Castilla-La Mancha

Aguas turquesas rodeadas de campos de trigo: parece un lago de Italia pero está en Castilla-La Mancha

Castilla La-Mancha
La Alcarria.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En el corazón de Castilla-La Mancha, donde los paisajes parecen dominados por llanuras infinitas, campos de cereal y pueblos detenidos en el tiempo, hay un lugar que rompe con todas las ideas preconcebidas. En medio de este paraíso, hay un embalse cuyas aguas turquesas bañan las colinas de un pueblo que sorprende por su encanto rural y su vínculo con el pasado. Y como si de una historia fantástica se tratara, frente a sus costas se encuentra una curiosa isla rocosa que, según cómo incida el sol, parece la silueta de un rinoceronte.

Este destino, que cada verano gana más adeptos, no es otro que Sacedón, en la provincia de Guadalajara. Una joya escondida en la comarca de La Alcarria, donde los chapuzones se mezclan con paseos históricos, gastronomía castellana y la calma de un entorno natural que invita al descanso, la aventura y la contemplación.

Un mar interior en plena Alcarria

Cuando uno llega a Sacedón por primera vez, cuesta creer que esté en el centro de España. Las aguas del embalse de Entrepeñas brillan con tonalidades imposibles, tan azules que parecen prestadas de alguna isla del Caribe. El contraste con los pinares que se derraman por las laderas y los riscos de piedra caliza que enmarcan la escena genera una imagen difícil de olvidar.

El embalse, nacido en los años 50 como parte del sistema hidráulico del Tajo, no solo no desplazó la vida rural como ocurrió en otros lugares, sino que la impulsó. En lugar de desaparecer, Sacedón se reinventó como un enclave turístico, integrando el agua en su identidad. Ahora, sus calles y miradores miran al embalse como si siempre hubiera estado allí.

La isla del rinoceronte: una joya geológica

Uno de los mayores atractivos del embalse de Entrepeñas es la singular «isla del rinoceronte», oficialmente conocida como Pico de Monte Abajo. Este afloramiento rocoso ha sido bautizado popularmente con ese nombre por su perfil peculiar, que recuerda al cuerpo robusto y la gran cabeza de uno de estos animales salvajes.

La percepción cambia según la hora del día, ya que las sombras y la luz solar modelan sus formas y relieves. Es uno de esos ejemplos de pareidolia natural que encantan a quienes disfrutan encontrando formas conocidas en la naturaleza. Ya sea desde la orilla, desde un barco o desde los miradores que rodean el embalse, este islote calcáreo se ha convertido en un emblema del lugar.

Playas de interior con sabor mediterráneo

A orillas del embalse se han habilitado zonas de baño, playas de arena fina y plataformas flotantes. Aquí, rodeado de colinas verdes y campos de trigo, uno puede nadar, practicar paddle surf, alquilar un kayak o simplemente dejarse llevar por el vaivén del agua sobre una tabla de windsurf.

Las condiciones son idóneas: el embalse alcanza este año sus niveles más altos gracias a las abundantes lluvias de primavera, y las aguas están especialmente limpias y calmadas. Las temperaturas, suaves y agradables, permiten disfrutar del baño desde mayo hasta bien entrado septiembre.

Miradores que cuentan historias

El paisaje de Sacedón no sólo se admira desde la orilla. Sus miradores naturales y construidos ofrecen perspectivas únicas sobre el entorno. El más destacado es el del Puente Románico, desde el cual se puede contemplar el impresionante cañón tallado por el río Tajo y el puente medieval que parece flotar entre épocas.

Otro punto mágico es el Alto de San Julián, desde donde se obtiene una vista panorámica de Sacedón, su iglesia y el embalse. Fue aquí donde Cela, en su mítico «Viaje a la Alcarria», describió con precisión un pueblo que todavía no se asomaba al agua. Aquel retrato literario sigue vigente en muchos aspectos, aunque el embalse ahora añade una nueva dimensión al encanto original.

Patrimonio oculto bajo el agua y ruinas que resurgen

Cuando el embalse baja su nivel, emergen las ruinas del Real Sitio de la Isabela. Este antiguo balneario, que en su día fue destino de reinas y nobles, quedó sumergido tras la construcción de la presa. Pero en épocas de sequía o cuando el nivel del agua desciende, los restos aparecen como un escenario fantasmagórico que habla de otro tiempo.

Se trata de un lugar que remonta sus orígenes a la época romana y que vivió su apogeo durante el siglo XIX como refugio de salud y descanso. Hoy, las ruinas provocan fascinación y respeto. Pasear entre sus vestigios es como caminar por un sueño, con la silueta del embalse siempre presente a unos metros.

Sacedón y el embalse de Entrepeñas son mucho más que un lugar para darse un baño. Representan la unión perfecta entre naturaleza, historia, cultura y espiritualidad. Aquí, en plena Castilla-La Mancha, existe un mar interior rodeado de paisajes que sorprenden, monumentos que hablan y leyendas que se mantienen vivas. Es un destino para quienes buscan autenticidad, belleza sin artificios y experiencias memorables.

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