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Aviso muy importante si aplastas las arañas que encuentras en tu casa: no volverás a hacerlo

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Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Aunque a muchas personas les incomoda compartir su espacio con insectos o arácnidos, la realidad es que no todos estos pequeños visitantes son tan indeseables como creemos. Al contrario de lo que se suele pensar, convivir con ciertas especies de arañas puede tener beneficios inesperados en casa. Estas criaturas no sólo suelen ser inofensivas, sino que además cumplen funciones clave en el mantenimiento del equilibrio natural dentro del hogar.

En muchas ocasiones, lo que consideramos una amenaza puede ser en realidad un aliado silencioso. Las arañas, lejos de ser un peligro, se alimentan de insectos molestos como mosquitos, moscas, hormigas e incluso otras arañas. Ignorar su presencia o incluso protegerlas podría ayudarnos a controlar plagas que sí representan un verdadero riesgo para la salud humana.

El papel de las arañas en casa

En todo el mundo existen más de 50.000 especies de arañas identificadas, y muchas de ellas se han adaptado a vivir en espacios interiores. Algunas entran por accidente, pero muchas otras escogen deliberadamente los espacios cerrados para establecerse. Buscan refugio, condiciones cálidas, oscuras y seguras, y una fuente estable de alimento. Y lo más curioso: muchas veces conviven con nosotros sin que nos demos cuenta.

Esto no es una casualidad. El entomólogo Matt Bertone, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, lo demostró con un estudio realizado en 50 hogares distintos. Descubrió que, independientemente de la limpieza, casi todas las casas tenían arañas viviendo dentro. Entre las especies más comunes encontradas estaban la araña de telaraña irregular (de la familia Theridiidae) y la conocida como araña de bodega (Pholcus phalangioides).

Ante el miedo o el rechazo, lo más recomendable no es exterminar las arañas, sino moverlas cuidadosamente al exterior. Con la ayuda de un vaso y una hoja de papel, puedes trasladarlas sin hacerles daño y permitirles seguir cumpliendo su función en otro lugar. De esta forma, evitamos hacer daño a una especie que contribuye silenciosamente a mantener nuestros espacios libres de plagas.

Araña de bodega

La araña de bodega es un ser que se adapta perfectamente a los rincones olvidados y oscuros de cualquier espacio cerrado. Se encuentra en bodegas, sótanos, almacenes antiguos, o incluso en los áticos polvorientos. Este tipo de araña, de pequeño tamaño, ha aprendido a sobrevivir en condiciones de aislamiento, donde la luz escasea y el movimiento es mínimo.

Su cuerpo suele ser de tonos oscuros, grisáceos o marrones, lo que le permite camuflarse perfectamente con el entorno. En comparación con otras especies de arañas más visibles, como las de jardín, la araña de bodega es más reservada y menos invasiva, prefiriendo estar al margen. Su telaraña es irregular y caótica, diseñada como una estructura que la mantiene oculta entre las sombras.

Este arácnido no busca llamar la atención, pero su presencia es esencial en el ecosistema de la bodega. Se alimenta de insectos que también han encontrado refugio en estos ambientes olvidados, manteniendo el equilibrio entre las criaturas pequeñas que habitan estos espacios. Su ciclo de vida es lento y silencioso, alejado de la actividad frenética del mundo exterior. Estas arañas, con su existencia discreta, son un símbolo de resistencia y adaptación dentro de casa.

Aracnofobia

La aracnofobia es el miedo irracional y persistente a las arañas, que afecta a una parte significativa de la población mundial. Es una de las fobias más comunes y puede variar desde una leve incomodidad hasta un terror debilitante que impide a la persona realizar actividades cotidianas, como entrar a un cuarto o incluso salir al aire libre, si existe el riesgo de encontrar una araña.

El origen de la aracnofobia se puede explicar desde diferentes perspectivas. Evolutivamente, los humanos pueden haber desarrollado un temor innato hacia ciertos animales como las arañas debido a que algunas especies son venenosas y representan un peligro real. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las arañas que encontramos en entornos urbanos son inofensivas, y el miedo se basa más en la percepción y el condicionamiento que en la amenaza real.

A nivel psicológico, la aracnofobia puede originarse en la infancia, a través de una experiencia traumática o por la transmisión de miedos de los padres o figuras cercanas. También está vinculada a la ansiedad generalizada, ya que las personas con altos niveles de estrés o temor suelen desarrollar fobias a diversos objetos o situaciones.

Los síntomas de la aracnofobia incluyen palpitaciones, sudoración excesiva, dificultad para respirar y una fuerte sensación de pánico ante la presencia o incluso solo la idea de una araña. En algunos casos, esto puede llevar a evitar ciertos lugares donde se percibe que puede haber arañas, afectando la vida social y laboral de la persona.

El tratamiento de la aracnofobia puede incluir terapias de exposición, donde el individuo se enfrenta de manera gradual y controlada a su miedo, así como terapias cognitivo-conductuales para reestructurar los pensamientos irracionales.

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