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Está en EEUU pero su nombre es español: casi nadie lo sabe pero éste es el origen de una de las ciudades más antiguas

EEUU
Albuquerque.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Albuquerque, situada en el sureste de Estados Unidos, es la ciudad más grande de Nuevo México, cuya identidad tiene raíces españolas que se reflejan en su toponimia y cultura. Para comprender de dónde proviene «Albuquerque», es necesario retroceder varios siglos hasta la época de la colonización española en EEUU y conocer la historia del duque de Alburquerque. Originalmente, recibió el nombre de «La Villa de Alburquerque», conservando la doble «r» característica del título nobiliario.

Con el paso del tiempo, la pronunciación y escritura se simplificaron, eliminando la segunda «r». En el siglo XIX, ya se había consolidado el nombre «Albuquerque», el cual se mantuvo al pasar el territorio bajo control estadounidense tras el Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848. Hoy, la ciudad conserva no sólo su herencia española, sino también expresiones que se remontan al siglo XVIII.

El origen español de Albuquerque

El nombre de la ciudad estadounidense rinde homenaje a Francisco Fernández de la Cueva y Enríquez de Cabrera, décimo duque de Alburquerque. Este noble fue un destacado militar y noble que ejerció como virrey de Nueva España entre 1653 y 1660. Aunque la villa que lleva su nombre fue fundada varias décadas después de su mandato, se mantuvo el reconocimiento a su figura como símbolo de autoridad y prestigio dentro del Imperio español.

El título de «Duque de Alburquerque» proviene de la ciudad española homónima, cuyo nombre se origina en el latín «albus quercus», que significa «roble blanco». Esta referencia hace alusión a la costumbre de asociar linajes con elementos naturales que simbolicen fuerza y longevidad. Por ello, al establecer una villa en el América, los colonizadores quisieron perpetuar esta tradición.

La creación de Albuquerque en el valle del río Grande no fue una decisión casual. La elección de este lugar por parte del gobernador Francisco Cuervo y Valdés respondía a varios factores estratégicos: la fertilidad de la tierra, la disponibilidad de agua y la ubicación sobre rutas comerciales clave que conectaban Santa Fe con la Ciudad de México.

Además, la fundación de Albuquerque coincidió con un período de tensiones entre los colonizadores españoles y las comunidades indígenas. La Rebelión Pueblo de 1680 demostró la necesidad de reforzar la presencia institucional y militar en la región. Por esta razón, la ciudad no sólo nació como un asentamiento, sino también como un punto clave para la administración y defensa del norte del virreinato.

Durante la época colonial, la villa creció alrededor de la plaza central, siguiendo el modelo urbano español, con calles rectas y una iglesia principal como punto focal. La economía de la ciudad dependía en gran medida de la agricultura, el comercio local y la conexión con Santa Fe, que en aquel entonces el centro administrativo del territorio.

En el siglo XIX, con la anexión a Estados Unidos, empezó a transformarse. La influencia estadounidense se manifestó en la arquitectura, la educación y la infraestructura, pero la ciudad nunca perdió su identidad. Hoy en día, Albuquerque conserva tradiciones indígenas y españolas, que se mezclan con la influencia anglosajona del siglo XXI. El español que se habla en la ciudad mantiene palabras y expresiones que datan de la época colonial. La toponimia, además, sigue siendo un recordatorio constante de la herencia española.

Herencia española en otros lugares de EEUU

Albuquerque no es un caso aislado. Miles de nombres en Estados Unidos reflejan la influencia de la colonización española, desde Florida, bautizada por Juan Ponce de León en 1513, hasta ciudades como Los Ángeles, San Antonio, Santa Fe o Las Vegas. En Nuevo México, esta influencia es especialmente notable, con numerosos topónimos de origen español: Las Cruces, Socorro, Española, Tierra Amarilla, San Miguel, río Grande o Sierra Blanca, entre muchos otros.

«Dividida por el imponente Rio Grande (río Grande) y teñida de color rosa por Sandia Mountains (sierra de Sandía), esta ciudad altiplánica de más de medio millón de habitantes es la más grande de Nuevo México. En este lugar el visitante encuentra un distintivo aire cultural y una escena culinaria que son típicos del suroeste, gracias a su historia como hogar milenario de tribus indígenas estadounidenses y posteriormente como colonia española del siglo XVIII. Con 310 días de sol al año y un deslumbrante paisaje desértico y montañoso, Albuquerque es el lugar ideal para los amantes de la naturaleza en cualquier estación. Fundado en 1706, Old Town es el corazón histórico y cultural de Albuquerque. Admira desde el centro de la plaza los edificios de estilo pueblo con sus perfilados muros de adobe, azoteas, vigas y pequeños arcos», detalla Visit the USA.

En definitiva, Albuquerque es un testimonio vivo de la presencia española en América del Norte. Su nombre, derivado del título nobiliario de Francisco Fernández de la Cueva, décimo duque de Alburquerque, refleja siglos de historia colonial. La ciudad representa la confluencia de culturas indígenas, españolas y estadounidenses, y su evolución a lo largo de los siglos.

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