La izquierda usa el timo de los Países Catalanes para freír a impuestos al turismo
La izquierda usa el timo de los Países Catalanes para freír a impuestos al turismo. La tasa sólo existe en en dos autonomías en España: la Balear y la catalana, que con la valenciana forman esos imaginarios países catalanes.
Del conjunto de las autonomías que conforman el Estado español sólo dos han implantado la tasa turística: la catalana y la balear. Y sólo una tercera está ultimando su implantación: la Comunidad Valenciana. Las tres autonomías juntas componen esos imaginarios países catalanes con los que sueñan los independentistas. La confluencia de la Comunidad Valenciana con esos supuestos e imaginarios Países Catalanes que jalean los independentistas crece a pasos agigantados.
La izquierda valenciana busca una confluencia lingüística y territorial con Baleares y Cataluña. Pero a ambas se ha sumado ahora una tercera vía, que también es del agrado de la izquierda valenciana: la de freír a impuestos al turismo a través de una tasa turística, un impuesto valenciano sobre estancias turísticas que ya han implantado en Cataluña y Baleares y que en la Comunidad Valenciana está a punto de implantarse. Con ese impuesto, los imaginarios países catalanes justifican cobrar por elegir visitar una de las tres comunidades y pernoctar.
Para ello, avanzan a pasos agigantados la formación de la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana Mónica Oltra (Compromís) y Podemos con la complicidad de los socialistas valencianos. Quieren que la tasa quede fijada y publicada antes de que termine el año por si los presagios de adelanto electoral en la Comunidad Valenciana se convierten en realidad y la tasa sufre un nuevo parón.
La tasa turística gravará entonces a los visitantes turísticos de los que la izquierda y los independentistas denominan los Países Catalanes. Es decir, que por el mero hecho elegir como destino una de las tres autonomías, los visitantes se verán fritos a impuestos. En este caso, sobre las pernoctaciones en establecimientos turísticos reglados. Pero también será una tasa que penalizará a los propios valencianos en el caso de que por uno u otro motivo se desplacen para pernoctar de una localidad valenciana a otra.
En el caso valenciano, el impuesto se moverá entre los 0,50 euros y los 2 euros por persona, en función del tipo de alojamiento elegido. En Baleares, esa tasa es más alta, y se mueve entre los 1 y los 4 euros. Finalmente, en Cataluña se mueve entre los 0,45 y los 3’5 euros. Es decir que un turista que elija pernoctar en una de las tres autonomías que componen esos imaginarios Países Catalanes pagará entre 0,45 y 4 euros por noche.
El sector turístico valenciano ya ha visto el problema de que se fría a impuestos a los visitantes. Y teme que esos visitantes futuros entiendan que su elección de destino no merece un castigo, sino un premio, ya que además de pagar el alojamiento, incrementarán el movimiento económico de restaurantes, comercios y otros servicios locales, con lo que contribuyen durante su estancia al desarrollo de la economía local y al mantenimiento de los puestos de trabajo. También, teme que como consecuencia de todo ello, los visitantes elijan otros destinos para evitar una sangría adicional para sus carteras: la que desde los países catalanes se les quiere hacer pagar.