La Generalitat borra los imponentes murales sobre la historia de España del Salón Sant Jordi
Torra ordenó su eliminación en 2019 y ha costado 2,3 millones de euros su retirada
Eran 860 metros cuadrados de pinturas
La Generalitat de Cataluña ha retirado los imponentes murales sobre la historia de España que se exhibía dentro de la sede del Ejecutivo Catalán. Estas pinturas se han eliminando del Salón Sant Jordi. El que fuera presidente de la Generalitat en 2019, Quim Torra, ordenó retirar estos murales y las labores de eliminación no comenzaron hasta mayo de 2023, con Pere Aragonés al frente del Ejecutivo catalán. 16 meses después y tras haber destinado 2,3 millones de euros, el Gobierno regional ha podido finalizar la «retirada de las pinturas y la posterior adecuación provisional de sus paramentos y techos». Aragonés alegó que eran pinturas «españolistas y anacrónicas».
El presidente en funciones del Ejecutivo catalán ha inaugurado esta semana este salón ya sin las pinturas, alegando también que estos murales se realizaron en la sede de la Generalitat durante la dictadura de Primo de Rivera, entre 1926 y 1927. Pere Aragonés defendió este cambio como «un acto de justicia y de dignidad». «Gracias por devolver la luz», esgrimió el todavía jefe del Govern durante un acto institucional al que también acudieron el presidente del Parlament, Josep Rull, los ex presidentes de la Generalitat Jordi Pujol y Quim Torra, y otros consejeros de la Generalitat, entre otras personalidades.
Estos murales que se exhibían en la sede de la Generalitat eran un total de 24 pinturas de gran formado ubicadas en las paredes laterales y 45 obras de formato interior ubicadas en los arcos del techo, lo que suponían un toal de 860 metros cuadrados de pintura. Las pinturas fueron realizadas en su momento encima de los murales que Prat de la Riba encargó a Joquín Torres García. En el informe elaborado por el Govern de Aragonés el año pasado se recogía lo siguiente para justificar la eliminación de estos pinturas: «El Departamento de la Presidencia ha iniciado un proyecto para retirar esta decoración pictórica de los años 1926 y 1927 así como el resto de elementos que desvirtúan la arquitectura renacentista original y que complementan esta decoración pictórica».
«Valores guerreros»
La decisión de retirar estos murales de la Generalitat se tomó en una comisión presidida en 2019 por el entonces presidente del Ejecutivo catalán, Quim Torra, que alegó cuestiones estéticas e ideológicas para tomar esta decisión. «Se exaltan valores guerreros, el orden estamental opuesto al parlamentarismo, la monarquía perenne y sagrada, el estado basado en el catolicismo como ordenador social, la lucha contra el Islam, así como un patriotismo bélico e imperial», señaló la comisión.
El proyecto de limpieza de la Generalitat se ha basado en recuperar, hasta donde ha sido posible, la arquitectura de Pere Blai y su estado renacentista original, tanto en la forma como en los materiales, por lo que una vez retiradas las pinturas de 1926 y 1927 se han priorizado las labores de limpieza, consolidación y recuperación del estuco original renacentista y la restauración de la policromía renacentista.
En los paramentos, donde había habido pinturas murales de Joaquim Torres García que fueron arrancadas en 1966, se han encontrado las incisiones con restos de pintura que hizo el artista en la capa de preparación del fresco, que corresponden al trazado de los dibujos para situar la composición de las escenas.
En la zona delantera del Salón Sant Jordi se pueden ver ahora cuatro ventanas visibles desde la fachada principal que habían sido tapiadas justo antes de colocar las telas en 1926 y 1927, se ha retirado la lámpara central para permitir entrada de luz natural, y se ha recuperado la decoración al fresco de Torres García en la bóveda de medio punto a los pies del espacio, que había quedado tapada.
«Desprenderse de la oscuridad»
Durante su discurso de inauguración tras la retirada de las pinturas, Pere Aragonés defendió que «la luz es el mejor símbolo» del salón y que había que recuperar «su vigor y energía recuperando la luz natural». «Había que desprenderse de la oscuridad impuesta, de una imaginería impuesta por la dictadura de Primo de Rivera, que imponía un relato que alentaba el imperialismo y el colonialismo», destacó.
El presidente en funciones de la Generalitat esgrimió que este salón de la sede del Govern es «el lugar es expresión del arte renacentista», así como el «símbolo de la continuidad y permanencia» de la institución. «Era necesario dignificarlo y reconciliarlo con el pasado», alegó.
Aragonés abogó también por «continuar preservando un Govern para toda la nación», al tiempo que señaló que con el renacimiento del Salón de Sant Jordi se recupera «un símbolo que debe inspirar para el futuro».