Leyendas

La trágica historia de amor de Inés de Castro y Pedro de Portugal

Inés de Castro y Pedro de Portugal
Las tumbas en las que descansan Inés de Castro y Pedro de Portugal

Ines de Castro y Pedro de Portugal han pasado a la historia por vivir la que se dice que es la historia de amor más bonita y trágica. En el siglo XIV, Don Pedro es el hijo del rey Alfonso V y el heredero al trono. Como esposa eligió a Doña Constanza que pertenecía a la nobleza del reino de Castilla. Cuando llegó a Portugal para su boda, cerca de Constanza estaba la gallega Doña Inés de Castro. Su gran belleza hizo que Pedro, aunque se casara con Constanza quedara enamorado de Inés.

Una historia de amor como pocas

Doña Constanza muere en el parto y el sucesor a la Corona quedó libre para vivir su historia de amor y casarse con Inés, pero el rey nunca le dejó. Aún así, se dice que se casaron en secreto y los dos vivieron en Coímbra y hasta tuvieron varios hijos.

Esta relación asustó al rey por varios motivos, pues los hermanos de Doña Inés tenían mucha influencia sobre Pedro, además del peligro de que la descendencia bastarda de la nueva pareja ocupara el lugar del que era heredero legítimo, el hijo primero que tuvo Pedro con Constanza.

La decisión que tomó el rey fue ordenar su asesinato y un grupo de hombres tomó el encargo de matarla y la historia dice que, aunque pidió misericordia a los asesinos y al Rey, fue apuñalada y decapitada delante de los hijos.

Toda una leyenda

Dice la leyenda que en la Quinta de las Lágrimas en Coímbra, donde falleció Inés, el rojo podemos verlo todavía en las piedras de la Fuente de las lágrimas, pues son marcas de sangre que ella derramó.

La furia cuando se enteró de Pedro era increíble y quiso vengar la muerte de su amor, por lo que los asesinos fueron torturados, según dice la leyenda por Pedro con sus propias manos y luego se comió sus corazones.

Doña Inés se enterró en Coímbra, pero Pedro ordenó que se construyera una tumba digna de Inés. Los cuerpos de los dos amantes se enterraron en el Monasterio de Alcobaça, digno para que descansen los restos de los reyes.

Su tumba se considera como una de las más bonitas de Portugal, siendo de estilo gótico. Es una decoración compleja y llena de matices, donde se muestran imágenes de lo más realistas de la pareja. Las tumbas están orientadas opuestas entre sí para que cuando llegue el día del juicio final, los amantes se puedan ver de forma inmediata.

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