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El teletexto de las teles está prohibido en las cárceles de España y ésta es la razón

Teletexto en las cárceles españolas
Teletexto y prisión.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

¿Sabías que el teletexto está terminantemente prohibido en las cárceles españolas? En un mundo en el que la tecnología avanza a un ritmo de vértigo, el teletexto podría parecer un vestigio del pasado. Sin embargo, lejos de estar relegado al olvido, esta herramienta aparentemente desfasada ha encontrado un nicho en un entorno inesperado: las cárceles españolas. El teletexto, concebido como un medio de información en los años 70, se popularizó como una ventana hacia noticias, programación y resultados deportivos, pero su relevancia se diluyó con la llegada de Internet.

No obstante, en el contexto penitenciario, donde las comunicaciones están estrictamente reguladas, el teletexto ha resurgido como un inesperado aliado para algunos reclusos, que han utilizado esta herramienta para enviar mensajes codificados y evadir controles, convirtiéndose en un problema de seguridad para las autoridades. Casos como el ocurrido en la prisión de A Lama, en Pontevedra, han puesto de manifiesto cómo una tecnología que está en desuso en los hogares españoles se puede aprovechar de manera ingeniosa para superar las restricciones en los centros penitenciarios.

¿Por qué está prohibido el teletexto en las cárceles españolas?

El teletexto nació en 1972 de la mano de la BBC, con el objetivo de ofrecer información rápida y accesible directamente en la televisión. Durante las décadas de los 80 y 90, el teletexto vivió su época de mayor esplendor, convirtiéndose en una herramienta esencial para millones de personas en todo el mundo.

Sin embargo, el cambio de siglo trajo consigo Internet y una revolución tecnológica que dejó al teletexto en segundo plano. A pesar de a esto, su simplicidad y alcance se siguieron apreciando  en lugares donde el acceso a la tecnología moderna es limitado, como las prisiones.

En los centros penitenciarios, las comunicaciones de los internos con el exterior están muy controladas. Los móviles están prohibidos y el acceso a Internet es limitado. En este entorno, el teletexto se ha convertido en un gran aliado para sortear las restricciones. En 2020, un caso en la prisión de A Lama reveló cómo algunos internos utilizaban el teletexto para enviar mensajes codificados a contactos en el exterior.

A través de las secciones de anuncios y contactos, los reclusos pactaban horarios, utilizaban seudónimos y utilizaban códigos similares a los de los antiguos chats en línea. Estos mensajes pasaron desapercibidos para las autoridades durante un tiempo, pero finalmente se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo y empezaron a tomar medidas para bloquear el acceso al teletexto en los televisores de las celdas.

Sin embargo, implementar esta restricción no ha sido tarea sencilla. Muchos presos compraban televisores en el exterior, lo que permitía el acceso al teletexto incluso después de las prohibiciones oficiales. Para contrarrestar esto, las prisiones optaron por bloquear directamente las funciones de conectividad e interactividad de los televisores, aunque esta medida también generó quejas y debates sobre su impacto en los derechos de los internos.

La Audiencia Nacional ha respaldado la decisión de las autoridades penitenciarias de bloquear el teletexto en los televisores de los internos, argumentando que representa un riesgo para la seguridad del centro y sus habitantes. No obstante, también ha considerado que otras restricciones, como el bloqueo del menú de configuración de los televisores, son injustificadas. Según los magistrados, estas medidas hacen que los dispositivos sean prácticamente inutilizables, afectando incluso a quienes los utilizan con fines legítimos.

Un problema de seguridad

El uso del teletexto por parte de los presos no es un hecho aislado. A lo largo de los años, se han documentado numerosos casos en los que esta herramienta ha sido utilizada para fines ilícitos. Desde comunicación entre miembros de grupos delictivos hasta el envío de información clave, el teletexto ha demostrado ser una solución ingeniosa para superar las limitaciones impuestas en las prisiones.

La prohibición del teletexto en las cárceles españolas es un ejemplo de cómo las tecnologías, incluso las consideradas obsoletas, pueden adaptarse a contextos específicos de manera inesperada. Este caso también resalta la necesidad de un enfoque equilibrado en las políticas penitenciarias, que contemple tanto la seguridad como los derechos humanos.

Mientras las autoridades continúan enfrentando el desafío de prevenir el uso indebido de herramientas tecnológicas en las prisiones, también deben garantizar que las restricciones no afecten desproporcionadamente a quienes utilizan estos recursos de manera legítima. El caso de A Lama pone de manifiesto que las soluciones no siempre son sencillas y que las medidas deben ser cuidadosamente diseñadas para abordar los problemas sin generar nuevas controversias.

En un mundo en constante evolución tecnológica, el teletexto se presenta como un recordatorio de que incluso las herramientas más simples y aparentemente obsoletas pueden desempeñar un papel relevante y tener un impacto significativo en contextos específicos. Aunque muchas veces se asocia con una era pasada de la comunicación, su utilidad práctica y su capacidad para adaptarse a circunstancias particulares han demostrado que la tecnología no siempre necesita ser de vanguardia para resultar eficaz.

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