Bombazo en la geología: un rarísimo mineral podría revelarnos si hay un océano gigante en el núcleo terrestre
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Oro, diamantes, rubíes… Son minerales que han marcado civilizaciones y que influyen en la economía, la tecnología y hasta en la cultura. Pero hay uno del que casi nadie habla y que, sin embargo, podría ser clave para entender lo que ocurre bajo nuestros pies: el olivino.
De color verde, parecido al de las aceitunas, este silicato de hierro y magnesio abunda en rocas volcánicas como los basaltos. Y ahora, gracias a un descubrimiento reciente, sabemos que podría tener un papel fundamental en el transporte de agua hacia las profundidades del planeta.
Este es el mineral que podría conectar la superficie con un océano escondido
Un grupo de investigadores de la Universidad de Potsdam y del Centro Helmholtz de Geociencias ha conseguido demostrar que el olivino podría ser uno de los responsables de transportar agua a más de 600 kilómetros de profundidad. La clave está en una propiedad que hasta ahora no se había medido con precisión: su capacidad para transmitir calor mediante radiación en condiciones extremas.
Este dato cambia muchas cosas. Porque sólo las placas oceánicas muy antiguas (con más de 60 millones de años) y que se hunden rápidamente en el interior de la Tierra logran mantenerse lo bastante frías como para transportar agua hasta una zona muy profunda del planeta, conocida como la Zona de Transición del Manto (entre los 410 y los 660 kilómetros de profundidad).
Esa región, situada entre los 410 y los 660 kilómetros de profundidad, podría contener una cantidad de agua mayor que todos los océanos juntos.
No son ríos subterráneos ni bolsas líquidas como las que aparecen en películas de ciencia ficción. Es agua atrapada en minerales. Y el olivino, por su composición y estructura, permite que estos minerales sobrevivan al viaje si la temperatura no sube demasiado rápido.
¿Cómo es el mineral que puede mover agua a más de 600 km bajo tierra?
Químicamente, el olivino es una mezcla variable de hierro y magnesio. Su fórmula, (Mg,Fe)₂SiO₄, es habitual en el manto terrestre y en la corteza oceánica. Representa hasta el 60 % del manto superior. Y aunque suele aparecer en forma de cristales verdes discretos, ahora sabemos que su papel es enorme.
Según los nuevos experimentos, su capacidad para dejar pasar la radiación infrarroja facilita la conducción del calor en el interior de la Tierra. Esa conducción afecta directamente a la velocidad a la que se calientan las placas que subducen.
Los investigadores han comprobado que el 40 % del calor que se transmite en zonas ricas en olivino se debe a la radiación térmica. Y eso, al parecer, no se tenía en cuenta en muchos de los modelos actuales sobre dinámica de placas y ciclo del agua profundo.
De Canarias a Hawái: dónde se encuentra el olivino
En la superficie, el olivino es más común de lo que parece. Se encuentra en zonas volcánicas de todo el mundo: Islas Canarias, Hawái, Pakistán, Egipto, Brasil… Incluso en playas de arena verde, como la famosa Papakōlea en Hawái. En Lanzarote o Fuerteventura, se le conoce como el «oro verde», aunque su extracción está prohibida por considerarse patrimonio geológico.
Ahora, ese mismo mineral que algunos convierten en joyas podría ser también la llave para entender si la Tierra esconde un océano invisible bajo nuestros pies.