'Una que sepamos' en el Teatro Nuevo Alcalá de Madrid

Luis Pescetti: «Mi espectáculo es como una cena familiar de Navidad pero de las que acaban bien»

Luis-Pescetti-Madrid-teatro-nuevo-alcala
El artista argentino Luis Pescetti visita España con su espectáculo 'Una que sepamos' los días 14 y 15 de abril en el Teatro Nuevo Alcalá de Madrid.
Iñigo Artola
  • Iñigo Artola
  • Portadista. Redactor de cultura, internacional, política, sociedad y lo que haga falta. Devorador insaciable de series y películas.

Luis Pescetti hace humor sobre la convivencia en familia cuando hay niños. Por supuesto que es un concierto para los más pequeños, pero también para adultos, pues los juegos, los chistes y las canciones tratan sobre el día a día de ser una familia, y de criar a niños, de negociar con la escuela, con otros padres, con actividades extra escolares, pediatras, dentistas. Pescetti y la banda presentan ‘Una que sepamos’ los próximos 14 y 15 de abril en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid. El artista argentino conversa con OKDIARIO sobre su espectáculo y sobre cómo ser padre con sentido del humor:

Pregunta: ¿De qué trata tu show ‘Una que sepamos’?

Respuesta: El espectáculo es un recital de canciones con una banda todos varones: batería, bajo, guitarra eléctrica, saxofón y clarinete. Suena my blues, muy rock y muy jazz por momentos. Los niños, cuando son pequeños, están acostumbrados a ambientes o a propuestas más maternales. ‘Una que sepamos’ tiene toda esta energía de los papás, por así decirlo. Pero en concreto, el espectáculo son canciones con humor sobre la vida cotidiana en familia: una pareja va a una clínica y, después del parto, regresa una familia. Esto cambia toda su dinámica y todas las cosas que pasan se multiplican y se trastocan. Y sobre eso hay muchas angustias, muchas ansiedades y en realidad son cosas, la mayoría, que nos pasan a todos.

Cuando te das cuenta de que no eres el único al que le pasan esas cosas pues surge la sonrisa en forma de alivio. Como el de un periodista, un músico o un papá principiante, cuando se juntan con otros y se comparten anécdotas y ven que pasaron por las misma, se ríen. Esta risa que surge es el alivio de decir: «ah bueno, no era tan grave mi error». Y las canciones del show tratan sobre eso. Son distintos momentos de la vida cotidiana de una familia como el encuentro con otro que pasó por algo similar.

P: ¿Hace falta reírse de la realidad un poco para entenderla del todo? 

R: Bueno, esa frase tiene sentido en cuanto a que tomar la realidad con demasiada gravedad no ayuda en nada.

P: ¿A quién está dirigido ‘Una que sepamos’?

R: El espectáculo está dirigido especialmente a cómo están hechas las familias: con uno de 5 años, con otro de 12; y con los padres, los tíos, los abuelos, con primos, con algunos más pequeños y otros más grandes. Para ese combinado de edades que es una familia. Es como una mesa de Navidad, pero de las que acaban bien, no de las que acaban en bronca.

P: ¿El sentido del humor es reflejo de inteligencia?

R: Había un ensayo italiano que arrancaba con una frase muy brillante que decía: «El sentido del humor depende del sentido de la oportunidad». Entonces, un buen chiste en un mal momento es un mal chiste. El sentido del humor tiene que ir acompañado del sentido de la oportunidad, y ahí sí refleja inteligencia.

P: Actualmente se habla mucho de la pérdida de autoridad de los padres, profesores y adultos en general. ¿Crees que esto es así?

R: Yo creo que hay que separar la autoridad del ser autoritario. El ser autoritario es el que dice: «Tu me tienes que respetar porque yo tengo el titulo de…» y listo. Es la autoridad de «dado que soy tu padre…», «dado que soy el comandante…», «dado que soy el presidente…». Y hay otra autoridad que va a asociada al oficio y cómo  se ejerce ese oficio. Esa autoridad es incuestionable en el sentido de que si tú llamas a un carpintero o a un cirujano, vas a esperar que sea una autoridad en su materia. Y si no, vas a ir a uno que lo sea. Si tu esposa o hijo se tienen que operar vas a ir con alguien que sea una autoridad. Yo quiero que se me respete porque tengo muy buen oficio en lo que hago, pero ademas lo puedo demostrar, no saco el título de  «dado que soy artista…».

