Máscaras africanas: origen y cómo se elaboran

Las máscaras africanas son muy apreciadas por su valor artístico. Adornan las paredes de algunos de los museos y galerías más reconocidos del mundo. Muchos de nosotros incorporamos también máscaras en nuestros hogares para agregar un estilo exótico a nuestra decoración, pero es importante reconocer que debajo de su belleza superficial, estos rostros misteriosos poseen un significado más profundo. Comprender su historia es una parte esencial para apreciar su valor cultural, simbólico y estético. Conozcamos ahora más sobre el origen y cómo se elaboran las máscaras africanas.

Máscaras africanas: origen y cómo se elaboran

El origen y existencia de las máscaras africanas se remonta a la Edad de Piedra. Durante miles de años, los africanos han incorporado máscaras tribales en sus ceremonias, rituales y celebraciones culturales. Cada una de estas creaciones está diseñada de acuerdo con las tradiciones particulares de su región. Los diseños varían de modestos y sencillos a muy elaborados en apariencia.

Los aldeanos africanos tienen creencias profundas y complejas en torno a las ceremonias de enmascaramiento. Se piensa que cuando una persona (a menudo un hombre) usa una máscara, se convierte en una especie de médium, capaz de comunicarse con los espíritus y los antepasados ​​en nombre de la comunidad. Este es un esfuerzo para controlar las fuerzas del bien y del mal al pedir la intervención y las bendiciones de los espíritus para apoyar y guiar a la comunidad a través de eventos cruciales de la vida como la preparación para la guerra, la cosecha de cultivos, el matrimonio, la fertilidad y los entierros.

El fabricante de máscaras

Dado que las máscaras funcionan como un recipiente para el contacto con varios poderes espirituales, el creador de la máscara debe poseer tanto la habilidad técnica como el conocimiento espiritual necesarios para hacerlas. Estos talentosos artesanos esculpen rostros en forma de formas humanas o animales perfectamente simétricas utilizando materiales tan variados como cerámica, textiles, cobre, aluminio o bronce. Finalizan sus creaciones embelleciéndolas con materiales tan variados como arcilla, marfil, cuerno, piedra, plumas y paja. A veces, las máscaras se hacen con la imagen de un rostro femenino que normalmente se basa en el ideal de belleza femenina de una cultura particular .

Se cree que estos artesanos son capaces de sentir el «poder espiritual» que habita en los materiales que utilizan para crear sus piezas. Se cree que la energía del espíritu habita los instrumentos de los artistas, por lo que sus herramientas deben manejarse con extrema precaución. A medida que la máscara comienza a tomar forma gradualmente, se cree que el objeto adquiere más habilidades sobrenaturales. En algunas culturas, se piensa que esta relación íntima entre el creador y su creación permite al propio artista absorber parte de su poder mágico.

El usuario de la máscara

En el mundo occidental, normalmente solo usamos máscaras durante Halloween, fiestas de disfraces y otras ocasiones festivas, mientras que el uso de máscaras siempre ha sido una parte vital de la vida africana. Las máscaras se usan para disfrazar el rostro, a veces junto con un disfraz que cubre todo el cuerpo. Su propósito es permitir que el usuario se transforme en la entidad representada por la máscara. En esencia, el usuario trabaja en conjunto con la máscara durante una ceremonia para liberar su poder oculto.

Mientras los espectadores de la comunidad observan, el usuario (de nuevo, a menudo un hombre) participa en una actuación muy animada en la que entra en un trance profundo hasta que el espíritu habita y posee por completo su cuerpo. La música (principalmente los tambores), la danza, el canto y la oración se utilizan para inducir un estado de trance mediante el cual puede ocurrir esta transformación. Esto prepara el escenario para un intercambio sobrenatural entre el bailarín y los espíritus, los antepasados ​​y otras entidades.

En el África contemporánea, las máscaras ya no se utilizan con tanta frecuencia para las ceremonias tribales, aunque todavía representan una de las contribuciones más vibrantes del continente a las artes.