Miguel Ángel Tobías narra su particular odisea en ‘Renacer en los Andes’
Si algo caracteriza a Miguel Ángel Tobías es que es una persona polifacética: productor, presentador de televisión, director de documentales y programas y por si fuese poco, también escritor. Ha recordado sus inicios en televisión como doctor en nutrición hablando de salud. Luego daría el salto a presentador y más tarde crearía el formato Españoles en el mundo, que dirigía y presentaba. Gracias a este programa pudo viajar por todo el planeta. En uno de estos viajes, en Costa Rica, conoció a Fernando, un señor de 85 años que había salido de España hacía cincuenta años. Era director del periódico La prensa libre y había cubierto los grandes acontecimientos del siglo XX como redactor de la agencia EFE. Este señor invitó a Tobías y a todo el equipo de grabación a merendar a su casa con unos amigos. La sorpresa del director de programa fue inmensa cuando descubrió que el «grupo de amigos» de Fernando estaba integrado por el presidente de Costa Rica, algunos ministros o el presidente del Tribunal Superior de Justicia del país.
Fue entonces cuando descubrió que Fernando había introducido la informática en el mundo de la prensa en Costa Rica. Decidió llevárselo a España y lo llevó al Corral de la Pacheca, sitio al que acudía frecuentemente cuando vivía en España. Más sorprendido se quedó Tobías cuando el hijo del dueño recibió a Fernando y lo reconoció, pues se acordaba de verlo por allí cuando era pequeño.
Miguel Ángel Tobías también ha presentado su libro, Renacer en los Andes, en el que narra la odisea que vivió escalando una montaña en los Andes peruanos a 6.000 metros de altura, expedición en la que estuvo al borde de la muerte. El productor ha relatado que todo comenzó con una taquicardia muy fuerte estando en el campo base, y que se tuvo que ir de allí porque «sentía que iba a morir.» Aunque descender la montaña de noche a -20 grados es una «locura», Tobías ha afirmado que «por el instinto de supervivencia, aunque sepas que te vas a ir y vas a morir, intentas no morir en ese momento.» Finalmente consiguió sobrevivir «de manera milagrosa»sin ropa ni equipamiento adecuado. Confiesa que durante esa odisea particular vivió «un proceso interior fuerte», pues fue pidiendo cosas y se las fueron dando. «Pedí una señal dentro de mi miedo y angustia y apareció en la punta de mi nariz un hilo de humo, y seguí caminando», ha contado el autor del libro. Además, es un libro benéfico, pues Miguel Ángel Tobías no quería ganar dinero con este relato, considerando que había recibido ayuda «de arriba.»