Tucán: datos curiosos y características
El tucán forma parte de una familia de aves, amplia y que, según los científicos, alberga más de seis géneros y 42 especies diferentes. Su nombre proviene de la palabra guaraní, «tupí» y se localiza, mayoritariamente, entre la fauna común americana.
La esperanza de vida de un tucán es amplia y pueden llegar a vivir hasta 20 años. Son monógamos, mantienen una pareja estable durante la mayoría de su vida y puede pesar entre 130 y 680 gramos. Igualmente, su estatura puede variar de entre los 18 centímetros, a los ejemplares más lustrosos que pueden medir hasta 65 centímetros.
Pico
Una de las señas de identidad del tucán es su enorme y colorido pico. No solo les sirve estéticamente para conformar una de las aves más curiosas y bellas del planeta, también tienen una función vital para ellas: les ayuda a mantenerse frescos.
Los tucanes no sudan y viven en climas cálidos, por lo que su pico cumple una función vital para ellos.
No tienen una estructura sólida y son bastante ligeros para lo grandes que suelen ser. Por esto, los tucanes no pueden utilizarlo para pelear con sus presas ni para cavar en el suelo.
Dos grupos
Los científicos que se dedican al estudio de estos animales, suelen clasificar a los tucanes en dos grandes grupos. Por un lado los Tucanes Verdaderos, conocidos por ser aquellos que tienen el pico enorme, amarillo, manchas de colores y el cuerpo de color blanco y negro. Su cola es cuadrada.
Por otro lado los Arasaris, más pequeños que los verdaderos, su cola es escalonada y en forma de cuña, además de que su pelaje suele ser verde, rojo y amarillo.
Monógamos
Son aves monógamas, mantienen su relación con la hembra durante toda su vida. Las hembras se reproducen una vez al año, que suele coincidir con la estación de primavera. Durante el apareamiento, la pareja utiliza su pico para recolectar la fruta y comida, y lanzarla con su pareja como método de cortejo.
Ambos incuban los huevos que suelen contener entre dos y cinco.
Sociables
El tucán es un animal muy sociable. Suelen andar en pareja o en grupos pequeños que no superan la docena y permanecen habitualmente en las ramas de los árboles.
En ocasiones, muchos asemejan su sonido con la de la voz humana, aunque, a diferencia de los loros, no son capaces de repetir sonidos.
Son territoriales y por eso es complicado domesticarlos. Para ello, lo ideal es mantenerlos dentro de una jaula, aunque, donde mejor se comportan es en su hábitat natural.
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