La casa de Chiva que resiste a 300 años de guerras y riadas: «La estructura sigue intacta gracias a Dios»
La casa ha soportado una invasión napoleónica, una guerra de independencia, varias guerras carlistas y la guerra civil de 1936
La devastación provocada por la DANA en la Comunidad Valenciana no ha desalentado a los vecinos de Chiva que continúan limpiando los estragos que ha causado el desbordamiento del barranco a la altura de la calle Buñol. Éste es el caso de María Jesús, una septuagenaria, que, calzada con unas botas de agua, trata de organizar los pocos enseres que le quedan en la casa de su familia, una finca que cuenta con más de 300 años de antigüedad. Esta mujer afirma orgullosa que su casa ha aguantado la riada gracias a una buena construcción, aunque lamenta la pérdida de los bienes muebles. «La estructura sigue intacta, gracias a Dios», dice.
La casona tiene los techos altos y un aspecto señorial, algo que continúa conservando a pesar de contar con cientos de años y de haber aguantado, al menos, dos DANAS: una en el año 1982 y otra el pasado mes de octubre. La antigüedad de esta vivienda es tal que ha visto pasar la invasión napoleónica, una guerra de independencia, varias guerras carlistas y la guerra civil de 1936.
El hall de entrada, ahora diáfano, conserva un vestigio de la casa original que se ha mantenido intacto todo este tiempo: un cuadro de la Virgen del Pilar. Este hecho casi milagroso es destacado por la propietaria que muestra con orgullo la imagen religiosa. «La Guardia Civil a veces ha venido a verla porque es su patrona», asegura la propietaria de esta casa de Chiva que ha desafiado a la DANA.
Ahora bien, al igual que miles de damnificados, María Jesús ha perdido multitud de bienes muebles pertenecientes a varias generaciones de su familia. Objetos, asegura, que tenían un gran valor económico y sentimental. «Tenía cómodas de hace más de un siglo», lamenta. La damnificada explica que su familia se dedicó siempre a la agricultura y que por la puerta grande de la casa entraba su padre a veces a caballo. «Por la entrada de la casa pasaba la antigua carretera que te llevaba a Madrid», dice señalando la estrecha calle Buñol, convertida ahora en un barrizal.
Esta pequeña vía chivana impacta por su peligrosa situación. De apenas 3 metros de ancho, a uno de sus lados cae el barranco del municipio, convirtiendo a las viviendas que se sitúan en sus límites en edificios susceptibles de ser arrasados por las riadas. La localización de Chiva tampoco ayuda a evitar las posibles crecidas que pueda sufrir este gran cauce que se desbordó el pasado 29 de octubre por efecto de la DANA. El municipio, perteneciente a la comarca de Hoya de Buñol, se alza a espaldas de la Sierra Perenchiza y tiene una geografía en cuesta, accidentada y repleta de barrancos. Sin embargo, este hecho no asusta a vecinos como María Jesús, quien destaca la belleza natural del lugar, aunque reconoce que es necesario limpiar el barranco para evitar catástrofes.
Otros critican el aislamiento de Chiva y resignados observan el paisaje postapocalíptico que ha dejado el agua. «Después de esto he decidido cerrar el negocio. La DANA ha sido la guinda y además la gente ahora compra en las grandes superficies», lamenta una mujer dueña de una zapatería local que se inundó con la riada.
Esta empresaria denuncia que también ha habido saqueos en este tranquilo pueblo. Los dueños de un bazar de alimentación sufrieron robos en su negocio poco después de la catástrofe natural. «Entraron a robar en una oficina de empleo y en el bazar chino. En la oficina se llevaron hasta impresoras», dice.
Ahora el mayor reto al que se enfrenta el municipio es reconstruirse tras la destrucción natural, pero si quiere pervivir en el futuro deberá encontrar solución a un problema capital: recomponer su estructura empresarial y social.
Temas:
- Comunidad Valenciana
- DANA