Una isla japonesa donde sólo pueden entrar hombres quiere ser Patrimonio de la Humanidad

Una isla japonesa donde sólo pueden entrar hombres quiere ser Patrimonio de la Humanidad
Panorámica de la isla japonesa de Okinoshima.

Okinoshima es para Japón un shinto kami, que en castellano significa «sitio sagrado». Una isla al sur del país de 800.000 metros cuadrados que aspira a entrar en la lista de Patrimonios de la Humanidad de la Unesco en 2017. En el enclave se han encontrado más de 80.000 artefactos, incluidos joyas y ornamentos, designados como tesoro nacional por el gobierno japonés.

Este lugar, ubicado en el mar de Genkai, es un punto sagrado y de peregrinación para muchos japoneses cuya propiedad corresponde al Santuario Munakata Taisha. Una institución que sólo permite acceder a la isla a sus sacerdotes. Tan sólo hay una excepción en todo el año: durante el festival anual que se celebra en mayo.

Uno de los templos de la isla de Okinoshima.
Uno de los templos de la isla de Okinoshima.

Okinoshima forma parte de Munakata, una ciudad de la prefectura de Fukoka. Según la tradición religiosa, los antiguos dioses Shinto colocaron allí a tres emperatrices para que cuidaran y protegieran el país.

Los rituales religiosos y espirituales tiene una larga tradición allí. Desde hace más de 600 años, se celebran distintas ceremonias en las que los hombres oran por la seguridad de las embarcaciones y el éxito de las misiones diplomáticas de Japón en Asia.

Prohibición a las mujeres

Aunque no hay ninguna causa oficial, algunas tradiciones señalan que es la menstruación la causa de que no dejen entrar a las mujeres. La religión sintoísta cree que la sangre es impía y «ensuciaría» este lugar sagrado.

Otra de las posibles causas es que, en el pasado, los viajes a Okinoshima solían ser muy peligrosos. Para el pensamiento de la época, las mujeres no iban para así protegerlas de cualquier percance.

En cualquier caso, es una isla especial. Además de su belleza orográfica, está su historia. Los rituales religiosos se celebran desde el siglo IV, cuando eran presididos por el clan Munakata, dominador de la región entonces y cuyos miembros están enterrados en la isla.

Paradójicamente, y a pesar de que las mujeres tienen prohibida la entrada, los rituales de la isla hoy en día se celebran en los santuarios de las tres emperatrices de Munakata, todas ellas representan fenómenos que se dan en la zona: Tagorihimi-no-Kami, neblina marítima; Tagitshuhime-no-Kami, intensa y violenta marea; y Ichikishimahime-no-Kami, adoración a los dioses.

 

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