¿Podremos algún día vivir bajo el agua? Ciencia de hábitats subacuáticos y supervivencia

Las ciudades sumergidas no son una novedad en la historia de la humanidad, ya que existen varias de ellas, mitológicas y legendarias, como la Atlántida, o reales, como Pavlopetri (en un extremo de Grecia), que terminaron bajo el mar a causa de grandes catástrofes naturales. Lo que sí es algo más reciente, producto sobre todo de la ciencia ficción, es la posibilidad de ciudades sumergidas habitadas por seres humanos.

Porque ruinas humanas sumergidas, cubiertas por corales y algas, y habitadas por peces y moluscos hay muchas, pero hasta ahora ninguna habitada por seres humanos, aunque la idea de su existencia o posibilidad ha estado presente en nuestra imaginación desde hace varios siglos.

De la mitología a la ciencia ficción

Diferentes culturas y civilizaciones hablan de reinos y seres de apariencia humana que vivían bajo el mar, siendo posiblemente el más famoso en Occidente el mito griego de Poseidón y su corte.

En el siglo XX, el cómic y la narrativa de anticipación retomaron la idea de las ciudades submarinas, de donde provendría el famoso Aquamán.

Pero ya en la década de los 70 del siglo XX, en parte gracias al interés despertado por documentalistas e investigadores marinos como Jacques Cousteau, se comenzó a retomar la idea de construir ciudades submarinas.

¿Por qué hacer ciudades bajo el agua?

La respuesta a esta pregunta es bastante sencilla: por razones de espacio, y de sobrepoblación: nos acercamos a los 10.000 millones de habitantes y las zonas urbanas están ocupando cada vez más suelo que debería estar destinado a la producción de alimentos.

Al mismo tiempo, existe una gran superficie del planeta donde podríamos construir nuevas ciudades, pero donde existe una pequeña dificultad: está cubierta por una gran masa de agua salada.

Vivimos en un planeta de agua, aunque lo llamemos Tierra: el 71% de la superficie terrestre está cubierto por los océanos, por lo que su eventual ocupación, gracias a ciudades sumergidas, podría ser el equivalente de un segundo renacimiento para la humanidad.

Para lograr este objetivo hay que desarrollar tecnologías y ampliar nuestro conocimiento de los océanos, pues conocemos mejor la superficie de la Luna y de Marte que el 80% del lecho oceánico.

Proyectos de espacios habitables para vivir bajo el agua

Existen varios proyectos para desarrollar centros experimentales y ciudades submarinas, que todavía no van más allá de maquetas y cálculos, pero hay uno que podría hacerse realidad entre 2026 y 2027: uno que lleva adelante la empresa británica DEEP.

El objetivo de DEEP es desarrollar tecnologías que permitan el establecimiento de bases submarinas, cuyo objetivo inicial sería mejorar nuestro conocimiento de lo que sucede bajo el agua, y de cómo podemos perfeccionar nuestra estancia en las profundidades.

Según Dean Wolpert, presidente de esta compañía británica, la idea es crear un impacto en la investigación marina similar al que ha producido Space X en la investigación espacial.

Construcción de una base

Y el primer paso importante en esa dirección será la construcción e instalación bajo el agua de “Vanguard”.

“Vanguard” es una estructura hecha con tecnología 3D cuyo material principal será alambre, y que se instalará a unos 100 metros de profundidad. Esta base tendrá 12 metros de largo por 7,5 metros de ancho.

Esta base servirá para probar los diferentes equipos, y una vez que demuestre su viabilidad, el siguiente paso será el establecimiento de una nueva base a 200 metros de profundidad, “Sentinel”, en la que podrán convivir hasta 6 investigadores por períodos de 28 días.

La experiencia de DEEP podría ser un avance concreto en dirección a la construcción de futuras ciudades subacuáticas, como una solución alternativa a los problemas de espacio que está creando la explosión demográfica.

Datos humanos a considerar

Presión

Imagina la fuerza del océano empujando desde todos los lados. A unos cientos de metros de profundidad, esa presión se vuelve brutal, y cualquier estructura debe ser capaz de resistirla sin deformarse. Por eso, los diseños que se proponen suelen ser esféricos o cilíndricos, hechos de materiales avanzados o incluso semienterrados en el lecho marino para distribuir mejor la carga. El desafío no es solo construir algo que no colapse, sino hacerlo viable para una comunidad humana que necesite espacio, seguridad y confort.

Respiración y la atmósfera interna

Un hábitat submarino verdaderamente sostenible debería funcionar como un pequeño ecosistema. No basta con llevar tanques de aire: habría que reciclar el oxígeno, eliminar el CO₂ y mantener la temperatura controlada durante largos periodos. Algunos científicos imaginan sistemas biológicos, como cultivos de algas que limpien el aire, mientras que otros apuestan por soluciones químicas similares a las usadas en estaciones espaciales. Lo delicado es que cualquier fallo tendría consecuencias inmediatas.

Alimentación

Vivir bajo el agua también significa replantear cómo obtener alimentos. La acuapónica y la hidroponía aparecen como soluciones realistas, capaces de producir vegetales dentro del hábitat. El entorno marino también permitiría recolectar ciertos recursos, siempre de manera regulada para evitar dañar ecosistemas ya de por sí frágiles. La autosuficiencia sería clave para que un asentamiento no dependiera por completo de la superficie.

Salud humana

Pasar mucho tiempo en un entorno presurizado no es trivial. El cuerpo podría experimentar efectos como narcosis, problemas musculares por la falta de espacio o incluso daños por exposición prolongada al oxígeno a alta presión. Protocolos médicos, ejercicio regular y zonas de descompresión serían imprescindibles.

¿Podremos vivir bajo el agua? Hoy, no. Pero pequeños asentamientos semipermanentes, dedicados a investigación o exploración, sí parecen un paso razonable hacia ese futuro posible.

Lecturas recomendadas

Ficción o realidad, vivir bajo el mar

Hábitat submarino