Esta época es muy compleja con todo lo que está pasando con las redes sociales. Imagínate que los niños pueden producir contenido a edades cada vez más tempranas y sin la mediación de adultos. Es decir, un niño de 8-10 años aspira a ser un youtuber y puede llegar a serlo sin necesidad de que un adulto ni le ayude ni le dé permiso. Yo no digo que eso está bien, digo que eso es posible.

El adulto como mediador, como abrepuertas o como autoridad se va haciendo un poco más prescindible. Un niño tiene acceso a muchas opiniones sobre un tema no mediadas por un adulto. Con lo cual, la voz del adulto también se va cuestionando por así decirlo. En conclusión: yo creo que los papás/artistas/profesionales tenemos que hacer hincapié en nuestra autoridad del oficio, no en la del título. Un niño se angustia si su papá se presenta a sí mismo como alguien incompetente. Pero hay que demostrar que uno es competente, no solo con el «dado que soy tu padre…». ¿Qué quiere decir ser competente? No es solo saber hacer cosas sino estar presente, ser un papá presente. Si tú no estás todo el día ni todos los días, si caes como un dirigible a dar órdenes, es no tiene nada que ver con la autoridad real porque estás fallando en el oficio. Es un problema de mala praxis de la autoridad. Los niños dependen de esta autoridad bien entendida.

P: Tienes una larga experiencia entreteniendo a niños. ¿Se están volviendo más exigentes a la hora de entretenerlos? ¿Piden más?

R: No necesariamente piden más. Si ves los programas que hay en internet, a veces, son más bobos que no sé que. Lo que sí pasa es que hay una mayor competencia y una ‘sobreoferta’ impresionante. No necesariamente es más exigente, sino que pueden hacer zapping mas fácil a otra cosa y a otra cosa y a otra cosa. El entretenimiento es, cada vez, más pasivo. Cada vez exige menos participación, acción o habilidad.

P: En los últimos 10 años, las pantallas han irrumpido en el entretenimiento infantil de manera muy fuerte. ¿Es algo que hay que cambiar o es una tendencia natural? 

R: La pregunta que surge en torno a esto es: ¿Cuál es la alternativa? Cuando tú eras niño, la alternativa era ir a la calle a jugar. Hoy un papá no le puede decir eso a un hijo porque la calle se volvió más insegura. Entonces no es solo la pantalla y la relación que un niño determinado tiene con la pantalla sino cuáles son sus alternativas a esa pantalla. Si vives en un pueblo, en la planta baja con acceso fácil a la calle es una cosa, si tu vivienda es un dos ambientes pequeño en un multifamiliar… lo de bajar a un parque común que no es seguro es otra cosa.

Luis-pescetti-y-su-banda-teatro-nuevo-alcala-madrid
El ganador de un Grammy Luis Pescetti y su banda.

P: ¿Cuál es la historia más divertida o que más recuerdas de tu carrera profesional?

R: Pues me vienen a la cabeza dos anécdotas que ocurrieron en dos puntas de mi carrera. La primera es de cuando empecé en esto en México, que no me conocía nadie. Pasó una señora con las compras del mercado y con un perro. Se quedó a mirar mi espectáculo cargando con las dos bolsas de pie y con el perro al lado. En ese momento había unas diez personas en la sala y en el momento me sonreí con esa escena. Hoy en día, cuando me acuerdo de ese día me sonrío también.

La otra ocurrió ya cuando era más conocido. En el Auditoria Nacional de México, con 7.000 personas. Hice que la gente se pusiera a bailar y en medio de toda esa gente me fijé en una pareja que bailaba ‘pecho contra pecho’, es decir, muy en serio. Hice parar a toda la banda y al público para decirles: «¡Esperen, esperen, ahí tenemos a dos papás enamorados!». Todo el teatro comenzó a cantar lo mismo que estábamos cantando antes pero, esta vez, solo para aquella pareja. Y fue una escena hermosísima, hubo fotos, vídeos… ¡Fue increíble! Hay una tercera escena que me viene a la memoria, que incluso fue filmada por la televisión y se puede encontrar en internet. Invité a los asistentes a uno de mis shows en 2015 a que vinieran en pijama. Un total de 1.500 personas en ropa de dormir en un auditorio.

P: ¿Qué es lo más feo de ser padre? ¿Y lo más bonito?

R: Lo más feo es cuando tienes miedo de si «lo estaré haciendo bien» y todas esas dudas. O cuando al niño lo lastima algo que estuvo fuera de tu alcance y no estuviste ahí para defenderlo. Lo más bonito es difícil resumirlo en una palabra pero podría definirlo como la vida: verlos independientes y felices.

Lo último en Cultura

Últimas noticias