Está lleno de microbios y nunca lo lavas: el electrodoméstico de tu cocina que está acumulando suciedad


El café es una de las bebidas más consumidas del mundo y, por ende, la mayoría de hogares tienen una cafetera. En el mercado actual, podemos encontrar muchísimos modelos diferentes: italiana, de cápsulas, de goteo… Sin embargo, todos tienen algo en común: son una fuente de contaminación. Diversos estudios microbiológicos han demostrado que este electrodoméstico, en su interior, acumula bacterias y moho que proliferan con facilidad gracias a una combinación de factores: calor, humedad y restos de café.
Lo que más preocupa a los expertos es que pocas personas lavan su cafetera en profundidad. Normalmente, se limitan a limpiar la jarra o el depósito de agua, pero olvidan los filtros y los conductos internos que actúan como un caldo de cultivo para microorganismos. El hecho de tener la cafetera sucia altera el sabor del café, que empieza a tener un gusto agrio, rancio o incluso metálico. Además, la acumulación de sedimentos y cal obstruye los conductos, acortando la vida útil de este electrodoméstico. A esto hay que sumar que, aunque no es lo más habitual, algunas personas sufren problemas de salud por el contacto con bacterias o moho, como diarreas o vómitos.
El electrodoméstico que está lleno de suciedad
A estas alturas, seguro que te estás preguntando por qué la cafetera favorece el crecimiento de microbios. En primer lugar, el agua que circula y se queda en los depósitos crea el entorno perfecto para la formación y proliferación de moho. A la humedad se suma la temperatura; después de preparar el café, el interior de este electrodoméstico alcanza un calor que puede ser un verdadero caldo de cultivo. Asimismo, el café molido deja partículas que se incrustan en los filtros, y esos residuos son alimento para hongos y bacterias. ¿El resultado? Un aparato que a simple vista parece que está impecable, pero que por dentro acumula suciedad que puede alterar el sabor del café, e incluso provocar problemas de salud.
Un estudio de la Universidad de Valencia analizó varias cafeteras de uso doméstico y detectó hasta 67 especies distintas de bacterias en los depósitos de cápsulas usadas. Otro trabajo realizado en Estados Unidos descubrió que las cafeteras de goteo podían contener más microorganismos que algunos inodoros públicos. Los expertos coinciden en que no se trata de alarmar a la población con estos datos, sino de concienciar. La mayoría de bacterias halladas no son peligrosas en personas sanas, pero en individuos con defensas bajas sí podrían provocar molestias digestivas o infecciones leves.
Cómo limpiar la cafetera paso a paso
La buena noticia es que mantener este electrodoméstico en perfecto estado no es nada complicado. Sólo hay que seguir una serie de pasos muy simples:
- Lo primero y más importante es vaciar y enjuagar el depósito de agua todos los días. Aunque parezca la opción más práctica, no es una buena idea rellenar el depósito sobre el agua que ya está ahí, ya que el agua estancada favorece la proliferación de bacterias. Lo que debes hacer es vaciarlo, enjuagarlo y dejarlo secar antes de volver a llenarlo.
- Las piezas que más contacto tienen con el café son la jarra y los filtros o los portacápsulas, en función del modelo de cafetera. Por lo tanto, debes prestarles especial atención durante la limpieza. Lava estas piezas con agua caliente y jabón neutro.
- Aunque hay muchas personas que lo pasan por alto, es fundamental descalcificar la cafetera una vez al mes. La cal obstruye los conductos, arruina el sabor del café y acorta la vida del electrodoméstico. Para eliminarla, puedes utilizar descalcificadores específicos o, si prefieres una solución casera, pasar un ciclo con una mezcla de agua y vinagre.
- En las cafeteras de cápsulas, los expertos insisten en la importancia de retirar las cápsulas de inmediato y enjuagar la bandeja con agua tibia. El compartimento de cápsulas usadas acumula humedad y calor, lo que lo convierte en un caldo de cultivo para bacterias y moho.
- Después de la limpieza, asegúrate de secar cada pieza antes de volver a montarlo todo. La humedad constante es el factor que más favorece el crecimiento de microbios.
Además de la limpieza habitual, puedes utilizar bicarbonato para limpiar la jarra de cristal y eliminar manchas difíciles. Asimismo, durante el ciclo de limpieza, puedes añadir rodajas de limón en el depósito para que desinfecte la cafetera y deje un olor fresco. En cualquier caso, lo más importante es evitar los estropajos metálicos porque rayan las superficies y favorecen la acumulación de suciedad en las ranuras.
En conclusión, la cafetera es un electrodoméstico ampliamente utilizado en los hogares, pero a menudo olvidado en cuanto a higiene. Su combinación de humedad, calor y residuos orgánicos la convierte en un foco invisible de microbios. La buena noticia es que basta con limpiar a diario las distintas piezas, desinfectar los conductos con regularidad y evitar el agua estancada.