Es el fin de las calderas de gas: este es su sustituto
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A partir de 2030, todos los nuevos edificios en la Unión Europea deberán ser climáticamente neutros, según una nueva directiva ratificada por el Parlamento Europeo en marzo de 2024. Además, desde 2025, se prohibirán las ayudas para sistemas de calefacción con combustibles fósiles, con el objetivo de eliminar las calderas de gas para 2040.
Para los hogares españoles que actualmente dependen de calderas de gas natural, gasóleo o butano, esto significa que gradualmente deberán reemplazar estos sistemas por alternativas más eficientes y menos contaminantes a medida que se deterioren.
Las mejor alternativa a las calderas de gas
Las calderas de biomasa, una solución de calefacción cada vez más popular en lo hogares, son reconocidas por su eficiencia y su baja huella ecológica. Estos sistemas emplean combustibles renovables, tales como restos agrícolas y forestales (incluyendo cáscaras, huesos de frutos y ramas), así como residuos industriales como el serrín. Cabe resaltar que la producción de estos combustibles no conlleva la destrucción de la riqueza forestal, lo que agrega un valor ecológico considerable.
Dentro de las opciones más comunes de calderas de biomasa se encuentran las calderas de pellets, que emplean pequeños cilindros de material compactado, y las calderas de huesillo de aceituna triturado, que aprovechan los desechos de la producción de aceite de oliva. Además, las calderas combinadas de pellets y leña, junto con las calderas de leña tradicionales, son muy populares debido a su capacidad para optimizar la eficiencia y reducir al mínimo el impacto ambiental.
Ventajas de las calderas de biomasa
En lo que respecta a las ventajas de este sistema, en primer lugar, cabe señala que la instalación es muy sencilla, independientemente del tipo de combustible que se utilice. Además, su eficiencia energética es superior a la de las calderas tradicionales, lo que va a supone un ahorro para el bolsillo.
En segundo lugar, la biomasa disminuye la dependencia de los combustibles fósiles. Por otro lado, el precio de la biomasa es más estable que el de los combustibles fósiles en el mercado. Es el combustible más económico en la actualidad, lo que supone un gran punto a favor.
La biomasa, además de ser una energía limpia e inagotable que emite CO2 neutro, contribuye a la limpieza de los montes al ser extraída, lo que ayuda a prevenir los incendios forestales. Además, representa una fuente de empleo en el ámbito rural y utiliza una tecnología avanzada, lo que asegura que las calderas estén cuidadosamente diseñadas y ofrezcan garantías óptimas.
Tipo de combustible y de calderas
Existen varios tipos de biocombustibles adecuados para alimentar una caldera de biomasa. Todos tienen su origen en recursos naturales y, en ocasiones, se utilizan residuos locales, como las cáscaras de huevo.
Los más comunes incluyen los pellets, elaborados a partir de serrín, que ofrecen alta eficiencia y son fáciles de adquirir; la leña, popular en áreas rurales; y las astillas de madera, obtenidas de la limpieza de bosques.
Estos biocombustibles también se utilizan en estufas de biomasa, ideales para calentar espacios pequeños gracias al aire caliente que emiten frontalmente. A diferencia de las calderas, las estufas calientan directamente el aire, mientras que las calderas emplean agua para distribuir el calor a los radiadores.
Antes de elegir una caldera de biomasa, es importante considerar los diferentes tipos disponibles según su tecnología y el combustible que utilizan. Hay calderas estándar diseñadas para un tipo específico de biocombustible, con un rendimiento del 92% y sistemas automatizados para la alimentación y limpieza. También están las adaptadas a la biomasa, con un rendimiento de hasta el 85%, modificadas para utilizar un biocombustible determinado.
Además, existen calderas de pellet de condensación, con un rendimiento superior del 103%, compactas y completamente automatizadas. Por último, están las calderas mixtas, que pueden utilizar dos tipos de combustible de manera alternativa y automática.
En cuanto al tipo de combustible, las calderas pueden ser policombustible, capaces de funcionar con varios tipos de biocombustibles, o de un solo combustible, como las de pellet. Sin embargo, los pellets pueden generar debate en algunos sectores especializados en energías renovables, ya que, aunque son una forma de biomasa, requieren de manipulación del serrín, lo que implica un consumo adicional de energía.
Componentes
Al instalar una caldera de biomasa, es interesante conocer los componentes que forman parte del equipo mecánico. Entre estos componentes se encuentran el sistema de alimentación, diseñado para transportar el combustible al interior de la caldera, y la cámara de combustión, donde se genera energía térmica mediante la combustión del biocombustible y el aire.
Además, se requiere un intercambiador que transfiera el calor generado al circuito de calefacción, así como un sistema de limpieza que evite la acumulación de cenizas y garantice la eficiencia del sistema. La presencia de una unidad de control es indispensable para optimizar el funcionamiento de la caldera.
Por último, el sistema hidráulico juega un papel fundamental al conducir el agua caliente desde el intercambiador primario hasta los puntos de uso.
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