Especies invasoras

Esta planta es una de las peores especies invasoras de España, y ya está desplazando a la vegetación nativa

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Rabo de gato. Foto: Krzysztof Ziarnek, Kenraiz.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

En la actualidad, ya hay más de 200 especies invasoras registradas en España. Muchas pasan desapercibidas, se mezclan con el entorno y la mayoría de las personas no sabría identificarlas. No obstante, sigue teniendo un impacto que resulta letal.

Las plantas invasoras afectan al medio ambiente, a la salud, a la agricultura y también a la ganadería. Compiten con las especies autóctonas y casi siempre gana la más agresiva. Es por eso que salir al campo ya no se parece en nada a lo que era hace décadas. Los colores han cambiado, los tamaños también, y hay zonas que parecen completamente distintas.

Algunas especies invasoras llegaron como si nada en macetas de jardín, como algo puramente estético. Pero con el tiempo mutaron en una amenaza real. Ese es el caso del rabo de gato.

Esta es la especie invasora que amenaza la biodiversidad en España

El Pennisetum setaceum, mejor conocido como rabo de gato, es una gramínea originaria del noreste de África que fue introducida en los años 40 con fines ornamentales. Se veía muy bien en los jardines y no parecía peligrosa, pero hoy en día ha colonizado barrancos, acantilados, medianías y márgenes de carretera. Y lo ha hecho muy rápido.

Cada planta puede generar hasta 10.000 semillas al año. Son ligeras, viajan con el viento, el agua o pegadas a la ropa, y pueden sobrevivir hasta seis años en el suelo antes de germinar. Tres meses después de nacer, ya florecen. A partir de ahí, el ciclo no se detiene.

El rabo de gato no sólo desplaza a la flora autóctona, también modifica el equilibrio ecológico del terreno que invade. Forma masas densas que impiden el crecimiento de otras plantas, seca el suelo más rápido y rompe las cadenas de alimento de muchos insectos y aves.

Además, actúa como combustible perfecto en caso de incendio: arde con facilidad y favorece la propagación del fuego. En zonas donde antes crecían especies endémicas, ahora sólo queda esta gramínea.

Lo que destaca de esta planta es su gran capacidad para resistir. El rabo de gato soporta cortes, pisoteo, fuego, y vive hasta dos décadas. Cuando una zona es invadida por esta planta, la flora nativa pierde la partida.

¿Por qué esta especie invasora ha unido a tanta gente?

En el macizo de Teno, en Tenerife, la Asociación Abeque lleva años sacando esta planta con mucho esfuerzo. Cada mes, un grupo de voluntarios (senderistas, pastores, montañeros) sube a zonas escarpadas con bolsas, mapas y azadas. Recogen espigas, arrancan plantas de raíz y limpian el terreno.

Si bien este es un método muy básico, ha mostrado resultados. La planta está controlada en buena parte del parque rural gracias al seguimiento periódico de las zonas tratadas.

Esta acción ciudadana se ha extendido a otras islas: La Gomera, Gran Canaria o El Hierro han replicado la estrategia. A nivel institucional, también se actúa, pero no con la misma regularidad.

¿Cuántos tipos de rabo de gato hay y cuál es el peligroso?

Por último, es crucial no confundir el rabo de gato (Pennisetum setaceum), especie invasora, con otras plantas que comparten nombre común pero no tienen nada que ver.

Una de ellas es el verdadero «rabo de gato» usado en herbolaria, como el Sideritis angustifolia, que crece en la Península y se emplea en infusiones con propiedades digestivas. A diferencia del invasor africano, esta planta es nativa y beneficiosa.

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