Exposiciones en Madrid

Largas colas a las puertas de la Marlborough de Madrid para disfrutar de Francis Bacon y Lucian Freud

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María Villardón

La lluvia y el frío de Madrid no han sido un obstáculo para que la gente se haya echado a las calles. Nada de eso. Se ven pieles, gorros de lana, gabardinas y abrigos más de nieve que de urbe, grandes bufandas, calzado resistente y paraguas. Máxima preparación para que los planes de día, que son los más convenientes debido al aumento de los casos de COVID-19, sean enriquecedores y divertidos. Recuerde: a las 22 horas debemos estar en casa. 

El centro de la capital tenía trasiego (mucho), sentimos que en unas horas apagarán la ciudad y sentimos, casi de inmediato, esa sed que, a menudo, suelen sentir los más disfrutones. De repente, no nos enfada caminar bajo la lluvia, ni sentir el frío helador en la cara, ni siquiera nos importa hacer colas a cinco grados para entrar a ver una película, escuchar una conferencia o contemplar una exposición de arte. Es más, lo hacemos encantados porque, durante esos minutos de espera muchas personas aprovechan para hablarse más de lo que lo hacían antes.

‘Francis Bacon & Lucian Freud. La condición humana’

Francis Bacon, Studies of the Human Body 1979 (Central panel) · 1980, litografía offset, ed. de 250.

La condición humana, ya ven, es sorprendente, a veces incomprensible y en ocasiones inclasificable. Sobre ella, sobre la existencia humana, versa la nueva y exitosa exposición ‘Francis Bacon & Lucian Freud. La condición humana’ que acaba de inaugurarse en la Galería Marlborough de Madrid, una sala que ha tenido a decenas de personas haciendo cola a lo largo de la calle Orfila para ver la obra del irlandés y el alemán ignorando por completo el frío madrileño.

Belén Herrera Ottino, directora de la Galería Marlborough de Madrid y comisaria de la muestra, asegura que, efectivamente, ha sido un sábado con más visitas de las habituales, de hecho, hasta alrededor de las tres de la tarde por la sala habían pasado ya más de 100-150 personas en un goteo constante de entradas y salidas muy ordenadas.

«Estamos encantados con la respuesta de la gente, ha superado nuestras expectativas tras una inauguración, además, muy poco convencional por las restricciones. Estamos haciendo que sea una visita tranquila y segura para todos, por eso este requisito de que la gente haga cola fuera y disfruten con todas las garantías dentro. Dos grandes maestros en Madrid, desde luego, y es maravilloso que esté teniendo esta gran acogida».

Explica, además, que en las inauguraciones se han dejado de dar los famosos ágapes para que todo sea lo más seguro posible mientras estemos en plena pandemia. «Lo bueno es que la inauguración no se limita a dos horas como hacíamos antes, sino que se hace durante todo el día. Es muy agradable y grato para todos, se disfruta mucho más», añade.

«La respuesta de la gente ha superado nuestras expectativas»

Francis Bacon, Three Studies for a Portrait of John Edwards (R.P) · 1984, litografía, ed. de 150.

«Nos está pasando una cosa, la gente está muy agradecida de que hayamos montado esta exposición en estos momentos, aunque con el temporal tuvimos que posponer la inauguración. Pero sí, los planes culturales se agradecen mucho y, además, que sean tan atractivos. Nos encanta que la gente venga a disfrutar de Bacon y Freud», añade.

La muestra, concretamente, reúne alrededor de 20 grabados de Lucien Freud y Francis Bacon entre los que cabe destacar el gran tríptico ‘Second Version of Triptych 1944’ de Bacon, una de las obras del año 89 en gran formato que domina el centro de la sala.

«En las tres litografías de esta crucifixión y como reconocía el propio Bacon entrevistado por David Sylvester, se encuentran las pinturas de Picasso realizadas al final de los años 20, esas formas orgánicas que sugieren a la vez imágenes humanas pero en absoluta distorsión», explica Herrera Ottino.

Francis Bacon, 2nd Version of Triptych 1944 (Large version) · 1989, litografía sobre papel arches, 178.5 x 119.5 cm (c/u)
Francis Bacon, 2nd Version of Triptych 1944 (Large version) · 1989, litografía sobre papel arches.

En los aguafuertes de Freud seleccionados para la muestra todos ellos fechados entre 2004-2007, se observa su característica tensión emocional.  Se pueden contemplar, además, algunos de los temas habituales también en sus lienzos: desnudos (Before the Fourth, 2004), retratos inquietantes de amigos y familiares (Portrait Head, 2005, New Yorker, 2006, The Painter’s Doctor, 2005 y Donegal Man, 2007) y escenas de soledad (Girl with Fuzzy Hair, 2004).

Lucian Freud, Before the fourth · 2004, grabado sobre papel Somerset, plancha y papel.

«El pintor alemán señala que el grabado es para él un formato íntimo y autobiográfico, que le permite reflejar lo que siente y sus vivencias y en el que logra una síntesis prodigiosa, todos los elementos innecesarios son eliminados de la escena para conseguir una hipnótica atracción por lo esencial; tal vez sea este el motivo por el que ha logrado alcanzar ese grado de intensidad psicológica que rodea a sus personajes», destaca la directora a lo largo de la visita por las salas de la galería.

¿Qué une a los dos artistas aparte de su amistad y admiración en vida?

Francis Bacon, Detalle de Triptych 1971 (left panel) · 1975, litografía offset, ed. de 200.

¿Qué une a los dos artistas aparte de su amistad y admiración en vida? ¿Por qué ambos han sido elegidos por la prestigiosa galería para unirlos en sus salas? ¿Por qué deben dialogar a través de las imágenes? Bacon y Freud eran dos artistas que, aunque eran distintos en muchos aspectos, como por ejemplo estar más o menos cerca de los modelos.

Así lo recuerda, por ejemplo, Sebastian Smee en su libro ‘El arte de la rivalidad’ (Taurus), «Bacon se servía de múltiples fotografías para sus retratos y necesitaba esa lejanía que se establecía con el personaje, mientras a Freud le sucede lo contrario, precisa de una presencia del modelo durante una serie continuada de sesiones».

Más allá de esta observación, Herrera Ottino destaca también que a los dos les une «la ausencia de humor y su exploración e introspección en la soledad del ser humano, su aislamiento. El dolor inevitable de la soledad y el reconocimiento de que la existencia es algo temporal y que como dijo Mallarmé “la carne es triste y, ay, he leído todos los libros”».

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