Tarjetas de crédito

Aviso urgente de un economista por esto que haces con tu tarjeta de crédito: «Es una ruina»

Aviso urgente de un economista por esto que haces con tu tarjeta de crédito: «Es una ruina»
Gemma Meca
  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Un economista ha lanzado un importante aviso ante lo que hacemos con la tarjeta de crédito y que es realmente una ruina. Dependemos cada vez más de este elemento que se ha convertido en el básico que quizás hasta ahora no le dábamos el valor que hasta la fecha ha tenido. Es una de las formas más cómodas de pagar que con el cambio en los bancos ha ido cobrando cada vez más y más protagonismo, hasta obtener una serie de elementos que no esperaríamos que fueran tan destacados.

Sin duda alguna, nos es muy cómodo pagar con la tarjeta. Recibimos directamente el dinero del trabajo que hacemos cada mes en el banco y lo podemos emplear de la mejor manera posible, con la llegada de determinados cambios que pueden ser los que marcarán la diferencia. Es momento de empezar a ver esta tarjeta como lo que es, una herramienta para pagar, pero también un producto bancario. Nos puede ser muy útil, pero también puede ser la causa de una serie de problemas que debemos tener en cuenta en estos días que tenemos por delante.

Lo que haces con tu tarjeta de crédito

Las compras con la tarjeta de crédito son cada vez más numerosas. Hemos pasado de ser un país en el que el efectivo era una de las formas más rápidas de pagar y que suponía un menor control, a utilizar estos elementos que pueden acabar siendo los que marcarán una diferencia importante en nuestros gastos.

La comodidad de llevar la tarjeta o la aplicación de la tarjeta en el teléfono nos permite controlar en todo momento los gastos. Es decir, podemos comprar y ver qué gastamos, para que de esta manera tengamos en mente un control más específico. Todo lo que gastamos acabará siendo una realidad que puede acompañarnos con mayor o menos forma de hacer este tipo de transacciones en un abrir y cerrar de ojos.

Conseguiremos aquello que necesitamos con la máxima velocidad posible. Pero cuidado, esta comodidad puede ser nuestra ruina. Sobre todo, si ponemos en práctica una serie de detalles que acabarán siendo fundamentales. La manera en la que controlamos nuestras compras o quizás la necesidad de aplazarlas puede acabar siendo terrible. La dura advertencia que lanza este economista lo dice todo. Será mejor que dejemos de usar las tarjetas de crédito de esta manera.

Esto que hacemos con las tarjetas de crédito puede llevarnos a la ruina

Un economista como Gonzalo Bernardos lanza una importante advertencia: «lo que no es aconsejable de ninguna de las maneras es retardar el pago de la tarjeta de crédito dos, tres o seis meses. Eso es una ruina, porque hay tarjetas de crédito que tienen un tipo de interés que está entre el 18 y el 24%. Lo mejor es gastar y pagar al final de mes. No me cobran nada y sé todo sobre mis gastos simplemente mirando en la web».

Por lo que, estas compras aplazadas que pueden parecernos increíbles, permitiendo comprar más y pagar después, es algo que puede llegar a ser especialmente contraproducente. Lo que acabamos haciendo con las tarjetas de crédito puede ser especialmente perjudicial para nuestra economía doméstica.

Desde blogs especializados como inbestME nos ponen algunos ejemplos del tipo de tarjeta y prácticas que debemos evitar: «Las tarjetas de crédito te permiten gastar aunque no tengas dinero en la cuenta: al final de mes pagas lo gastado sin intereses. Si no puedes pagarlo o decides aplazarlo pagarás intereses que pueden llegar hasta el 30%. La tarjeta revolving es un tipo de tarjeta en la que todas las compras o retiradas de efectivo que hacemos quedan automáticamente aplazadas. En lenguaje del banco sería “para que pueda usted pagar las compras en cómodos plazos”, la realidad es más tosca “gásteselo ahora y páguelo toda la vida”. Vamos a poner un ejemplo para verlo más claro. Juan y María están planeando ir a pasar unos días al pueblo de los padres de ella. Van un poco justos y esta es una forma bastante económica de hacer vacaciones. Tres días antes, María conduce tranquilamente hacia el trabajo cuando tiene una avería grave. La grúa le lleva el coche a su mecánico de confianza y… ¡malas noticias!, la reparación costará unos 2.500 € y estarán sin coche unos 10 días como mínimo. Juan y María no saben de la importancia de tener un fondo de emergencia , y no tienen ahorros para hacer frente a la avería. Juan se acuerda de la tarjeta que le hicieron en su banco hace unos meses, la “Visa Infinita”, con la que obtenía 3.000 € de crédito a usar cuando quisiera y a pagar en cómodos plazos. Gastaron 500 € alquilando un coche para toda la semana y a la vuelta de sus vacaciones pagaron al mecánico 2.500 €. Hablando con el banco pidió que le pusieran una cuota de 65,78 € al mes que empezarían a pagar el 10 de mayo de 2017. Al cabo de 4 años seguían llegando cuotas. Nuestros protagonistas hicieron un sencillo cálculo, 48 meses por 65 € son 3.157 €, “si no hemos acabado poco ha de faltar” pensaron, y se fueron con su Visa Infinita a su oficina bancaria. Allí  hicieron el cálculo delante de su gestor que les miró sorprendido y les dijo “ustedes están pagando un 28% de interés, con lo que parte de la cuota que pagan son intereses, a 65,78 € al mes acabarán de pagar la Visa Infinita el 10 de junio de 2030, les faltan por pagar nueve años y un mes».

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