El día más corto de nuestra vida está a punto de llegar: un experto lo ha confirmado y no hay vuelta atrás


Vivimos rodeados de rutinas marcadas por el reloj: 24 horas, 1.440 minutos, 86.400 segundos. Parece una constante inmutable, pero ¿y si te dijera que esa duración está cambiando? Aunque no lo percibamos directamente, el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta completa sobre sí misma (lo que llamamos un «día») no siempre ha sido exactamente el mismo, ni lo será en el futuro. Desde hace algunos años, los científicos han observado algo que podría parecer de ciencia ficción: la Tierra está girando cada vez más rápido. Y eso significa que está a punto de llegar el día más corto de nuestra vida.
Uno de los expertos que ha encendido las alarmas es Graham Jones, astrofísico especializado en fenómenos de rotación terrestre, quien ha señalado que en julio o agosto de 2025 podríamos vivir el día más corto jamás registrado. Pero ¿por qué está ocurriendo esto? ¿Qué está acelerando a nuestro planeta, y qué consecuencias podría tener en el futuro? Lo que parecía imposible, ahora es una posibilidad científica real.
El día más corto de la Tierra
Desde 2020, los científicos vienen registrando un fenómeno que hasta ahora había pasado desapercibido fuera del ámbito científico: la Tierra, en vez de ir frenándose como dicta la evolución natural del sistema Tierra-Luna, está rotando más rápido. Aunque el cambio sea imperceptible para nuestros sentidos, se puede medir con tecnología de alta precisión.
En condiciones normales, un día solar medio tiene una duración de exactamente 86.400 segundos. Pero los datos muestran que, en los últimos años, ese número se ha reducido por pequeñas fracciones de milisegundo. Por ejemplo:
- En 2021, un día duró 1,47 milisegundos menos de lo habitual.
- En 2022, la reducción fue de 1,59 milisegundos.
- En 2023, se acortó en 1,31 milisegundos.
- Y en 2024, alcanzamos el récord: un día que duró 1,66 milisegundos menos.
Graham Jones ha identificado tres fechas críticas que podrían albergar el día más corto jamás documentado: el 9 de julio, el 22 de julio y el 5 de agosto de 2025. Estas fechas no han sido elegidas al azar: corresponden con un patrón de aceleración que se ha estado observando, y coinciden además con un momento en el que la Luna se encuentra en un punto específico de su órbita.
Jones no afirma con total certeza cuál de esos días romperá el récord, pero asegura que será uno de ellos. Lo que sí parece claro es que la velocidad de rotación de la Tierra podría llegar a un pico sin precedentes, haciendo que un día terrestre se acorte todavía más que el récord de julio de 2024.
¿Por qué gira más rápido?
La respuesta no es sencilla ni tiene una única causa. Desde hace milenios, la tendencia general ha sido la contraria: una rotación cada vez más lenta, principalmente por el efecto de las mareas que genera la Luna. Esta fricción constante entre el agua del océano y el movimiento del planeta ha ido «frenando» paulatinamente a la Tierra. De hecho, hace unos 4.500 millones de años, un día terrestre duraba apenas unas pocas horas.
Entonces, ¿por qué ahora estamos acelerando? Hay varias teorías, pero ninguna lo explica completamente. Se sospecha que podrían estar ocurriendo procesos anómalos en el núcleo de nuestro planeta, donde movimientos internos de hierro líquido y cambios en el campo magnético podrían estar actuando como una especie de motor oculto, modificando el ritmo de rotación.
Además, otros factores como el derretimiento de los glaciares, el desplazamiento de masas terrestres y las dinámicas de la atmósfera también juegan su parte. Sin embargo, el consenso es claro: todavía no entendemos del todo qué está pasando.
La Luna, una influencia secundaria pero importante
Una de las piezas fundamentales en esta historia es la Luna, nuestro satélite natural. La interacción gravitatoria entre la Tierra y la Luna ha sido una constante modeladora del tiempo terrestre. Gracias a esta relación, las mareas existen, y gracias a las mareas, también la desaceleración rotacional.
Pero curiosamente, las fechas señaladas por Jones coinciden con el apogeo lunar, es decir, el momento en que la Luna se encuentra más alejada del ecuador terrestre. En ese punto, su influencia gravitatoria sobre la rotación de la Tierra se reduce mínimamente, lo que podría favorecer un leve incremento en la velocidad de giro. Aun así, los científicos coinciden en que esta influencia es relativa y secundaria frente a otras posibles causas.
¿Qué pasará a largo plazo?
Si tenemos en cuenta la tendencia histórica, la Tierra debería seguir frenándose hasta que, dentro de unos 50.000 millones de años, quede en sincronía total con la Luna, mostrándole siempre la misma cara (como ya hace la Luna con nosotros). A este fenómeno se lo conoce como bloqueo de marea.
Pero no llegaremos a verlo. Para entonces, el Sol ya habrá pasado por sus fases finales de vida, convirtiéndose primero en una gigante roja y, más tarde, en una enana blanca. Según las estimaciones astrofísicas, la Tierra será inhabitable dentro de unos 10.000 millones de años, mucho antes de que ese bloqueo llegue a suceder.