compañero, a pesar de lo descarado de su actuación, tuvo que marcharse de vacío.

Ambos apercibidos comenzaron con su misión una vez se dieron cuenta de que el Girona no tenía opción de intentar siquiera reducir diferencias en el marcador, absolutamente decantado en favor culé. Primero fue Jordi Alba, al que se le vieron las intenciones en una contra del Girona, en la que trató de derribar hasta en cuatro ocasiones a su adversario, hasta ver como Alberola Rojas pitaba la falta, con la consiguiente cartulina amarilla como botín.

Animado por el éxito de su compañero, a pesar del descaro, Suárez optó por intentarlo con todas sus fuerzas, y empujones, agarrones a los pies del rival, infracciones para evitar la distancia en los córners e intentos de mano fueron sus argumentos en busca de la amarilla, la quinta, que le hiciera cumplir ciclo. Alberola se percató de la voluntad del ‘9’ y, a pesar de que alguna falta era merecedora de tarjeta, decidió dejarle sin su preciado botín. Ahora sólo queda pedirle a la Liga que entre de oficio en estos intentos antideportivos de cumplir ciclo de amarillas.

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