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La NASA no da crédito: descubren un ‘objeto en movimiento’ en Marte que lo puede cambiar todo

Marte
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Observar Marte desde la Tierra siempre ha sido una mezcla de anhelo científico y fascinación colectiva. Sin embargo, ver con detalle lo que ocurre sobre su superficie desde el espacio ha sido una proeza reservada a unas pocas misiones orbitales. En un reciente hito sin precedentes, la NASA ha conseguido capturar una imagen impactante: uno de sus rovers, el Curiosity, desplazándose por el terreno marciano. Esta fotografía, tomada por el Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) el pasado 28 de febrero, representa no sólo una conquista tecnológica, sino también una ventana directa al trabajo incansable de un explorador robótico que lleva más de una década recorriendo el planeta rojo.

La instantánea muestra al rover como un pequeño punto oscuro sobre la árida superficie y revela con claridad la huella de su trayecto: un trazo grisáceo que serpentea durante más de 300 metros. Esta línea es el resultado de varios días de avance constante y meticuloso en la región del cráter Gale, donde Curiosity ha estado llevando a cabo investigaciones geológicas de gran valor científico.

Una hazaña visual desde la órbita de Marte

Por primera vez, un orbitador ha conseguido retratar a un vehículo de exploración marciano mientras se encuentra en movimiento. Aunque en otras ocasiones se han tomado fotos de los rovers en Marte, ésta parece ser la primera donde se documenta claramente su desplazamiento durante un intervalo temporal concreto, revelado por la estela que deja a su paso.

El MRO, equipado con una potente cámara de alta resolución llamada HiRISE, ha seguido el progreso del Curiosity durante varios días. Entre el 2 y el 28 de febrero, el vehículo recorrió aproximadamente 320 metros, lo que en la escala humana parecería un paseo breve, pero que para un rover representa una secuencia cuidadosamente planificada de desplazamientos lentos, análisis científicos y maniobras para evitar obstáculos.

A diferencia de un ser humano que podría cubrir esa distancia en cuestión de minutos, el Curiosity se desplaza a una velocidad muy limitada. Su capacidad máxima de movimiento es de unos 160 metros por hora, aunque en la práctica avanza mucho más lentamente debido a la complejidad del terreno y la necesidad de preservar su sistema de energía y componentes mecánicos. Alimentado por un generador termoeléctrico de radioisótopos que le proporciona 110 vatios de potencia, su autonomía está sujeta tanto al consumo energético como a las exigencias de sus múltiples sensores científicos.

Este ritmo no es un defecto, sino una característica esencial de su misión. Permite al Curiosity realizar análisis minuciosos del suelo, evaluar la composición de las rocas y planificar sus trayectorias de forma segura. Cada parada del rover se convierte en una oportunidad para observar y registrar datos que podrían arrojar luz sobre la historia geológica y climática de Marte.

Explorando el cráter Gale

Desde su aterrizaje en Marte en agosto de 2012, el Curiosity ha recorrido poco más de 34 kilómetros, una distancia modesta en términos terrestres, pero inmensamente valiosa en el contexto marciano. Su recorrido actual lo ha llevado a través de una región conocida como Gediz Vallis Channel, una formación geológica que los científicos creen que pudo haberse originado por el flujo de grandes cantidades de agua en el pasado remoto del planeta.

El hallazgo de azufre puro en esta zona ha despertado gran interés entre los investigadores. Este tipo de depósitos plantea preguntas sobre los procesos químicos que se desarrollaron en el subsuelo marciano y sugiere que en algún momento existieron condiciones más húmedas y tal vez más cálidas, propicias para reacciones geoquímicas complejas. La existencia de agua líquida, aunque antigua, refuerza la hipótesis de que Marte pudo haber sido habitable en algún momento de su historia.

En su trayectoria hacia el monte Sharp, una imponente elevación que domina el paisaje marciano, el Curiosity se prepara ahora para investigar una estructura particularmente intrigante llamada «boxwork». Esta formación, que también existe en nuestro planeta, tiene un aspecto de enrejado o celosía y suele formarse cuando los minerales precipitan en las grietas de la roca, permaneciendo después de que el material más blando ha sido erosionado.

El hecho de que una estructura como esta exista en Marte sugiere que, en algún momento, pudo haber circulado agua rica en minerales por la corteza marciana. Los científicos esperan que el análisis de esta zona aporte pistas sobre el clima primitivo del planeta y sobre la posible presencia de microambientes favorables a la vida, aunque fuera microscópica. Estas estructuras son consideradas «fósiles de procesos líquidos» y, si se confirma su origen hídrico, podrían convertirse en pruebas más del pasado acuoso del planeta rojo.

El legado del Curiosity va más allá de sus descubrimientos: representa la constancia del ingenio humano en territorios inexplorados. Sus avances científicos siguen abriendo puertas al conocimiento del Marte antiguo y trazan rutas para futuras misiones.

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