Los 18 años de Luka Doncic

Luka Doncic no había nacido cuando Felipe Reyes ya había ganado su primera medalla de oro con la generación de oro del baloncesto español en el verano de 1998. Hoy el capitán del Real Madrid se volcaba con su protegido en la celebración de su 18 cumpleaños en Valdebebas lanzándole contra su tarta de cumpleaños. Así es Felipe, bromista y espontáneo, el mejor tutor posible para el mayor talento joven que jamás ha visto el baloncesto europeo.

¡Ni en el día de su cumpleaños dejan de trolearle! «Tartazo» de @9FelipeReyes a @luka7doncic (vía RMTV) pic.twitter.com/MboQkCdMGp

— Todo RM Baloncesto (@TodoRMBasket) 28 de febrero de 2017

El Real Madrid sabe muy bien con el tipo de perla con la que cuentan. Muchos otros la habrían estropeado por el camino, sin embargo, en el club han sabido gestionar a las mil maravillas el crecimiento de un chico que se ha asentado en el superestrellato desde la naturalidad. Supieron darle el crecimiento adecuado en cuantos a minutos y rol en el equipo, luego le han mantenido con los pies en el suelo alejándole hasta no hace mucho de la prensa y rodeándole de sus compañeros, con quienes mantiene –y sin excepción– una magnífica relación, casi fraternal.

Los 18 años de Luka le darán todos aquellos privilegios que ha estado esperando, pero nunca reclamado. La próxima semana espera poder ir a entrenar sin que su madre o algún compañero le tenga que llevar a casa en su coche y al mismo tiempo espera poder firmar su primer contrato profesional con el Real Madrid para dejar de ser el que menos cobra del equipo.

Todo el mundo es consciente de que al esloveno, tarde o temprano, le llevarán a la NBA porque allí está su destino. Es tan madridista como Sergio Llull –de hecho es uno de los fijos en ir al Bernabéu–, pero sabe que ese gusanillo le picará más pronto que tarde. En el draft de 2018 tendrá su primera gran tentación, pero en el Madrid son optimistas a que quiera aguantar más tiempo.

Lo cierto es que el tiempo parece que corre más despacio en Doncic que en resto de los mortales. No hace ni dos años que debutó con el Real en un partido contra Unicaja en la ACB convirtiéndose en el jugador más joven en vestir la camiseta blanca. Lo primero que hizo fue meter un triple. Y desde entonces ha escrito varias páginas doradas en el primer capítulo de una carrera que nadie es capaz de prever donde alcanzará su techo.